¿Qué fue de las ocho damas de honor de la reina Sofía?

En mayo de 1962, ocho jóvenes princesas hicieron de dama de honor de doña Sofía en su boda con don Juan Carlos.

De izquierda a derecha: Alejandra de Kent, Tatiana Radziwill, Benedicta de Dinamarca, Irene de Grecia, doña Sofía, don Juan Carlos, Ana María de Dinamarca, Ana de Orleans, Irene de Holanda y la infanta Pilar

Cordon Press

El lunes 14 de mayo de 1962, ocho princesas acompañaron a doña Sofía en su camino al altar para casarse con don Juan Carlos. Vestidas por Jean Desses al igual que la novia, las jóvenes Irene de Grecia, Irene de Holanda, Alejandra de Kent, Benedicta y Ana María de Dinamarca, Ana de Orleans, la infanta Pilar, y Tatiana Radziwill fueron quienes sujetaron el velo de Gante que prendía de la tiara Prusiana de doña Sofía en un día que la mayoría todavía puede recordar, pues a excepción de la infanta Pilar, las otras siete damas de honor de la reina emérita siguen vivas.

La más cercana entonces y ahora a doña Sofía es su hermana, Irene de Grecia. La princesa acababa de cumplir 20 años cuando se celebró la boda y, al contrario que el resto de damas de honor, jamás se casó. En los años ochenta, se mudó a un apartamento del palacio de La Zarzuela y desde entonces su vida ha transcurrido en paralelo a la de la reina Sofía, con quien comparte pasiones como la música clásica, la arqueología, el ecologismo o incluso los fenómenos paranormales. Apodada “Tía Pecu” por don Felipe y las infantas Elena y Cristina, hoy Irene suele acompañar a la reina emérita a algunos de sus actos institucionales y se ha convertido en su mejor apoyo tras la marcha de don Juan Carlos a Emiratos Árabes Unidos.

La princesa Irene de Grecia en una fiesta en Madrid en julio de 2014.

Lo mismo puede decirse de Tatiana Radziwill, a quien este verano veíamos disfrutar del verano en Palma con la reina Sofía y la princesa Irene. Princesa de nacimiento al igual que éstas, Tatiana es bisnieta del rey Jorge I de Grecia, bisabuelo a su vez de doña Sofía, aunque más que este parentesco lo que las une es la gran amistad que empezaron a cultivar desde que eran pequeñas en Sudáfrica, país al que huyó la familia real griega durante la Segunda Guerra Mundial. Casada con el doctor francés Jean Henri Fruchard, la princesa Tatiana ha vivido la mayor parte de su vida en París, pero nunca ha perdido el contacto con la reina Sofía. “Tatiana y yo hemos sido siempre muy amigas. Íntimas. Antes de casarnos, después de casarnos... Ella fue dama de honor en mi boda y aunque ahora vive en París, nos vemos muy a menudo y todos los veranos vienen a Marivent", le confesó la propia doña Sofía a Pilar Urbano en el libro La Reina.

Doña Sofía con su amiga Tatiana Radziwill

Gtres Online

La infanta Pilar no necesita presentación. Fallecida el pasado 8 de enero, fue la más mediática de las tías de Felipe VI. La duquesa de Badajoz cumplió hasta el último momento con su papel de presidenta de honor del rastrillo de Nuevo Futuro, una cita para la que intentaba sacar partido de su relación con su cuñada. “No la atosiguéis, que es muy gastona y nos conviene que gaste mucho”, les pidió la infanta Pilar a los periodistas en una presentación del rastrillo en noviembre del año pasado, su última aparición pública. En 1967, la hermana mayor de Juan Carlos se casó en Lisboa con Luis Gómez-Acebo, vizconde de la Torre, fallecido en 1991. El matrimonio tuvo cinco hijos: Simoneta, Juan, Bruno, Luis y Fernando Gómez-Acebo, todos padres a su vez.

La infanta Pilar con Beltrán Gómez Acebo en su boda con Laura Ponte, 2004.

Gtres

Ana María de Dinamarca, hermana de la actual monarca danesa Margarita II, fue otra de las damas de honor de doña Sofía. La princesa es tataranieta del rey Cristián IX de Dinamarca, tatarabuelo a su vez de la reina Sofía a través de su padre, y por tanto prima tercera de la emérita. Solo dos años después de la boda, sin embargo, la novia y su dama de honor estrecharon ese parentesco lejano. Las dos princesas se convirtieron en cuñadas a raíz de la boda de Ana María de Dinamarca con el entonces príncipe heredero Constantino, quien también desempeñó un papel destacado en la boda de de su hermana sujetando sobre las cabezas de los novios una de las coronas de la ceremonia ortodoxa. En 1964, Constantino subió al trono heleno y Ana María se convirtió al igual que doña Sofía en reina consorte, pero solo tres años más tarde los reyes tuvieron que exiliarse del país. El matrimonio recaló entonces en Londres, donde se criarían sus cinco hijos: los príncipes Pablo, Nicolás, Felipe, Alexia y Teodora. Desde 2013, no obstante, los antiguos reyes viven en Porto Jeli, Grecia, lo que ha brindado a doña Sofía la excusa perfecta para regresar a su país natal.

© Cordon Press

Benedicta de Dinamarca, hermana de Ana María, también fue dama de honor de doña Sofía. La hoy concuñada de la reina se casó en 1968 con el príncipe alemán Ricardo Casimiro, por entonces heredero de la casa de Sayn-Wittgenstein-Berleburg, y se estableció con su marido en Alemania, país en el que el matrimonio crio a sus tres hijos. En 2017, Benedicta de Dinamarca se quedó viuda y regresó a su país, donde hoy desempeña funciones representativas como miembro oficial de la casa real danesa. La hermana de la reina Margarita II es una princesa de la vieja escuela y suele mostrarse crítica con los miembros más jóvenes de la realeza. “Puede que suene anticuada, pero no creo que nuestro papel sea comportarnos como los actores de cine”, dijo el año pasado al criticar los gastos en ropa de las princesas modernas.

La princesa Benedicta de Dinamarca en 2008

Getty

La Casa de Windsor, por su parte, jugó un papel en la boda de doña Sofía y don Juan Carlos por medio de la princesa Alejandra de Kent, prima segunda de la emérita como bisnieta del rey Jorge I de Grecia. Nacida del matrimonio del duque de Kent y la princesa Marina de Grecia, 15 años antes la princesa ya había sido dama de honor de su prima carnal, la reina Isabel II, en la abadía de Westminster, escenario de su propia boda en 1963 con Angus Ogilvy, hijo de un conde británico. Para entonces, la princesa Alejandra era uno de los miembros más activos y populares de la familia real británica, como demuestra el hecho de que más de 200 millones de espectadores en todo el mundo siguieran su boda. A sus 83 años, hoy la princesa Alejandra de Kent sigue llevando a cabo funciones representativas en nombre de la reina Isabel II, un papel que tras el abandono de los duques de Sussex de la casa real se ha incrementado durante este año.

Alexandra de Kent junto a su hermano, Miguel de Kent, en Ascot en 2015.

© Gtres Online

Un caso especialmente curioso es el de Irene de Holanda, tía del actual rey Guillermo Alejandro I. Dos años después de ser dama de honor de doña Sofía, la princesa se casó con Carlos Hugo de Borbón Parma, pretendiente carlista al trono español, por lo que, hasta su divorcio en 1981, Irene de Holanda fue la consorte del hombre al que los carlistas consideraban el verdadero sucesor de Franco a título de rey en vez de don Juan Carlos. De haber transcurrido por otros derroteros la historia, ella podría haber sido por tanto la reina consorte de España en lugar de doña Sofía, una expectativa que en su día la privó de sus derechos al trono holandés: como Carlos Hugo no quiso renunciar a su pretensión al trono de España, el parlamento de Países Bajos no autorizó la boda y le retiró los derechos de sucesión a Irene. Hoy, el actual pretendiente carlista es su hijo Carlos Javier, duque de Parma desde la muerte del exmarido de la princesa Irene en 2010.

Irene de los Países Bajos

Dutch National Archives

Por último está la princesa Ana de Orleans, hija del difunto conde de París y pretendiente orleanista al trono de Francia. Durante la boda de doña Sofía y don Juan Carlos, la princesa Ana conoció al duque de Calabria, Carlos de Borbón-Dos Sicilias, presente en la ceremonia en calidad de primo del rey emérito y príncipe del desaparecido reino de las Dos Sicilias. La pareja se casó tres años más tarde y decidió instalarse en Madrid, donde tendrían a sus cinco hijos y estrecharían su relación con don Juan Carlos y doña Sofía. En 1994, el rey emérito concedió la dignidad de infante de España al duque de Calabria, fallecido en 2015.

Ana de Orleans.

Gtres

Ver galería: La vida de la reina Sofía en imágenes: de Atenas a Zarzuela