Se dice que durante una de las visitas oficiales a Dinamarca de los reyes Pablo I de Grecia y Federica de Hannover en 1959, su hijo Constantino de Grecia (82) y Ana Mar�a de Dinamarca (76), hija peque�a de los reyes Federico IX de Dinamarca e Ingrid de Suecia, cruzaron sus miradas por primera vez. �l ten�a 19 a�os y ella 13. Como esas reuniones pomposas sol�an ser bastante aburridas llevaron a todos los j�venes al circo y, en uno de los n�meros, el rey Pablo coment� a su mujer: "mira, es como una mariposa. Espero que Tino se case con ella alg�n d�a". El monarca se refer�a, obviamente a Ana Mar�a, hermana de la reina Margarita de Dinamarca.
Al a�o siguiente, en la boda de Eduardo de Gran Breta�a (87) -primo hermano de Isabell II- con la arist�crata Katharine Worsley (89), la historia de tres familias se unir�a para siempre. Tras el famoso paseo en el yate Agamen�n que la reina Federica de Grecia hab�a organizado para que reyes y pr�ncipes se conocieran entre s� tras el desastre de la II Guerra Mundial, Juan Carlos (85) -Franco le nombr� pr�ncipe de Espa�a en 1969 y sucesor a t�tulo de rey- empez� a hacerle ojitos a la joven princesa Sof�a de Grecia (84).
Entre los dos se notaba que hab�a tanta qu�mica que en una de las llamadas que hizo Constantino a su padre le cotille� que ambos se hac�an ojitos. No iba mal encaminado porque en 1962, Juan Carlos y Sof�a se casaron en la catedral ortodoxa de Atenas donde la princesa Ana Mar�a fue una de las damas de honor.
Durante el baile de los esponsales se hizo patente tambi�n que Constantino y Ana Mar�a sent�an mariposas en el est�mago, por lo que no result� extra�o que el ya rey Constantino II -su padre falleci� en 1963- visitara asiduamente la corte danesa. La prensa sospechaba que se estaba viendo con la princesa Benedicta (78), cuando en realidad se citaba en secreto con su hermana Ana Mar�a. Poco despu�s volvieron a coincidir en unas vacaciones veraniegas en Noruega en las que el impetuoso Constantino propuso matrimonio a Ana Mar�a, pero el rey Federico IX les propuso que esperaran porque deseaba que su hija peque�a acabara sus estudios.
Constantino tuvo que hacer un gran esfuerzo por llevar en secreto el romance ya que sent�a la necesidad imperiosa de gritarlo a los cuatro vientos. Por tal motivo, para ver a su amada tantas veces como quisiera, esgrimi� como excusa que sus visitas a Copenhague se deb�an a sus compromisos en las regatas. Constantino hab�a ganado en 1960 la medalla de Oro en los Juegos Ol�mpicos de Roma. El tambi�n pr�ncipe Harald, que no tardar�a en convertirse en el rey Harald V de Noruega (85), fue uno de los c�mplices para que el amor de los j�venes reviviera en la corte noruega.
El 23 de enero de 1963, la corte noruega anunci� el compromiso entre la princesa Ana Mar�a y Constantino de Grecia y el 18 de septiembre de 1964 se casaron en la catedral ortodoxa de Santa Mar�a de la Anunciaci�n en Atenas. En principio el enlace se hab�a previsto para enero de 1965, pero el fallecimiento del rey Pablo I de Grecia el 6 de marzo de 1964 precipit� los fastos. El d�a del "s�, quiero", el novio de 24 a�os ya era el rey Constantino II de Grecia y la princesa Ana Mar�a de Grecia, de 18 a�os, era la nueva reina de los helenos.
A partir de aquel momento se convirtieron en los reyes m�s j�venes del mundo, pero su dicha no tardar�a en resquebrajarse cuando el 21 de abril de 1967 se produjo el Golpe de los Coroneles, que supuso el fin de la monarqu�a griega. La denominada reina de los 1.000 d�as tenia dos hijos, Alexia de Grecia (57) y Pablo (55), a los que protegi� de la dictadura militar hasta que por fin emprendieron camino al exilio.
Al igual que hab�a ocurrido a�os antes cuando la mayor�a de las casas reales depuestas tras la II Guerra Mundial tuvieron que dejar sus pa�ses e instalarse en lugares tan exclusivos como Estoril (Portugal), el exilio de los reyes de Grecia fue un peregrinaje por varios pa�ses. La familia real dej� el pa�s pr�cticamente con lo puesto y como el avi�n en el que viajaban no ten�a apenas combustible, aterrizaron en Roma. El estr�s provoc� que Ana Mar�a perdiera el beb� que esperaba. En la ciudad eterna permanecieron seis a�os, donde naci� su hijo Nicol�s (53) y posteriormente fueron acogidos en Copenhague.
Cuando Karamanl�s, presidente y primer ministro de Grecia convoc� un refer�ndum que proclam� la Rep�blica el 8 de diciembre de 1974. A partir de ese momento, la familia real griega se traslad� a Londres tras recibir el benepl�cito de la reina Isabel II. En la capital nacieron los otros dos hijos de los reyes, Teodora (39) y Felipe (36), este �ltimo casado con la multimillonaria Nina Flohr (35) en la misma catedral que lo hicieron sus padres.
Durante treinta y nueve a�os, Constantino II y Ana Mar�a de Grecia vivieron en el elitista barrio de Hampstead, a las afueras de Londres, donde compraron una mansi�n de casi 900 metros cuadrados con 13 dormitorios, 9 ba�os y piscina, ubicada sobre un terreno de 3.000 metros cuadrados en la que lady Di sol�a pasar veladas muy felices. La confianza de la ex princesa de Gales fue tal que dejaba a sus hijos Guillermo (40) y Enrique (38) a cargo de los griegos mientras realizaba viajes oficiales por Europa.
En todo momento, la reina Isabel II les protegi�. No en vano, su marido, Felipe, duque de Edimburgo, hab�a nacido como pr�ncipe griego en la isla de Corf�. En la capital brit�nica, Constantino y Ana Mar�a acud�an a los eventos sociales m�s importantes junto a los Windsor y otros amigos arist�cratas y multimillonarios. De hecho, el rey Constantino es padrino del pr�ncipe Guillermo (40), actual pr�ncipe de Gales, e �ntimo amigo del rey Carlos III (74).
Por fin, en 2013 se les permiti� regresar a Grecia, donde se instalaron en una mansi�n en Porto Jeli, la Riviera Griega en el Peloponeso, que compraron a unos familiares del Aga Khan (86), el mismo que ha estado protegiendo a la infanta Cristina (57) en Suiza desde que explotara el caso N�os. Hace dos a�os se vendi� la mansi�n londinense por 7,5 millones de d�lares.
A ra�z del progresivo deterioro en la salud del rey de los helenos, en abril de 2022 pusieron a la venta por unos 12 millones de euros su mansi�n griega para trasladarse a un inmenso piso en el exclusivo barrio de Kolonaki en Atenas con la intenci�n de estar cerca de todos los servicios sanitarios requeridos.
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