La dama del silencio

La dama del silencio

Publicado en Criminología

La dama del silencio

La Dama del Silencio,  atrapada por las circunstancias. Fallidas investigaciones criminológicas y criminalí­sticas
Barraza se ha transformado en uno de los casos más interesantes dentro de la historia criminal en México, ya que durante muchos años se mantuvo la comisión de sus crímenes sin ser capturada, y por la semejanza de su modus operandi con el de famosos asesinos en serie de otros países, como El Monstruo de Montmartre.

El primer asesinato atribuido a la mataviejitas fue cometido a fines de los años 90 aún cuando la serie de asesinatos comenzó presuntamente el 17 de noviembre de 2003. Se ha estimado que el número total de sus víctimas es de entre 42 y 48.

El 31 de marzo del 2008, el juez 67 de lo penal, con sede en Santa Martha Acatiltla le dictó sentencia de 759 años y 17 días de prisión por 17 homicidios y 12 robos cometidos en agravio de personas de la tercera edad.

Modus operandi
Todas la víctimas de la asesina eran mujeres adultas mayores (ancianas), quienes en su mayoría vivían solas. Las muertes eran provocadas por golpes, heridas de armas punzocortantes o estrangulación, con robos materiales a las víctimas inmediatamente después de ser asesinadas. En casos aislados, se encontró evidencia de abuso sexual en las víctimas.

En el transcurso de las actividades criminales de la mataviejitas, las autoridades policiacas fueron duramente criticadas por los medios de comunicación puesto que, todavía a finales del 2005, asumían un "sensacionalismo mediático" respecto a un asesino en serie. Asimismo, se criticó el hecho de que el asesino era buscado, tal vez inútilmente, entre las prostitutas y/o travestis de la Ciudad de México. De hecho, durante la cacería de la asesina, Bernardo Bátiz, entonces Procurador de Justicia de la Ciudad de México, había indicado que 'el Mataviejitas' era 'brillantemente listo' (creyéndose hasta ese momento que se trataba de un hombre y no de una mujer) que cometía sus crímenes después de un corto período durante el cual se ganaba la confianza de sus víctimas. Los oficiales que investigaban el modus operandi del asesino sospecharon que el o la 'mataviejitas' se presentaba ante sus víctimas como trabajador social del gobierno (enfermera), ofreciendo programas de beneficencia para personas de la tercera edad.

La búsqueda de la asesina fue complicada debido al cúmulo de evidencias contradictorias. En un punto de la investigación, la policía conjeturó que eran dos asesinos los que podrían estar implicados. También se puso singular atención en la extraña coincidencia de que por lo menos tres de las víctimas del asesino poseían una copia de una pintura del siglo XVIII, Niño en Chaleco Rojo, del artista francés Jean-Baptiste Greuze. Interesantemente, antes de la captura de la presunta asesina, las autoridades mexicanas divulgaban declaraciones de testigos que señalaban que el asesino usaba ropa de mujer para acceder a los apartamentos de las víctimas. En uno de los casos, uno de los testigos observó a una “mujer grande con una blusa roja” salir del hogar de una de las mujeres asesinadas. Ello fue interesante para los criminólogos, forenses y detectives puesto que había grandes paralelos entre la mataviejitas y el monstruo de Montmartre. Bajo ese contexto, se atribuyó al asesino (presumiblemente varón) la posibilidad de una doble personalidad. Otra observación interesante hecha por los investigadores fue la extraña coincidencia de que algunas de las víctimas de la asesina en serie eran de origen español.

El mayor avance en el caso ocurrió el 25 de enero de 2006 cuando se arrestó a una persona sospechosa huyendo del hogar de la última de las víctimas atribuidas a la asesina. La víctima, Ana María de los Reyes Alfaro, de 82 años de edad, residente de la colonia Moctezuma 1a sección en la ciudad de México, había sido estrangulada con un estetoscopio, siendo varias veces apuñalada con un cuchillo ranger militar.

Para sorpresa de muchos, que aseguraban que el asesino era hombre, la persona detenida fue Juana Barraza Samperio, de entonces 48 años. En pruebas preliminares, Barraza se asemejaba bastante a un modelo de arcilla[1] que describía las características faciales del asesino: Persona de cabello tupido, teñido de color rubio y rostro de facciones duras. Al ser detenida portaba un estetoscopio, formas de solicitud de pensión para adultos mayores y una tarjeta que la identificaba como trabajadora social. Preliminarmente, la policía de la ciudad de México aseguró que las huellas digitales de Barraza habían sido encontradas en la escena de por lo menos diez homicidios.

Se dice que, al momento de ser capturada, la presunta asesina confesó haber asesinado a la anciana, Ana María de los Reyes Alfaro y a otras tres mujeres, pero negó estar implicada en el resto de los asesinatos. Ella comentó a los reporteros que había visitado la casa de Ana María de los Reyes Alfaro en búsqueda de trabajo como lavandera. - "Ustedes sabrán por qué lo hice cuando lo lean de mi declaración ministerial" finalizó Barraza.
Cae mataviejitas tras consumar otro de sus crímenes; es mujer
Fue denunciada por un inquilino de su víctima, de 89 años de edad, a policías preventivos

En su mundo público, el de la lucha libre, la conocían con el nombre de La Dama del Silencio. Mide un metro 75 centímetros, es robusta, fuerte, de maneras bruscas y voz decidida. La fuerza física es el instrumento con el que se ganaba la vida y asesinaba ancianas, hasta ayer, que cometió un error que derivó en su captura: Ana María de los Reyes Alfaro, de 89 años de edad, no vivía sola. Tenía un huésped que dio la voz de alarma momentos después de que la asesina ahorcara a la anciana con la delgada manguera de hule de un estetoscopio.

Ahí, apenas unos minutos después de haber cometido su último crimen contra una anciana, casi en flagrancia y con varios años de operar, fue detenida finalmente la homicida serial de adultos mayores, cuyas huellas digitales fueron encontradas en fragmentos en 11 de los casos de homicidios y un intento fallido.

Juana Barraza Zamperio, de 48 años de edad, entró por última vez al domicilio de una anciana, en la colonia Moctezuma de la delegación Venustiano Carranza.

Vestida con saco rojo y pantalón negro, con documentos apócrifos y la promesa de gestionar apoyos económicos, Barraza Zamperio se ganó la confianza de Ana María de los Reyes Alfaro, de 89 años de edad.

Con gran seguridad y un discurso bien aprendido, la homicida logró, como en las otras ocasiones, traspasar el portón de la entrada.

Ingresó en la estancia del domicilio, se sentó en la sala junto con su anfitriona y en cuanto hubo suficiente confianza y un descuido por parte de su víctima, perpetró el asesinato con la manguera de un estetoscopio, instrumento médico utilizado para oír los latidos del corazón y la respiración.

La Mataviejitas sometió a su víctima con una fuerza adquirida en un cuadrilátero de lucha libre, ya que Juana Barraza confesó dedicar su tiempo libre a la práctica de esta actividad, donde se le conocía como La Dama del Silencio.

Ubicada en el número 21 de la calle José I. Jasso, en la colonia Moctezuma, la casa de Reyes Alfaro estaba dividida. Sus propietarios decidieron rentar la parte del fondo, decisión que en parte llevó a la captura de la homicida.

En la casa, de portón verde y fachada blanca, además de la anciana vivía un inquilino de nombre José Joel López Gónzalez.

El joven de 25 años llegó a las dos y media de la tarde al lugar, y al ver la puerta abierta de su arrendataria decidió entrar a saludarla antes de pasar a su cuarto.

Fue cuando vió que Juana Barraza salía del lugar con paso apresurado: en el suelo de la sala yacía el cadáver de la octogenaria, aún con el arma homicida en el cuello.

La detención

Al verse descubierta, Barraza Zamperio trató de huir a empujones, corrió en sentido contrario a la calle, rumbo al norte.

Los policías preventivos Marco Antonio Cacique Rosales e Ismael Alvarado Cruz, adscritos al Sector Balbuena, se encontraban en el interior de la patrulla rotulada 1050, a unos metros del domicilio de la anciana.

Al percatarse que Barraza corría con dos bolsas, los efectivos policiacos abandonaron su unidad para perseguirla. Sin saber de quién se trataba la sujetaron, no sin antes recibir varios golpes por parte de la homicida serial, quien para tal fin utilizó las bolsas que portaba en sus manos.

Ya asegurada, López González la identificó como la mujer que salió del domicilio de "doña Ana María".

Al lugar acudió el titular de la Secretaría de Seguridad Pública capitalina, Joel Ortega Cuevas, en medio de una intensa movilización policiaca.

La complexión corpulenta, el cabello teñido y la estatura de Barraza coincidieron plenamente con el retrato tridimensional que meses antes realizaron peritos de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal como el retrato hablado del Mataviejitas.

Cuando los policías preventivos relataban a los medios de comunicación sobre la forma en que la habían capturado, la presunta asesina negó que ella tuviera una identificación de promotora social, como explicaban los uniformados.

Segundos después, Barraza confesó haber asesinado a la mujer de 89 años.

"Lo de promotora es mentira y los papeles que tienen yo no los traía. Sí lo hice, pero yo no traía papeles. Yo nada más traía mi credencial de elector. Cuando me tomen mi declaración sabrán por qué lo hice (...) Yo nada más voy a decir una cosa, yo respeto a la autoridad, pero habemos varios que nos dedicamos a la extorsión y matar gente también. Hoy sí lo hice, pero no tengo que pagar por todos los demás".

La asesina confesa aseguró que ella no era la asesina serial. Argumentó que las autoridades "hablaban de un hombre".

En el interior de una de las bolsas se encontraron algunas credenciales de elector además de una lista de beneficiarios de apoyos para la tercera edad. Finalmente la detenida fue traslada al edificio central de la procuraduría capitalina.

Conferencia de prensa

Seis horas después del asesinato se ofreció una conferencia de prensa conjunta entre el procurador capitalino, Bernardo Bátiz, el jefe de la policía capitalina, Joel Ortega Cuevas, y el secretario de Gobierno, Ricardo Ruiz.

"De manera serena confesó haber cometido el crimen aduciendo necesidad económica. Al registrar su bolsa de mano cayó un folder verde con una imagen religiosa y diversas fotocopias de credenciales de elector de mujeres de la tercera edad afiliadas al programa de asistencia de gobierno, además se le halló instrumental médico para la medida de hipertensión arterial, así como un gafete para simularse promotora del programa referido", refirió Ortega Cuevas.

Por su parte, Bátiz Vázquez dijo: "ahora ya tenemos la certeza de que las huellas digitales (de Barraza Zampeiro), ahora sí tenemos las 10, las cuales se tomaron cuando fue detenida, corresponden a huellas digitales halladas en 10 casos más, además del intento fallido de la Jardín Balbuena".

El abogado de la administración del Distrito Federal explicó que en junio del año pasado se registró un intento fallido de robo y "probablemente de homicidio" en un domicilio de la colonia Jardín Balbuena.

"El ilícito se frustró con la llegada de uno de los hijos de la víctima, y además porque otro se encontraba en casa con una pierna enyesada. Estas circunstancias fueron las que evitaron que se cometiera el homicidio. Ahí logramos obtener algunas huellas, una de ellas indudable, ya que la encontramos en una radiografía del muchacho lastimado.

"Ella al tratar de explicar por qué estaba ahí pidió ver las radiografías y la tomó con sus dedos, para nosotros esta es una prueba indubitable. A partir de esta indagatoria logramos determinar que en otros casos la huella era muy similar, teníamos nada más fragmentos, pero suficientes como para considerar que se trataba de la misma persona", abundó.

"Fue un trabajo muy a fondo, muy profesional, muy técnico. Imagínense que el patrón de los homicidios era atacar a personas con las que no tenía relación previa,. No eran conocidas, sin relación, no eran familiares ni venganzas, tenía la paciencia de buscar quién estaba solo, hacía su trabajo con mucha habilidad y lograba cometer los homicidios.

"El trabajo fue muy cuidadoso y profesional. Ahora haremos interrogatorios y el trabajo de averiguación previa y prepararemos el pliego de consignación que estará dentro del término que la ley marca", sentenció.
Fuentes:

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