Un nuevo libro desenmascararía la principal premisa de la obra de Beatrice Sparks, asegurando que no viene de un diario de vida.

Medios en Estados Unidos han hecho eco de una situación que desmentiría una de las principales premisas del libro Go Ask Alice, Pregúntale a Alicia en Latinoamérica, el cual concientizaba a los jóvenes respecto a los peligros de la drogas. La publicación fue anónima y estaba basada en el diario de vida de una adolescente.

La polémica estaría en torno a quien, en la década de los 70, se identificó como la autora del escrito, Beatrice Sparks, quien en realidad habría inventado todo lo que ocurrió en torno a la menor de edad.

Pregúntale a Alicia relata las vivencias de una joven que a muy temprana edad se involucra en el mundo de las drogas, acumulando diversas vivencias con malas juntas, alejada de sus padres, y teniendo acceso a sustancias peligrosas, como el LCD.

“Querido diario, no sé si debería estar avergonzada o eufórica. Solo sé que anoche tuve la experiencia más increíble de mi vida”, se puede leer en uno de los extractos, donde la protagonista hace referencia a aquella sustancia.

Según detalla La Tercera, Sparks, de profesión terapeuta, aseguró por esos años que se había encargado de editar gran parte de los que había leído en aquel diario.

En ese tiempo el libro fue un éxito de ventas, aunque estuvo prohibido para menores de edad en Estados Unidos. Por su lado, Sparks aseguraba que la idea era moralizar en torno a las sustancia ilícitas.

¿La mentira detrás de Pregúntale a Alicia?

No obstante, recientemente el escritor Rick Emerson detalló en su libro Unmask Alice, que todo fue inventado por la mujer, ya que no hubo diarios detrás.

En su escrito, Emeron indica que ella construyó desde cero el material en torno a Alice, más bien como una forma de mostrar lo que puede pensar un adulto en torno a un adolescente que consume.

Asimismo, el autor sostiene que décadas atrás Sparks justificó la originalidad del texto en el propio relato, asegurando que el lenguaje soez y las escenas explícitas eran parte de su veracidad.

De acuerdo a lo que sostiene el citado medio, la crítica literaria Casey Cep adhiere a lo sostenido por el escritor.

“La verosimilitud es algo difícil de medir, especialmente cuando se trata del histrionismo inherente a la adolescencia y los extremos genuinos de la adicción o el trauma. Algunos críticos basan su escepticismo en pasajes emocionalmente forjados que consideran improbables viniendo de un adolescente”, sostiene.

“Es posible que Sparks compilara sus historias a partir de múltiples estudios de casos que encontró”, agregó.

Para ambos, lo que realmente inspiró a la escritora en ese entonces fue conocer sobre el suicidio de una adolescente en 1969. La menor era hija de un cliente de su esposo en una tintorería de California.

Posteriormente, ofreció su relato a una imprenta de la compañía Prentice-Hall, con quienes decidió publicarlo como anónimo.

Hay que señalar que la autora murió 25 de mayo de 2012, luego de haber publicado varios libros para orientar a jóvenes respecto a problemas sociales.