Aleksandra Kolontái, marxista, feminista rusa, primera mujer en dirigir un ministerio de una nación.
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Aleksandra Kolontái, marxista, feminista rusa, primera mujer en dirigir un ministerio de una nación.


Aleksandra "Shura" Mijáilovna Kolontái (San Petersburgo, 31 de marzo de 1872 - Moscú, 9 de marzo de 1952) fue una destacada política, marxista y feminista rusa. Comunista y revolucionaria, fue la primera mujer de la historia en estar al frente de un ministerio en el Gobierno de una nación (Sovnarkom).

Trabajó para avanzar en los derechos y libertades de las mujeres y modificar aspectos de las leyes que hacían a la mujer una subordinada del varón, le negaban derecho al voto y la hacían ganar menos salario y trabajar en peores condiciones que los varones.

Pertenecía a una familia aristocrática rusa de origen ucraniano que anclaba sus raíces más allá del siglo XIII. Su padre, Mijaíl Alekséievich Domontóvich, era un general al servicio del zar, y su madre, Aleksandra Aleksándrovna Masálina provenía de una familia de campesinos fineses que había hecho una gran fortuna en la industria maderera. Aleksandra estuvo siempre muy unida a su padre, quien inculcó en la joven el interés por la historia y la política desde una óptica liberal. Con su madre tendría algún que otro conflicto, sobre todo cuando mostró interés por continuar sus estudios, algo que para su madre, no era apto ni necesario para una mujer. Fue educada por un instructor particular.

A los 19 conoció al que sería su marido, Vladímir Lúdvigovich Kolontái, un estudiante de ingeniería de origen modesto que no fue aceptado por su madre. Tras afiliarse en 1896 al partido socialista abandonó a su marido y su hijo para estudiar en Zúrich (Suiza) centro neurálgico de las jóvenes estudiosas afines a las ideas socialistas. Se afilió al Partido Obrero Socialdemócrata Ruso en 1899.

Participó en los acontecimientos revolucionarios de 1905, tras presenciar la matanza de obreros frente al Palacio de Invierno.​ Kolontái trabajó entonces escribiendo artículos y organizando asociaciones de trabajadoras rusas. Tuvo que exiliarse a raíz de la publicación de un artículo titulado Finlandia y el socialismo en el que animaba a los finlandeses a sublevarse contra la ocupación rusa. Esto le dio oportunidad de viajar por toda Europa, entrando en contacto con diversos partidos socialistas en países como Alemania, Gran Bretaña y Francia.

Se opuso activamente a la Primera Guerra Mundial, por sus motivaciones imperialistas al servicio de la clase dominante. Por esta razón, en junio de 1915 se unió a los bolcheviques que "eran los que más consecuentemente combatían el Socialpatriotismo",​ y viajó por diversos países haciendo campaña contra la guerra.

Al desatarse los sucesos que desembocaron en la Revolución de Octubre Aleksandra Kolontái regresó a Rusia, donde fue elegida miembro del Comité Ejecutivo del Sóviet de Petrogrado. Apoyó a Lenin en su visión de los soviets como organismos para el ejercicio del poder y la necesidad de superar la revolución burguesa con la revolución proletaria.

Pocos meses antes de octubre de 1917 fue elegida miembro del Comité Central del Partido y votó a favor de la insurrección y de la toma del Palacio de Invierno para construir así un Estado obrero.

Tras la toma del poder, Aleksandra Kolontái fue elegida para el Comisariado del Pueblo para la Asistencia Pública en el gobierno del Sovnarkom. Fue una de las personas que más trabajaron para conseguir los derechos y libertades de las mujeres, modificando aspectos de las leyes que hacían a la mujer una subordinada del varón, le negaban derecho al voto y la hacían ganar menos salario y trabajar en peores condiciones que los varones. La Revolución consiguió poner las bases para igualdad real entre varones y mujeres, liberando las relaciones familiares y las relaciones sexuales. Se aprobaron el divorcio y el aborto, y se otorgaba a las mujeres beneficios sociales en forma de salarios de maternidad, guarderías y hogares para los niños. Asimismo se desarrollaron campañas de información para dar a conocer a las mujeres sus nuevos derechos.

En 1918, Kolontái fue una de las organizadoras del Primer Congreso Panruso de Mujeres Trabajadoras. De este congreso nació el Zhenotdel (Departamento de la Mujer), un organismo dedicado a promover la participación de las mujeres en la vida pública, y en proyectos sociales, y de manera muy especial la lucha contra el analfabetismo. El Zhenotdel tenía su propia revista llamada Kommunistka (Mujer Comunista) y Kolontái era parte de su Consejo editorial. Todo este esfuerzo que consiguió poner las bases para el surgimiento de la mujer nueva en toda Rusia.

En 1921, Kolontái se puso del lado de la Oposición Obrera, una corriente del Partido Comunista nacida en el entorno de los sindicatos y encabezada por el dirigente de los trabajadores metalúrgicos Aleksandr Shliápnikov.​ Esta corriente tenía como consignas entregar la dirección de la economía a un Congreso de productores, que los sindicatos establecieran la dirección de las empresas y fábricas y que los trabajadores eligieran a los principales administradores. El Décimo Congreso del PCUS ordenó disolver este grupo en 1921, decisión que fue apelada inútilmente ante la Internacional Comunista, en tanto se fortalecía el régimen de Lenin y se promovía la Nueva Política Económica hasta 1928.

Tras el fracaso de la Oposición Obrera Aleksandra Kolontái quedó marginada y perdió gran parte de su influencia política. En 1922, pasó al servicio diplomático siendo una de las primeras mujeres en ocupar cargos diplomáticos importantes en 1900. Kollontái fue enviada, inicialmente como agregada, a la misión comercial soviética en Noruega y cuando Noruega y la URSS establecieron relaciones diplomáticas oficiales en 1924, Kollontái fue colocada a la cabeza de la legación soviética, primero como chargée d'affaires y poco después como ministra plenipotenciaria.​ Con este rango fue transferida a México en 1928, luego enviada de regreso a Noruega y, finalmente, en 1930 a Suecia, donde permaneció hasta 1945, llegando a ser embajadora en 1943 (probablemente la primera mujer en ocupar tal puesto en la historia de la diplomacia moderna​) siendo que su imagen personal resultaba valiosa al régimen de Stalin como modelo de la emancipación femenina soviética. Su alejamiento de la URSS previno que mostrara oposición a la Constitución Soviética de 1936 que en la práctica suprimía gran parte de las conquistas feministas promovidas por Kolontái.

En Suecia, tuvo como médica personal y amiga a la líder feminista Ada Nilsson, con la que mantuvo después una afectuosa correspondencia, encargándole incluso los medicamentos que no podía obtener en la URSS. También formó parte de la delegación soviética en la Sociedad de Naciones hasta que la URSS fue expulsada de esta organización en diciembre de 1939. Durante la Segunda Guerra Mundial Kolontái mantuvo activos los vínculos entre la URSS y Suecia, lo cual resultó de alta importancia al permitir al gobierno soviético mantener el contacto con un país neutral donde operaban diplomáticos del Eje. En contrapartida, sus casi veinte años de actividad diplomática fuera de la URSS significaron que su influencia política en el PCUS desapareciera, mientras las purgas estalinistas causaban la muerte o prisión a los veteranos de la "Oposición Obrera".

Kolontái era partidaria de una organización específica de la mujer en los partidos obreros y lo intentó establecer en Oposición Obrera el grupo que organizó frente al leninismo oficial.

Trabajó para la modificación de las leyes que establecían la subordinación de la mujer al varón, defendió el derecho del voto femenino y la premisa de "a igual trabajo igual salario" de las mujeres en las mismas condiciones que los hombres. Luchó por el derecho al divorció y planteó la creación de guarderías y hogares para menores, protegiendo además la maternidad.

En “Orígenes de la familia” señaló que en la sociedad comunista, la igualdad, el reconocimiento recíproco de los derechos y la comprensión fraternal debían constituir los principios fundamentales de las relaciones entre mujeres y hombres.

Trató el tema de la liberación sexual femenina en dos de sus obras: La Nueva Mujer y El Amor en la Sociedad Comunista. Para ella la "mujer nueva" se caracterizaría por exigencias propias, afirmando su personalidad, protestando por la servidumbre de la mujer dentro del Estado y de la familia y luchando por sus derechos dejando de ser el complemento del esposo.

El matrimonio que convertía a la esposa en una propiedad más del marido sería sustituido por la unión libre entre sexos, basada en el verdadero y puro amor y no en lazos contractuales.

En las relaciones sexuales la mujer nueva no renunciaría a su naturaleza femenina, ni al placer de la carne y elegiría libremente al hombre que quisiese como padre de su descendencia. Sobre la prostitución considera que se trata de una experiencia insatisfactoria tanto para el hombre, que comprando las caricias de una mujer nunca experimentará el verdadero éxtasis erótico, como para la prostituta, que nunca alcanzará plenitud y armonía vendiendo su cuerpo.



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