¿Cómo era el verdadero rostro de Alejandro Magno? Programa digital entregó detallada versión
Guía de: Mitos y Enigmas
- Héctor Fuentes
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Alejandro III de Macedonia (356 a.C.- 323a.C.), mejor conocido por la historia como Alejandro Magno o Alejandro el Grande, fue rey de Macedonia, hegemón de Grecia, faraón de Egipto y Shah de Media y Persia, hasta la fecha de su prematura y misteriosa muerte, cuanto estaba a punto de cumplir los 33 años de edad, siendo ensalzado desde entonces por diversos autores como el más mítico y heroico de los grandes conquistadores.
Considerado el mayor de los iconos culturales de la Antigüedad y uno de los más grandes estrategas militares de todos los tiempos, la formación intelectual de Alejandro Magno estuvo a cargo del filósofo Aristóteles, mientras que su formación militar fue orientada por su propio padre, el rey Filipo II de Macedonia.
En sus campañas de conquista el joven monarca macedonio se hizo con un dominio que se extendía por la Hélade griega, Egipto, Anatolia, Oriente Próximo y Asia Central, avanzando hasta la India. Se cuenta que cuando llegó a ese país lloró porque ya no había más territorios que conquistar. Tras su muerte, inspiraría a lo largo de más de dos mil años a los grandes conquistadores de todos los tiempos, desde el cónsul romano Julio César hasta el emperador francés Napoleón Bonaparte.
Alejandro Magno murió 13 de junio del 323 a. C, cuando faltaba poco más de un mes para cumplir los 33 años de edad, en el palacio de Nabucodonosor II de Babilonia. Existen varias teorías sobre la causa de su muerte, que van desde el envenenamiento hasta la enfermedad (pancreatitis, fiebre tifoideas, paludismo o un colapso hepático).
En su lecho de muerte sus generales le preguntaron: “¿A quién dejas tu reino?” Y él contestó: “Krat’eroi”, que significa “Al más fuerte”, aunque otros afirman que en realidad quiso decir “Karter’oi” “a Crátero”, uno de los comandantes de su ejército. Tras su deceso, sus mismos generales se repartieron su imperio, que se desmoronó rápidamente en varios reinos independientes que fundarían sus respectivas dinastías.
Su cadáver, según la leyenda, fue puesto en un recipiente de barro y cubierto de miel para preservarlo de la corrupción, y luego puesto en un sarcófago de oro y enviado a Alejandría para ser enterrado como él había dispuesto. Hasta el día de hoy, sin embargo, el paradero de su tumba es un verdadero misterio, pese a haber sido buscada intensamente por los arqueólogos.
Recientemente, Bas Uterwijk, un artista que vive en Amsterdam y que usa un software basado en redes neuronales llamado Artbreeder, para generar imágenes de rostros realistas a partir de pinturas históricas o esculturas, con gran nivel de detalle, y permitiendo así tener una mejor aproximación al aspecto que tenían personas que vivieron en una época sin fotografías, realizó una representación fotorrealista del rostro de Alejandro Magno tal como pudo haber aparecido en vida.
Esta reconstrucción, por cierto, se basó en la evidencia arqueológica que incluye bustos, retratos de monedas y estatuas, así como descripciones de Alejandro en relatos históricos. La reconstrucción facial de Uterwijk del mayor conquistador de la antigüedad, contrastada con uno de sus bustos, fue la siguiente:
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