Alfonso XIII de España

Alfonso XIII de España, (Madrid, 17 de mayo de 1886-Roma, 28 de febrero de 1941), fue rey de España desde su nacimiento hasta la proclamación de la Segunda República en 1931. Asumió el poder efectivo a los dieciséis años de edad, el 17 de mayo de 1902.

Durante su reinado España experimentó cuatro problemas de suma importancia que acabarían con la monarquía liberal: la falta de una verdadera representatividad política de amplios grupos sociales, la pésima situación de las clases populares, en especial las campesinas, los problemas derivados de la guerra del Rif y el nacionalismo catalán. Esta turbulencia política y social iniciada con el desastre del 98 impidió que los partidos turnistas lograran implantar una verdadera democracia liberal, lo que condujo al establecimiento de la dictadura de Primo de Rivera, aceptada por el monarca. Con el fracaso político de ésta, el monarca impulsó una vuelta a la normalidad democrática con intención de regenerar el régimen. No obstante, fue abandonado por toda la clase política, que se sintió traicionada por el apoyo del rey a la dictadura de Primo de Rivera.

Abandonó España voluntariamente tras las elecciones municipales de abril de 1931, que fueron tomadas como un plebiscito entre monarquía o república. Enterrado en Roma, sus restos no fueron trasladados hasta 1980 al Panteón de los Reyes del Monasterio de El Escorial.


Hijo póstumo de Alfonso XII y María Cristina de Habsburgo-Lorena, fue bautizado Alfonso León Fernando María Jaime Isidro Pascual Antonio de Borbón y Habsburgo-Lorena. Su madre ejerció la regencia durante su minoría de edad, entre 1885 y 1902.



Al final de la Regencia y poco antes de comenzar su reinado propiamente dicho, España, tras la intervención de los Estados Unidos en 1898 en la guerra colonial, perdió sus últimas posesiones ultramarinas en Cuba, Puerto Rico, Filipinas y Guam en una derrota militar conocida como el desastre del 98.

Ya en el siglo XX, las aventuras coloniales comenzaron nuevamente en la zona norte de Marruecos, que había sido adjudicada a España en los repartos internacionales, lo que conduciría a la sangría de la Guerra del Rif.


En 1902, al cumplir los dieciséis años, Alfonso XIII, fue declarado mayor de edad y asumió las funciones constitucionales de Jefe de Estado. Durante su reinado visitó todas las provincias españolas y realizó numerosas visitas al extranjero. Entre los primeros países en los que fue recibido se encontraban Alemania, Reino Unido y Francia. Durante esta visita, Alfonso XIII y el presidente de la República, Émile Loubet, fueron objeto de un atentado en las calles de París, del que salieron ilesos.

En este año me encargaré de las riendas del estado, acto de suma trascendencia tal como están las cosas, porque de mí depende si ha de quedar en España la monarquía borbónica o la república; porque yo me encuentro el país quebrantado por nuestras pasadas guerras, que anhela por un alguien que lo saque de esa situación. La reforma social a favor de las clases necesitadas, el ejército con una organización atrasada a los adelantos modernos, la marina sin barcos, la bandera ultrajada, los gobernadores y alcaldes que no cumplen las leyes, etc. En fin, todos los servicios desorganizados y mal atendidos. Yo puedo ser un rey que se llene de gloria regenerando a la patria, cuyo nombre pase a la Historia como recuerdo imperecedero de su reinado, pero también puedo ser un rey que no gobierne, que sea gobernado por sus ministros y por fin puesto en la frontera. (…) Yo espero reinar en España como Rey justo. Espero al mismo tiempo regenerar la patria y hacerla, si no poderosa, al menos buscada, o sea, que la busquen como aliada. Si Dios quiere para bien de España.

Del diario de Alfonso XIII, 1 de enero de 1902.

El 31 de mayo de 1906, se casó con la princesa escocesa Victoria Eugenia de Battenberg (1887-1969), sobrina del rey Eduardo VII y nieta de la reina Victoria de Inglaterra.

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Victoria Eugenia murió en su residencia de Lausana el 15 de abril de 1969, a consecuencia de una enfermedad hepática irreversible.​ Fue enterrada en la capilla del Sacre Coeur de Lausana. El 25 de abril de 1985, la Casa Real trasladó sus restos y los de sus hijos Alfonso, Jaime y Gonzalo a España, que reposan en el Monasterio de El Escorial. Después de pasar el tiempo establecido en el pudridero real, en octubre de 2011 fue ubicada en el Panteón de los Reyes, compartiendo estancia con su esposo, Alfonso XIII.


Ena, como se le conocia, Alteza Serenísima por nacimiento, fue elevada al rango de Alteza Real un mes antes de su matrimonio para evitar que la unión fuera considerada desigual o morganática.

Cuando Alfonso XIII y la reina Victoria Eugenia regresaban al Palacio Real, después de la boda, sufrieron un atentado mediante una bomba escondida en un ramo de flores, lanzada por el anarquista Mateo Morral a su carroza, frente al número 88 de la calle Mayor de Madrid, del que lograron salir ilesos milagrosamente. Como consecuencia de la explosión murieron tres oficiales y cinco soldados del séquito real, tres personas más en los balcones y resultaron con heridas más de catorce personas que contemplaban el paso del cortejo.

 Documento gráfico, segundos después del atentado anarquista (1906) al rey Alfonso XIII en el día de su boda; 28 personas murieron y más de 100 fueron heridas, pero los reyes salieron ilesos.

Documento gráfico, segundos después del atentado anarquista (1906) al rey Alfonso XIII en el día de su boda; 28 personas murieron y más de 100 fueron heridas, pero los reyes salieron ilesos.


España conoció numerosas revueltas sociales en sus principales ciudades durante las dos primeras décadas del siglo XX. Una de las más destacadas tuvo lugar en 1909 en Barcelona, conocida como la Semana Trágica. Uno de los factores que la desencadenaron fue el descontento de la población con la guerra de Marruecos: en ese año se había recrudecido el conflicto marroquí, convirtiéndose en uno de los principales problemas nacionales.

Alfonso XIII hablando con Antonio Maura durante la ceremonia de la jura de la bandera en el paseo de la Castellana (Campúa, 1909).

Alfonso XIII hablando con Antonio Maura durante la ceremonia de la jura de la bandera en el paseo de la Castellana (Campúa, 1909).


El monarca se implicó en el conflicto, y llegó a visitar Melilla en 1911; a su vuelta, el presidente del Senado Eugenio Montero Ríos le otorgó el sobrenombre de «el Africano».

Familiarmente, la situación de Alfonso XIII durante la Primera Guerra Mundial, que solicitó a los diferentes gobiernos que evitaran mostrar afección por uno u otro bando, era complicada: mientras que la madre del monarca, María Cristina de Habsburgo-Lorena, de origen austríaco, era partidaria del bando de las potencias centrales, su esposa, Victoria Eugenia de Battenberg, de origen británico, fue partidaria del bando aliado.


En 1921, a raíz de unas operaciones bélicas tácticamente desastrosas, se produjo el hundimiento de la comandancia militar de Melilla (el desastre de Annual). El impacto que tuvo sobre la opinión pública generó un sentimiento muy crítico con la política mantenida hasta ese momento en Marruecos, y en general con todo el sistema político de la Restauración, ya tambaleante desde la huelga general de 1917. Se inició una investigación de lo sucedido (con el expediente Picasso) en el que, al parecer, quedaban involucrados en graves responsabilidades cargos elevados de la administración, pero dicho informe nunca vio la luz. Algunas voces extendieron las responsabilidades por el desastre de Annual al monarca, uno de los impulsores y partidarios más destacados de la política colonial, porque había propiciado el nombramiento de algunos mandos responsables del «Desastre» con los que mantenía una relación de amistad o eran personas cercanas a él, como Dámaso Berenguer o el general Fernández Silvestre.

Alfonso XIII habría llegado a meditar sobre la posibilidad de una dictadura a lo largo de 1923; en agosto de 1923 sondeó a Antonio Maura su opinión sobre una dictadura real, a lo que el político mallorquín le respondió que en ese caso, como mal menor, sería preferible una dictadura militar.

En este contexto de crisis política y social, el capitán general de Cataluña Miguel Primo de Rivera dio un golpe de Estado el 13 de septiembre de 1923, que fue respaldado por Alfonso XIII al encargarle la formación de un gobierno. Para algunos, una de las razones que explican el golpe sería que éste sirvió de instrumento para evitar que los resultados del Expediente Picasso saliesen a la luz en una investigación parlamentaria que estaba realizándose y que podría haber dejado al monarca en una posición comprometida.

Primo de Rivera formó un gobierno al que denominó directorio, que estuvo compuesto en un primer momento exclusivamente por militares (Directorio Militar) y, posteriormente (1925), tuvo un carácter civil (Directorio Civil). Durante la Dictadura se puso fin a la guerra de Marruecos con el desembarco de Alhucemas en 1925, que permitió el control español definitivo del Rif en 1927.



En 1929 se celebraron la Exposición Universal de Barcelona y la Iberoamericana de Sevilla, pero la oposición creciente que generó el dictador, especialmente extendida entre estudiantes, intelectuales y el cuerpo de Artillería (se oponía a la reforma que pretendía el dictador de su sistema de ascensos), hicieron que Alfonso XIII apartase a Miguel Primo de Rivera del gobierno el 29 de enero de 1930, nombrando presidente del consejo de ministros al general Dámaso Berenguer con la intención de retornar al régimen constitucional. Este nuevo periodo se conoció enseguida como «la Dictablanda», por contraste con la dictadura anterior.


Alfonso XIII en 1930

Alfonso XIII en 1930


Tras la caída del dictador —que falleció semanas después—, aumentaron las manifestaciones antimonárquicas, se acusó al rey de haber auspiciado la dictadura de Primo de Rivera y de tener responsabilidades en el Desastre de Annual. Ese año los partidos republicanos se unieron frente a la monarquía con la firma del Pacto de San Sebastián. Hubo pronunciamientos militares republicanos que fueron frustrados por el gobierno en la base aérea de Cuatro Vientos (Madrid) y en Jaca (este último encabezado por los capitanes Fermín Galán y Ángel García Hernández, que fueron fusilados tras un consejo de guerra).


En febrero de 1931 el almirante Juan Bautista Aznar fue designado presidente del consejo por Alfonso XIII. Su gobierno convocó elecciones municipales el 12 de abril de 1931. Al conocerse en los comicios la victoria en las ciudades de las candidaturas republicanas, el 14 de abril se proclamó la Segunda República. El rey abandonó el país ese mismo día, con el fin de evitar una guerra civil:

 Hallaría medios sobrados para mantener mis regias prerrogativas, en eficaz forcejeo con quienes las combaten. Pero, resueltamente, quiero apartarme de cuanto sea lanzar a un compatriota contra otro en fratricida guerra civil.

Manifiesto de Alfonso XIII, 13 de abril de 1931

Renunciaba a la Jefatura del Estado, pero sin una abdicación formal:

 No renuncio a ninguno de mis derechos, porque más que míos son depósito acumulado por la Historia, de cuya custodia ha de pedirme un día cuenta rigurosa.

Manifiesto de Alfonso XIII, 13 de abril de 1931

En la noche del 14 al 15 partió de Madrid hacia Cartagena al volante de su automóvil Duesenberg y desde allí zarpó para Marsella en un buque de la Armada Española para trasladarse después a París. Su familia salió en tren desde Aranjuez a la mañana siguiente. El rey al abandonar España pronunció sus más famosas palabras:

 espero que no habré de volver, pues ello sólo significaría que el pueblo español no es próspero ni feliz.


Por una Ley del 26 de noviembre de 1931, las Cortes acusaron de alta traición a Alfonso XIII:

A todos los que la presente vieren y entendieren, sabed: Que las Cortes Constituyentes, en funciones de Soberanía Nacional, han aprobado el acta acusatoria contra don Alfonso de Borbón y Habsburgo-Lorena, dictando lo siguiente:

«Las Cortes Constituyentes declaran culpable de alta traición, como fórmula jurídica que resume todos los delitos del acta acusatoria, al que fue rey de España, quien, ejercitando los poderes de su magistratura contra la Constitución del Estado, ha cometido la más criminal violación del orden jurídico del país, y, en su consecuencia, el Tribunal soberano de la nación declara solemnemente fuera de la ley a don Alfonso de Borbón y Habsburgo-Lorena. Privado de la paz jurídica, cualquier ciudadano español podrá aprehender su persona si penetrase en territorio nacional.
Don Alfonso de Borbón será degradado de todas sus dignidades, derechos y títulos, que no podrá ostentar ni dentro ni fuera de España, de los cuales el pueblo español, por boca de sus representantes elegidos para votar las nuevas normas del Estado español, le declara decaído, sin que se pueda reivindicarlos jamás ni para él ni para sus sucesores.
De todos los bienes, derechos y acciones de su propiedad que se encuentren en territorio nacional se incautará, en su beneficio, el Estado, que dispondrá del uso conveniente que deba darles.
Esta sentencia, que aprueban las Cortes soberanas Constituyentes, después de publicada por el Gobierno de la República, será impresa y fijada en todos los ayuntamientos de España, y comunicada a los representantes diplomáticos de todos los países, así como a la Sociedad de Naciones».
En ejecución de esta sentencia, el Gobierno dictará las órdenes conducentes a su más exacto cumplimiento, al que coadyuvarán todos los ciudadanos, tribunales y autoridades.

Esta ley sería derogada por otra del 15 de diciembre de 1938 firmada por Francisco Franco.

Final del manuscrito de renuncia.

Final del manuscrito de renuncia.


Exilio

Alfonso pasó su exilio alojado en hoteles de lujo de diferentes ciudades europeas, que podía pagar gracias a dinero depositado previamente en cuentas bancarias suizas e inglesas. Al poco tiempo se separó de su esposa, Victoria.

Desde el exilio, a pesar del apoyo implícito que ofreció a los monárquicos intransigentes de Renovación Española, mantuvo una posición de no beligerancia hacia la accidentalista Confederación Española de Derechas Autónomas de José María Gil Robles, que permitió a los monárquicos seguir militando en la CEDA sin conflictos morales, poniendo así un obstáculo al propio crecimiento de sus seguidores alfonsinos.

Los últimos años de su vida los pasó en Roma. Tras la muerte de Alfonso Carlos de Borbón, duque de San Jaime, pretendiente carlista bajo el nombre de Alfonso Carlos I, en 1936 recibió los posibles derechos del carlismo y del legitimismo francés con el nombre de Alfonso XIII de España y Alfonso I de Francia y Navarra.

Al comenzar la Guerra Civil española, apoyó fervientemente al bando sublevado, afirmando ser un «falangista de primera hora». Ya en 1934 había pedido apoyo al dictador italiano, Benito Mussolini para «un eventual golpe de Estado que se produjera en España para restaurar la Monarquía» y conseguido que el gobierno fascista italiano se comprometiese a aportar 1 500 000 pesetas, 200 ametralladoras, fusiles y granadas de mano. Firmaron el acuerdo por parte española el general Barrera y representantes de los partidos Renovación Española (monárquico) y Comunión Tradicionalista (carlista).

El 30 de julio de 1936 dio el plácet al traslado de Juan de Borbón a territorio sublevado.


Busto de Alfonso XIII esculpido por José Navas-Parejo.

Busto de Alfonso XIII esculpido por José Navas-Parejo.


Monumento al Rey Alfonso XIII en Santander, Cantabria

Monumento al Rey Alfonso XIII en Santander, Cantabria


La relación del rey Alfonso XIII con el dictador Francisco Franco es extensa y está bien documentada. Como consecuencia de sus éxitos en Marruecos conoció a Franco, quien poco a poco se convirtió en favorito real; en enero de 1923 el rey le concedió la medalla militar, así como el cargo honorífico de gentilhombre de cámara, por lo que el padrino de su boda fue Alfonso XIII (representado por el gobernador civil de Oviedo, el general Losada). Franco discutió personalmente con el rey la posible retirada de Marruecos.


En marzo de 1925, durante una visita allí, el general Primo de Rivera entregó a Franco una carta del rey junto con una medalla religiosa de oro; la carta terminaba así: «Ya sabes lo mucho que te quiere y te aprecia tu afectísimo amigo que te abraza. Alfonso XIII». Por real decreto (4 de enero de 1928) lo nombró director de la recién creada Academia General Militar. Franco votó a favor de la candidatura monárquica en Zaragoza.

Sin embargo, el 4 de abril de 1937, Franco escribió una carta despectiva a Alfonso XIII: el rey, que acababa de donar un millón de pesetas a la causa franquista, le había escrito expresando su preocupación por la poca prioridad que se daba a la restauración de la monarquía; Franco dejó claro que el rey difícilmente llegaría a desempeñar un papel en el futuro, en vista de sus errores pasados. Al acabar la guerra y no restaurarse la monarquía, el rey declaró: «Elegí a Franco cuando no era nadie. Él me ha traicionado y engañado a cada paso».


El 15 de enero de 1941 renunció a la jefatura de la Casa Real en favor de su hijo Juan (sus dos hijos mayores se habían apartado de la sucesión).


Falleció el 28 de febrero de 1941 en el Gran Hotel de Roma a causa de una angina de pecho.


Estuvo enterrado en la iglesia de Santa María de Montserrat de los Españoles de la capital italiana hasta que, el 19 de enero de 1980, sus restos fueron trasladados al Panteón Real del Monasterio de El Escorial por orden de su nieto, el rey Juan Carlos I.


Por su parte, su hijo Juan, conde de Barcelona, renunció a sus derechos al trono en 1977, en favor de su hijo Juan Carlos, que había sido nombrado rey en 1975, a la muerte del general Franco, en virtud de la ley de sucesión a la jefatura del estado de 1947. Con la renuncia a sus derechos por parte del conde de Barcelona se recuperó la legitimidad dinástica de la monarquía histórica, tal como recoge el artículo 57 de la Constitución española de 1978.

Durante su reinado otorgó entre títulos de España e Indias: 379 títulos nobiliarios de los cuales 83 obtuvieron Grandeza de España.


La Oficina pro-cautivos

Quedan para la historia las acciones que durante la I Guerra Mundial organizó como monarca de un país neutral, entre ellas la Oficina pro-cautivos, posiblemente la primera acción humanitaria gubernamental registrada en la historia, con el fin de intentar conseguir respuestas a los familiares que no sabían nada de sus parientes militares o civiles en zona de guerra.

El monarca fundó este organismo de una forma independiente del gobierno, para no comprometer su neutralidad. Así, con fondos propios de un millón de pesetas, estableció en el Palacio Real una secretaría donde llegaban las solicitudes de información e intervención para con los prisioneros de ambos bandos; cosa que fue posible gracias a los buenos contactos y relaciones del rey con los diversos países contendientes. Se sirvió de las embajadas para conseguir información de los presos y permitió poner en contacto a prisioneros de guerra de ambos bandos con sus familias.
Salvó así a aproximadamente 70.000 civiles y 21.000 soldados, e intervino a favor de 136.000 prisioneros de guerra, llevando a cabo 4.000 visitas de inspección a campos de prisioneros. Intervino también a favor de que en la guerra submarina no se atacara a los buques hospitales, proponiendo instaurar una inspección neutral de militares españoles de estos barcos en la salida del puerto y la entrada.

Consiguió con la aceptación de esta solicitud que ambas partes en conflicto no volvieran a repetir la trágica acción de torpedear buques con la bandera hospitalaria, como había sucedido en el pasado. La oficina tenía un volumen tal de peticiones que los voluntarios que trabajaban en la organización no descansaban ni en días festivos.
Además, de estas acciones, es destacable su intento de liberar y llevar a España a la Familia Imperial Rusa; sin embargo, la Revolución bolchevique frustró estos planes. Este hecho causó al rey una profunda tristeza.


Semblanza

El archivo fotográfico del cronista real Francisco Goñi se encuentra conservado en el Archivo Histórico Provincial de Guadalajara, donde se pueden contemplar las mejores imágenes de la vida familiar y oficial del monarca.
Fue un hombre sabedor de la importancia de la educación y la investigación, apasionado del motor y la ingeniería. Donó a la Universidad y al Estado unos terrenos de su propiedad en Moncloa, para que se construyera la Ciudad Universitaria, donde se formarían los nuevos titulados que llevarían a España a la carrera científica que por aquel entonces apenas se estaba iniciando, previamente a la Gran Guerra.
Su forma de intromisión en la vida política más allá incluso de lo previsto en la Constitución, caracterizada según Javier Moreno Luzón por el «regate corto y la manipulación de voluntades», fue conocida como «borboneo».

Alfonso XIII fotografiado por Christian Franzen.

Alfonso XIII fotografiado por Christian Franzen.


Familia

La pareja real tuvo siete hijos:

  • Alfonso (Alfonso Pío Cristino Eduardo) (1907-1938), príncipe de Asturias nació hemofílico y renunció a sus derechos al trono en 1933, dos años después de la proclamación de la Segunda República Española, para poder así contraer matrimonio con Edelmira Sampedro y Robato, cubana de origen español que no pertenecía a ninguna familia real. Ostentó el título conde de Covadonga desde entonces y hasta su muerte prematura. Volvió a casarse una segunda vez, con Marta Esther Rocafort y Altuzarra, aunque no tuvo descendencia de ninguno de estos matrimonios.
La reina Victoria Eugenia de Battenber con un príncipe Alfonso recién nacido.

La reina Victoria Eugenia de Battenber con un príncipe Alfonso recién nacido.

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  • Jaime (Jaime Leopoldo Isabelino Enrique) (1908-1975), infante de España, era sordo de nacimiento; renunció bajo presión paterna a sus derechos al trono en 1933, cuando recibió el título duque de Segovia. Heredó de su padre los derechos dinásticos al trono de Francia (1941-1975) y fue conocido como duque de Anjou para los monárquicos franceses. Contrajo matrimonio en primeras nupcias con Emanuela de Dampierre. Tuvo descendencia de este matrimonio. Tras su divorcio, volvió a casarse, con Charlotte Luise Auguste Tiedemann. No tuvo hijos con su segunda mujer.

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  • Beatriz (Beatriz Isabel Federica Alfonsa Eugenia) (1909-2002), infanta de España; se convirtió en princesa de Civitella Cesi por su matrimonio con Alessandro Torlonia. Fue la abuela materna de Alessandro Lecquio.

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  • Fernando nacido muerto en 1910.

  • María Cristina (María Cristina Teresa Alejandra) (1911-1996), infanta de España; contrajo matrimonio con Enrico Eugenio Antonio Marone Cinzano (conde Marone-Cinzano); con descendencia.

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  • Juan (Juan Carlos Teresa Silvestre Alfonso) (1913-1993), infante de España y conde de Barcelona, pretendiente al trono desde la muerte de su padre en 1941 (teniendo en cuenta sendas renuncias dinásticas de sus hermanos mayores) hasta 1977, cuando cedió sus derechos a su hijo Juan Carlos de Borbón. Don Juan contrajo matrimonio con su prima, la princesa María de las Mercedes de Borbón-Dos Sicilias (1910-2000). Fueron padres de cuatro hijos: Juan Carlos, (nacido en 1938) rey de España de 1975 a 2014 y los infantes Pilar (nacida en 1936), Margarita (nacida en 1939) y Alfonso (1941-1956).

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  • Gonzalo (Gonzalo Manuel María Bernardo) (1914-1934), infante de España, nacido hemofílico. Falleció sin descendencia.

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El rey tuvo también cinco hijos extramatrimoniales:

  • Con la aristócrata francesa Mélanie de Gaufridy de Dortan tuvo a Roger Leveque de Vilmorin (1905-1980);
  • Con la actriz española Carmen Ruiz Moragas Alfonso XIII tuvo dos hijos más, a los que nunca reconoció oficialmente: María Teresa Ruiz Moragas (1925-1965), y su hermano, Leandro Alfonso Ruiz Moragas (1929-2016), autorizado por la justicia española a usar el apellido Borbón el 21 de mayo de 2003 como «Leandro Alfonso de Borbón Ruiz».
  • Alfonso XIII tuvo también dos hijas habidas de dos de las institutrices de sus hijos. La primera, cuyo nombre se desconoce, fue abandonada en un convento madrileño, y la segunda, Juana Alfonsa Milán y Quiñones de León (primer apellido adoptado por ser su padre duque de Milán y segundo por el embajador de España en Francia) (1916-2005), habida de Beatrice Noon, nanny irlandesa traída expresamente a España por su suegra, la princesa Beatriz del Reino Unido.

El rey Alfonso XIII también tomó bajo su protección y crió en la infancia, junto con sus hijos legítimos, a la supuesta hija bastarda del rey Carlos I de Portugal, María Pía de Sajonia-Coburgo Gotha y Braganza.


Condecoraciones

  • Gran maestre de la Orden del Toisón de Oro (17 de mayo de 1886– 15 de enero de 1941).
  • Gran maestre de la Orden de Carlos III (17 de mayo de 1886 – 15 de enero de 1941).
  • Gran maestre de la Orden de Isabel la Católica (17 de mayo de 1886 – 15 de enero de 1941).
  • Gran maestre de las órdenes militares de Santiago, Calatrava, Alcántara y Montesa (17 de mayo de 1886 – 15 de enero de 1941).
  • Hermano Mayor de las Reales Maestranzas de Caballería de Ronda, Sevilla, Granada, Valencia y Zaragoza.
  • Caballero de la Orden de los Serafines (Reino de Suecia).
  • Caballero de la Suprema Orden de la Santísima Anunciación (Reino de Italia).
  • Caballero de la Orden del Águila Negra (Reino de Prusia, Imperio alemán).
  • Caballero gran cruz de la Legión de Honor (República Francesa).
  • Caballero de la Orden de la Jarretera (Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda).
  • Caballero Gran Collar de la Suprema Orden del Crisantemo (Imperio de Japón).
  • Fuente:

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