Cultura

La historia de Alejandro Farnesio, el 'secundario' de lujo del Imperio espa�ol

ENSAYO

El abogado Luis de Carlos redescubre en 'Alexander' (Cr�tica) al Duque de Parma, estratega y diplom�tico en las grandes crisis del siglo XVI: la guerra de Flandes, la Armada Invencible y las guerras de Religi�n en Francia.

Reci�n nombrado Mejor Abogado del A�o en los Premios a la Excelencia en la Pr�ctica del Derecho de los Negocios de Expansi�n, Luis de Carlos muestra en Alexander (Cr�tica) una faceta que hab�a permanecido oculta hasta ahora: la de apasionado de la Historia. Fue precisamente la fascinaci�n por uno de sus personajes m�s interesantes y, sin embargo, m�s desconocidos para el gran p�blico lo que le llev� a acometer la biograf�a de Alejandro Farnesio (Roma, 1545- Arr�s, 1592), el estratega y diplom�tico que jug� un papel crucial en los grandes conflictos del siglo XVI en Europa.

Pero, a pesar de ese apasionamiento, De Carlos no ha querido dejarse llevar por el coraz�n a la hora de escribir la vida del Duque de Parma. Desde la sede del bufete Ur�a Men�ndez, del cual es uno de los dos socios directores, el abogado transmutado en escritor defiende su acercamiento: "No pretendo ser un historiador ni tampoco tengo imaginaci�n para la novela hist�rica. Pero he intentado ser riguroso, honesto y objetivo, sin condicionamientos de ning�n tipo". En ese sentido, su actividad como legista se traslucir�a en la abundancia de notas ("intento justificar que todo lo que digo no me lo he inventado, sino que procede de fuentes primarias o secundarias") y en la aproximaci�n general al personaje estudiado: "Creo que, una vez analizadas las pruebas, �stas absuelven a Farnesio", bromea.

De Carlos se�ala que todo naci� tras la lectura de un libro de Henry Kamen en la que el historiador brit�nico lamentaba el poco inter�s que suscitaba el Duque de Parma en Espa�a. "Me llam� la atenci�n, sobre todo por una doble vertiente que Luis Ribot, prologuista del libro, ha destacado: su valor y su nobleza". Son las caracter�sticas del h�roe cl�sico, y Farnesio tuvo ocasiones para demostrarlas a lo largo de su vida. Primero, en la Batalla de Lepanto contra los turcos. Luego, en la guerra de Flandes, llegando a ser gobernador de los Pa�ses Bajos desde 1578. M�s tarde en el proyecto fallido de la Armada Invencible. Y, por �ltimo, en las Guerras de Religi�n en Francia, donde perdi� la vida. "Fue una especie de personaje secundario que, sin embargo, estuvo en muchos sitios diferentes y muy importantes durante el siglo XVI".

Nieto de Carlos V y sobrino de Felipe II, su vida estuvo marcada por la lealtad a los monarcas Habsburgo. Pero ello no signific� que no hubiese conflictos. "A pesar de la lealtad a Felipe II, tuvo muchos enfrentamientos con �l, como se puede comprobar en su correspondencia. Por ejemplo, durante las Guerras de Religi�n en Francia, Felipe no s�lo quer�a que hubiese un monarca cat�lico al norte de los Pirineos, sino que �ste fuese adem�s, su hija. Farnesio le advirti� que no todo es posible, que no merec�a la pena el esfuerzo. Y ten�a raz�n: el hecho de plantearse un dominio de casi toda la Europa continental no era demasiado realista, sino que obedec�a m�s bien a un wishful thinking".

Por ello, De Carlos considera que el Duque de Parma "no era un s�bdito cualquiera" y que debido a esa confianza que le proporcionaba la relaci�n familiar con Felipe II se permit�a �ser siempre sincero�. As� se lo transmiti� en el proyecto de la Armada Invencible. "No era una persona que se callase y obedeciese ciegamente. Pero, al final, prevalec�a siempre su obediencia. Hasta el punto de que eso le cuesta la vida".

Algo oscurecido por otras dos figuras cruciales de los Austria, Don Juan y el Pr�ncipe de Asturias, Don Carlos (t�o y primo suyos, nacidos los tres en el mismo a�o y con los que se educ�), Alejandro ha tenido que luchar, historiogr�ficamente hablando, con el hecho de ser "m�s italiano que espa�ol", lamenta De Carlos. "Y, en realidad, era un tipo muy especial, con una educaci�n europea, un cosmopolita que pas� por Italia, Inglaterra y Flandes". Alguien suficientemente interesante para cerrar por un momento los libros de leyes y adentrarse en los archivos hist�ricos.