Clorilene, su hijo Segismundo y otros pr�ncipes y princesas polacos en el teatro �ureo espa�ol en torno al a�o 1634: Pedro Calder�n de la Barca, Antonio Coello, Francisco de Rojas Zorrilla con Lope de Vega al fondo

Espa�a y Europa Centro-Oriental en el Siglo de Oro

Clorilene, su hijo Segismundo y otros pr�ncipes y princesas polacos en el teatro �ureo espa�ol en torno al a�o 1634: Pedro Calder�n de la Barca, Antonio Coello, Francisco de Rojas Zorrilla con Lope de Vega al fondo

Clorilene, her son Segismundo and other Polish Princes and Princesses in the Spanish Golden Age Theater at 1634: Pedro Calder�n de la Barca, Antonio Coello, Francisco de Rojas Zorrilla with Lope de Vega in the Background

Beata Baczyńska
Uniwersytet Wrocławski, Polonia

Clorilene, su hijo Segismundo y otros pr�ncipes y princesas polacos en el teatro �ureo espa�ol en torno al a�o 1634: Pedro Calder�n de la Barca, Antonio Coello, Francisco de Rojas Zorrilla con Lope de Vega al fondo

Hipogrifo. Revista de literatura y cultura del Siglo de Oro, vol. 9, n�m. 1, pp. 467-485, 2021

Instituto de Estudios Auriseculares

Recepci�n: 27 Febrero 2021

Aprobaci�n: 18 Mayo 2021

Resumen: Se estudia el contexto de dos �comedias polacas� escritas en torno a 1634 —No hay ser padre siendo reyde Rojas Zorrilla y Yerros de Naturaleza y aciertos de la Fortunade Calder�n y Coello— , poniendo en tela de juicio, por un lado, la relaci�n intertextual con dos obras maestras anteriores: La vida es sue�ode Calder�n (primera redacci�n 1627-1630) y El castigo sin venganzade Lope de Vega (1631) y, por otro, su posible implicaci�n con la pol�tica de la corte espa�ola despu�s de que Ladislao IV Vasa fue elegido (1632) y coronado, a principios de 1633, rey de Polonia. Se ponderan las condiciones de recepci�n de las comedias y/o tragedias palatinas, cuyo n�cleo son los problemas sucesorios, en el contexto cortesano, con una particular atenci�n hacia sus regias espectadoras.

Palabras clave: Lope de Vega, Calder�n, Coello, Rojas Zorrilla, Polonia, Espa�a, Casa de Austria, Vasa.

Abstract: The article studies the context of two comedias polacas written around 1634: No hay ser padre siendo rey by Rojas Zorrilla and Yerros de Naturaleza y los aciertos de la Fortuna by Calder�n and Coello. Their intertextual relations with La vida es sue�o (1627-1630) and El castigo sin venganza by Lope de Vega (1631) are presented as well as their possible involvement in the politics of the Spanish court after Ladislaus IV Vasa was elected (1632) and crowned King of Poland at the beginning of 1633. The reception of comedia/tragedia palatina with the succession problems at its core is discussed in the courtly context, with particular attention to the female royal audience.

Keywords: Lope de Vega, Calder�n, Coello, Rojas Zorrilla, Polonia, Spain, Casa de Austria, Vasa.

�Mal, Polonia, recibes / a un extranjero, pues con sangre escribes / su entrada en tus arenas� (vv. 17-19). As� es como Rosaura concretiza su �geolocalizaci�n�, informando a los espectadores de que se ha perdido en el monte, ha perdido su montura y, por poco, pierde la vida. La afectaci�n del soliloquio transmite la determinaci�n de una mujer que, al ignorar su origen y su destino, est� dispuesta a cabalgar —�en h�bito de hombre de camino�— incluso un �hipogrifo violento� (v. 1). La corte polaca la va a conocer como una dama con el nombre de Astrea. La vida es sue�o genera infinitas constelaciones de mensajes y sentidos, tambi�n ocultos. El hombre del barroco europeo —el joven Pedro Calder�n de la Barca lo era en extremo— sab�a que en el mundo real (cuyo espejo es el teatro) no somos capaces de calar todo el misterio de la creaci�n1.

De ni�o, Calder�n pudo haber o�do hablar de Juana Dantisco, cuyo padre, Juan Dantisco hab�a venido desde la lejana Polonia a la corte espa�ola de Carlos V como embajador del rey de Polonia, Segismundo I Jaguell�n. Al volver a su patria, el embajador dej� abandonadas en Espa�a a su hija y a la madre de esta: como Clotaldo a Rosaura, en Moscovia… En 1596 Do�a Juana Dantisco, ya por entonces �viuda del secretario Diego Graci�n�, fue madrina de Diego, el mayor de los hermanos Calder�n2. Tuvo que ser una mujer extraordinaria: santa Teresa de Jes�s la quer�a y apreciaba mucho. La prole de do�a Juana, los Graci�n Dantisco —carmelitas, humanistas, escritores, censores3— forman una densa red social y literaria en la Espa�a de finales del siglo XVI y principios del XVII.

Son numerosos los trabajos que estudian el contexto de la Polonia calderoniana en La vida es sue�o4. Mi prop�sito es revisar las circunstancias hist�ricas (y teatrales) de otras dos comedias �ureas con pr�ncipes polacos y princesas polacas fechadas en torno a 1634: No hay ser padre siendo rey de Rojas Zorrilla y Yerros de Naturaleza y aciertos de la Fortuna de Calder�n y Coello. Los recientes trabajos de historiadores polacos y espa�oles permiten conocer cada vez mejor el alcance de las mutuas relaciones entre Polonia y Espa�a a lo largo del siglo XVII5. Su discreto reflejo es patente, tanto en las obras dram�ticas de los poetas espa�oles, como en la novela bizantina. Un claro repunte se produjo en torno al a�o 1629, fecha de la publicaci�n de Eustorgio y Clorilene. Historia moscovica por Enrique Su�rez de Figueroa y Mendoza. Los nombres de sus protagonistas aparecen en el �rbol geneal�gico del Segismundo calderoniano. Ese mismo a�o, sali� a la luz otra novela, Historia de las fortunas de Semprilis y Genorodano de Juan Enr�quez de Mendoza, con un papel destacado de Kasimiro, rey de Polonia6. La �primera versi�n� de La vida es sue�o fue escrita entonces, entre 1627 y 1630. La aprobaci�n de Eustorgioy Clorilene data de enero de 1628. El t�tulo de la novela pudo haber llegado a los o�dos de Calder�n mucho antes de que saliera impresa7.

LA POL�TICA: LAS ALIANZAS DE FAMILIA

La familia Vasa de Varsovia y los Habsburgo de Madrid estaban emparentados8. La reina Margarita de Austria (1584-1611), madre de Felipe IV, era hermana de las dos esposas de Segismundo III Vasa: Anna (1573-1598) y Constancia (1588-1631). En mayo de 1624, Ladislao Segismundo Vasa (1595-1648), hijo primog�nito del rey de Polonia y Suecia, pudo por fin partir para realizar su grand tour por Europa. Aunque viajaba de inc�gnito, lo hizo visitando a su amplia y distinguida parentela en Viena, Flandes e Italia. Su estancia en el sitio de Breda, entre los soldados espa�oles, la document� Calder�n en la comedia fechada en torno a 1625-1627: El sitio de Bred�9.

Polonia —mientras la Guerra de los Treinta A�os se iba extendiendo por el continente europeo— se volvi� el punto de mira de la diplomacia espa�ola10. El condeduque Olivares esperaba comprometer a Segismundo III Vasa en su plan pol�tico. Al final del a�o 1625, el rey de Polonia se mostr� dispuesto a entrar en la liga cat�lica esperando a cambio ayuda en la guerra contra los suecos para poder recuperar el trono de Suecia. Mikołaj Wolski, su enviado secreto, se reuni� en enero de 1626, en Viena, con el embajador de Espa�a, Francisco de Moncada, marqu�s de Aytona. El Consejo de Estado estudi� su informe (�El papel que dio el Gran Mariscal de Polonia�) el 28 de febrero de 1626, cuando el flamenco Jean de Croy, conde de Solre, ya estaba camino a Varsovia para �negociar la adquisici�n de embarcaciones con las que formar una escuadra espa�ola en el B�ltico�11.

Los diplom�ticos espa�oles sol�an referirse en sus informes a las tensas relaciones entre el rey Segismundo y su primog�nito Ladislao. Rafael R�denas Vilar, en su libro La pol�tica europea de Espa�a durante la Guerra de Treinta A�os (16241630), observ� que el pr�ncipe Ladislao, ya en la primavera de 1627, era �pieza esencial del juego n�rdico de la Monarqu�a espa�ola� y que precisaba �de la ayuda y protecci�n espa�olas para hacer prosperar en candidatura a la Corona polaca�12. Me refer� a esta cita en 2002, en un art�culo dedicado a Polonia y el mar en relaci�n al verso 1430 de La vida es sue�o13. Aquel a�o, Ryszard Skowron, historiador polaco, sac� a luz una brillante monograf�a titulada en polaco Olivares, los Vasas y el B�ltico. Polonia en la pol�tica exterior de Espa�a en los a�os 1621-163214, as� que —con m�s fundamento— pude escribir en 2005:

La capital de la Polonia calderoniana es una ciudad mar�tima. Su localizaci�n ha sorprendido a m�s de un calderonista, pues raras veces un hispanista no polaco ha o�do hablar de la guerra por el dominium maris Baltici, desarrollada durante casi todo el siglo XVII, y tampoco de la convocaci�n en Madrid, en 1626, del consejo especial para coordinar la totalidad de las acciones relativas al B�ltico, es decir, los planes de creaci�n de una flota hispano-polaca, la cual, bajo el mando del pr�ncipe heredero Ladislao, consiguiera el dominio del cuenco del B�ltico para los Habsburgo y sus aliados. En el drama de Calder�n, Polonia es, desde luego, un pa�s de la ficci�n y la utop�a, lo cual, no obstante, no impide buscar relaciones entre la imaginaci�n del poeta y la realidad hist�rica, reconociendo su inusitada intuici�n y perspicacia a la hora de valorar los hechos, y no solo los dram�ticos: las investigaciones recientes de los estudiosos de las relaciones hispano-polacas durante la Guerra de los Treinta A�os parecen corroborar indirectamente su excepcional sentido de analista pol�tico15.

EL TEATRO: �DECIR SIN DECIR�

Muchos de los calderonistas hemos reparado en el acierto de poner La vida es sue�o a la cabeza de la Primera parte: Calder�n no solo reconoci� el drama del pr�ncipe polaco Segismundo como representativo para su obra, sino que se esmer� en revisar la comedia antes de sacarla impresa16. Frederick A. de Armas, en 2009, volvi� a La vida es sue�o para insistir otra vez en la complejidad del proyecto teatral calderoniano: �Todas [las] claves astro-mitol�gicas pueden contener un “decir sin decir”�17. Recalc� que el t�rmino hipogrifo habr�a que tratarlo como �parad�jicamente […] un signo que declara una nueva est�tica� en oposici�n al arte de Lope de Vega18. De Armas ya antes hab�a planteado que La vida es sue�o se ofrec�a como una especie de �mythical agon between Jupiter and Saturn�19: una imagen po�tica de la confrontaci�n del joven poeta con Lope. En 2005, discrep�: �no creo que el conflicto dram�tico de La vida es sue�o, basado en aquel arquetipo, permita sacar conclusiones interpretativas tan complejas�20.

Hoy, al principio del a�o 2021, no puedo pasar por alto el reciente descubrimiento de la suelta que lleva por t�tulo este largo ep�grafe Un castigo sin venganza. Que es cuando Lope quiere. Comedia famosa, y que posiblemente es la pr�nceps de la tragedia �escrita al estilo espa�ol� por el F�nix21. El impreso vuelve a arrojar luz sobre la relaci�n entre el viejo Lope y el joven Calder�n, y el juego intertextual entre El castigo sin venganza . La vida es sue�o. Estoy de acuerdo con Alejandro Garc�aReidy en que la intenci�n del F�nix era entrar en di�logo �con ciertos dramas escritos en a�os recientes, que articulaban […] coordenadas de tragedia y honor en torno a la idea de venganza�22. Es de sumo inter�s que Lope aluda directamente a La vida es sue�o:

FEDERICO

Bien dicen que nuestra vida

es sue�o, y que toda es sue�o,

pues que no s�lo dormidos,

pero aun estando despiertos,

cosas imagina un hombre

que al m�s abrasado enfermo

con frenes� no pudieran

llegar a su entendimiento

BAT�N

Dices bien; que alguna vez

entre muchos caballeros

suelo estar, y sin querer

se me viene al pensamiento

dar un bofet�n a uno,

u mordelle del pescuezo.

Si estoy en alg�n balc�n,

estoy pensando y temiendo

echarme d�l, y matarme.

[…]

FEDERICO

(�Jes�s! �Dios me valga! �Afuera,

desatinados conceptos

de sue�os despiertos! Yo

�tal imagino, tal pienso,

tal me prometo, tal digo,

tal fabrico, tal emprendo?

�No m�s, estra�a locura!) (vv. 928-964).

Lope no se limita a citar la met�fora del t�tulo, sino que a continuaci�n, en la intervenci�n de Bat�n, evoca la situaci�n esc�nica de la segunda jornada de La vida es sue�o con un Segismundo que maltrata a los criados y con �alg�n balc�n� por donde caer y matarse23. Tambi�n en la intervenci�n de Federico se escucha un eco calderoniano: la serie de exclamaciones y preguntas imita el soliloquio de Segismundo cuando asombrado se despierta en el palacio.

Para concluir recordar� —con Garc�a-Reidy— que �[e]l 6 de septiembre de 1635, diez d�as despu�s de la muerte de Lope de Vega, se represent� en palacio ante Felipe IV El castigo sin venganza�: �Esta puesta en escena particular quiz� fue un peque�o homenaje al m�s c�lebre dramaturgo espa�ol de su �poca. La elecci�n de esta tragedia para un tributo p�stumo no ser�a casual: era una obra relativamente reciente y, sobre todo, de una calidad indiscutible�24.

NO HAY SER PADRE SIENDO REY DE FRANCISCO DE ROJAS ZORRILLA (�1634?)

El 1 de enero de 1635, los regios espectadores �oyeron� No hay ser padre siendo rey, compuesta por Francisco de Rojas Zorrilla, que represent� la compa��a de Antonio de Prado25. El protagonista era Rey de Polonia, sin m�s. Rojas Zorrilla refundi� La piedad en la justicia de Guill�n de Castro. Enrico Di Pastena, editor de la comedia de Rojas, observa como �poco explicable el cambio de ambientaci�n�, ya que �Castro sit�a la acci�n en Hungr�a, Rojas en Polonia�26. Es verdad que �el alejamiento en el espacio era convencional para el teatro de la �poca�, pero trasladar la acci�n de Hungr�a a Polonia no pod�a haber sido fortuito en un dramaturgo que comenzaba �su andadura en Palacio, despu�s de haberse ganado el aplauso del p�blico de los corrales�27. Di Pastena concluye:

El propio entorno cortesano, com�n a Calder�n y Rojas, debi� de funcionar como est�mulo a�adido para la b�squeda de materiales literarios que tambi�n permitieran hacerse eco de preocupaciones sociopol�ticas, nada ajenas al c�digo teatral de la �poca, sobre todo si la entendemos en su estrecha relaci�n con la sustancia �tica de los comportamientos representados28.

Di Pastena enumera afinidades de No hay ser padre siendo rey con La vida es sue�o29. En otra nota, pondera unos interesantes puntos de contacto con la �tragedia� de Lope que tendr�an que llamar la atenci�n de los aficionados del teatro:

[…] asoma en No hay ser padre siendo rey alguna analog�a en la onom�stica (reaparecen los nombres de Casandra y de Federico –conde en la tragedia de Lope, duque y consejero en la de Rojas), as� como alg�n leve parecido entre el enamoramiento de Rugero al presenciar el ba�o de Casandra en un curso de agua y el primer encuentro de Federico y Casandra (mientras esta vadea un r�o con los pies desnudos)30.

En El castigo sin venganza, son dos los homicidios (el de Casandra y de su hijastro y amante, Federico) frente a uno en la comedia de Rojas: Alejandro, hijo segundo del Rey de Polonia, es acuchillado por su hermano Rugero, quien cree dar muerte al duque Federico porque supone que �l es el amante de Casandra. El involuntario fratricida es condenado a muerte, pero lo salva el pueblo (polaco) al derrocar al rey dispuesto a castigar con la muerte al �nico heredero de la corona. Rojas Zorrilla —para emparentar su comedia con la tragedia de Lope y La vida es sue�o de Calder�n— juega con la materia literaria, al igual que pretende despertar la sensibilidad y la memoria de quienes —como el rey Felipe IV y su corte— ten�an el teatro por su habitual pasatiempo.

Polonia es accesorio en No hay ser padre siendo rey. El top�nimo aparece solo cuatro veces a lo largo de la comedia: dos veces en la primera jornada, en la escena entre el Rey de Polonia y Rugero (la exposici�n de la trama); y dos veces en el soliloquio de Casandra, esposa secreta del asesinado, cuando reclama al Rey de Polonia:

Sea notorio a Polonia

que tu justicia ha podido

m�s en ti que piedad,

y m�s que tu amor, tu arbitrio.

[…]

�Ay de ti, Rey de Polonia,

si cuando a quejas te obligo,

si cuando a voces te muevo

y te ablando a parasismos,

no castigas sin vengarte! (vv. 2611-2614, 2643-2647).

No creo casual que Casandra aluda a El castigo sin venganza justo cuando la trama llega al cl�max en su pasional y doloroso mon�logo, cuando descubre anteel rey –y a la vez el padre– y ante el mismo asesino que ha sido testigo del fratricidio, y pide castigo y venganza por la muerte del pr�ncipe Alejandro, su esposo. Rojas Zorrilla es muy puntual en cumplir de manera fatal el aviso de la exposici�n; primero la admonici�n del padre:

Gobernad vuestras acciones

para que Polonia vea

que os reduc�s a vos mismo,

y que hoy de nuevo se trueca

vuestro rigor en piedad,

[…]

Si esto hici�rdes, Rugero,

mi corona, mi grandeza,

cuanto aquesta espada rige,

cuanto estas canas gobiernan,

ser� vuestro desde luego.

Pero si no se reserva

ni un hermano que os obliga,

ni un valido que os respeta,

ni un pueblo que os obedece,

ni un padre que os amonesta,

si soy padre, ser� rey,

porque en tan graves materias,

quien no premia, no es prudente,

ni el que no castiga reina (vv. 185-189 y 197-210).

Rojas Zorrilla quiso que el top�nimo Polonia resonara tambi�n en la violenta respuesta del hijo que se cree �malquisto� (v. 177) y —en cuanto primog�nito— no piensa renunciar su leg�timo derecho a la corona:

De hoy m�s, gu�rdese Polonia;

y mi hermano de tu solio,

de tu palacio real

no mueva los pies medrosos,

que de sus venas mi acero

ha de sacar valeroso,

si el cielo no le sepulta,

sangre que despida en golfos (vv. 365-372).

En la misma jornada Alejandro le cuenta a Casandra su sue�o: se trata de una variaci�n sobre el topos somnium vitae en un claro di�logo intertextual con La vida es sue�o:

Du�rmome… No me dorm�,

porque el sue�o es un ensayo

de cada d�a en que todos

la muerte representamos,

[…]

Sue�o, pues, que, mal herido

del acero de mi hermano,

anegaba mis suspiros

entre mi sangre y mi llanto.

So�ando, la espada empu�o

y dormido me levanto.

Despierto…, y no despert�,

[…]

que con verme en pie y despierto

dud� por muy grande rato

si era sue�o el verme libre

o era verdad lo so�ado (vv. 737-740, 743-749 y 753-756).

El sue�o de Alejandro anuncia el funesto desenlace que dejar�a a Polonia sin heredero, si no fuera por el levantamiento popular:

El pueblo que vivas dice,

y tambi�n su voz me ense�a

que no quiere que yo reine,

pues deroga mi sentencia (vv. 3221-3224).

YERROS DE NATURALEZA Y ACIERTOS DE LA FORTUNA DE PEDRO CALDER�N DE LA BARCA Y ANTONIO COELLO (1634)

Yerros de Naturaleza y aciertos de la Fortuna, comedia colaborada de Calder�n y Coello, es con toda probabilidad anterior a la �comedia polaca� de Rojas Zorrilla. Se conserva el manuscrito, �parcialmente aut�grafo�, que �[l]leva en su folio 60r la aprobaci�n del censor Jer�nimo de Villanueva y la fecha del encargo de esta, el 4 de mayo de 1634, �nico dato que nos permite fechar el texto�, seg�n apunta Erik Coenen en su rigurosa edici�n31. El reparto contempla a Segismundo y Rosaura como personajes secundarios: hijos de Filipo, privado del rey polaco, Manfredo, cuya muerte en las guerras con Moscovia es el desencandente de la trama.

En Yerros es la hermana Matilde quien pretende usurpar la corona que hereda su hermano Polidoro, de acuerdo con la ley que prioriza al var�n como sucesor. Tal precepto fue promulgado por el rey Manfredo quien, en su momento, arrebat� la corona a Clorilene, la �nica hija de Conrado, rey de Polonia, su hermano. Segismundo y Rosaura son hijos de Clorilene porque Manfredo se la dio por esposa a �su mayor amigo y deudo, / […], porque fuese tu lealtad / de sus intenciones freno� (vv. 126-130). Estas palabras forman parte de una relaci�n en romance que Matilde dirige a Filipo, �viudo de la prima de los dos [hermanos]�32, para confiarle su estratagema de hacerse con el reino de Polonia eliminando a su hermano mellizo. Aprovechando el parecido entre los dos, piensa vestirse con sus trajes para hacerse pasar por Polidoro:

Yo he de reinar, sin que rompa

las leyes que lo reprueban

y al mismo tiempo mi hermano

reinar� sin ser quien reina.

Yo ser� rey en Polonia

sin serlo yo y, aunque en ella

no puede reinar mujer,

habr� rey que mujer sea.

Yo he de morir sin morir,

siendo mi hermano quien gobierne

ser� sin ser quien gobierna,

y, en fin, morir� mi hermano

cuando m�s vivir parezca

y, al contrario, tendr� vida

yo cuando morir me vea (vv. 977-992).

La comedia nunca tuvo buena cr�tica entre los calderonistas. Cruickshank escribe expl�citamente que fue un fracaso33. Hasta hace relativamente poco se cre�a incluso que Yerros de Naturaleza y aciertos de la Fortuna fue anterior a La vida es sue�o34. Ahora ya no cabe duda de que fue al contrario, y que la obra se compuso pensando en la compa��a de Crist�bal de Avenda�o y, principalmente, en su �autora�, Mar�a Candado, que iba a hacer los dos papeles, el de Polidoro y el de su hermana, Matilde35.

Los autores de Yerros quisieron que el top�nimo Polonia resonara entre el p�blico. La comedia arranca con gritos de aplauso: ��Viva Polidoro! �Viva / de Polonia el heredero!� (vv. 1-2). A lo largo de la primera jornada la palabra se pronuncia hasta catorce veces; en la segunda dos y en la tercera, seis; los dos �ltimos en el discurso final de Polidoro:

Corte de Polonia, amigos:

bien mir�is la providencia

con que el cielo me ha guardado,

y esta espantosa tragedia

bien pod�is adivinar

el misterio que en s� encierra.

Ambici�n fue de Matilde

que el cielo dej� deshecha,

y, aunque es verdad que conozco

que ella solo no pudiera

ser todo en aquesta haza�a

y que hay c�mplices en ella,

nada desto se averig�e;

[…]

Filipo a mi gracia vuelva,

y, por soldar el desaire

que os hice, Rosaura sea

hoy mi esposa, y Segismundo,

que de Polonia hizo ausencia,

vuelva a gobernar mis armas

para que con esto […] (vv. 3102-3115 y 3130-3136).

Erik Coenen observa que la decisi�n de Polidoro de que �nada de esto se averig�e� permite �la soluci�n […] de los conflictos pendientes. El rey ha entendido el enigm�tico mensaje que explica que Matilde ha pagado por su afrenta a Rosaura, Segismundo y Filipo […], reestableciendo la armon�a entre las dos ramas de la dinast�a reinante�36.

DESENLACES Y ENLACES. A MODO DE CONCLUSI�N

Enrico Di Pastena concluye lo mismo en relaci�n a No hay ser padre siendo rey: �el desenlace no deja de ser significativo desde un punto de vista ideol�gico por el papel que en �l desempe�a la raz�n de estado�:

Entre las obligaciones reales, estaba la de someterse a las leyes […], pero tambi�n la de conservar la estabilidad del reino. Al contrario, en su af�n de garantizar una aplicaci�n ejemplar de la justicia, el soberano a punto est� de dejar Polonia sin cabeza; el necesario ajuste del final preserva la instituci�n mon�rquica ci��ndose a su mecanismo de sucesi�n, y con ello garantiza la paz social. No es de extra�ar que algunos testimonios del Seiscientos que nos han transmitido el texto, en un pasaje a�adido amplifiquen precisamente las nefastas consecuencias sociales que sufrir�a un pa�s privado de sus herederos leg�timos […] �No hab�a escrito Mariana que es [el pueblo] quien confirma la legitimidad del heredero?37

Me gustar�a llamar la atenci�n sobre otro posible contexto pol�tico. Olivares en repetidos memoriales avisaba a Felipe IV �sobre el estado de los se�ores infantes don Carlos y don Fernando�. John H. Elliott escribe:

[…] mientras los infantes siguieran en la corte, la �nica manera de impedir que se convirtieran en centro de una facci�n era rodearlos de cortesanos que le fueran leales. El problema no se resolver�a hasta 1632, cuando se produjo la muerte repentina de don Carlos a finales de julio, y se envi� al cardenal-infante como virrey de Catalu�a y luego como gobernador de Flandes38.

Los maliciosos achacaron la temprana muerte del infante don Carlos �al veneno administrado por orden del conde-duque, supuestamente celoso de la popularidad que el d�bil y joven pr�ncipe ten�a entre la nobleza disidente�39.

Por otro lado, creo importante observar que a partir de junio de 1632, cuando a Madrid lleg� la noticia de la muerte de Segismundo III Vasa, la situaci�n de sus hijos fue un tema constante en la agenda diplom�tica espa�ola. El 26 de diciembre de 1632, el Duque de Feria —quien hab�a conocido al pr�ncipe Ladislao, cuando visit� Mil�n a finales del a�o 1624— escribi� a Felipe IV:

[…] ser� de grande importancia que Vuestra Majestad se sirviese de ayudary asistir este Pr�ncipe en la mejor forma que se pudiese pues no puede haber jam�s tan buena ocasi�n como esta en que solo ha quedado de Gustavo una hija […]. Las conveniencias de Vuestra Majestad en estas guerras despu�s de ayudar a aquel pr�ncipe de su sangre y tan cat�lico, son grandes porque no s�lo moviendo la guerra se retirar�n de Alemania las cabezas suecas que hay en ella y luego los presidios y soldados de aquel reino, sino que si Dios se le diese al rey Ladislao ser�a de grand�simo da�o a los holandeses, que tienen comercio muy considerable en el mar B�ltico y con aquel reino donde todo el tiempo del rey muerto han sido muy poderosos. Y siempre ser� de gran conveniencia que el rey de Polonia tenga mayor poder y reputaci�n40.

Y, efectivamente, ese era tambi�n el plan de Olivares. En la consulta del Consejo de Estado, fechada el 9 de enero de 1633, entre los prop�sitos inmediatos de la pol�tica exterior espa�ola referidos por el conde-duque figura expl�citamente: �El casamiento del polaco con la hija del sueco�41.

La hija del �sueco� se llamaba Cristina y ten�a entonces apenas siete a�os. Desde hac�a un a�o era reina de Suecia (Gustavo II Adolfo Vasa, su padre, perdi� la vida en L�tzen, aunque sus tropas ganaron la batalla). Ladislao IV Vasa, elegido por la nobleza polaca —tras la muerte de su padre Segismundo III Vasa— fue coronado el 6 de febrero de 1633 a la edad de treinta y siete a�os42. Apenas tres semanas despu�s, el 26 de febrero de 1633, hizo una ceremoniosa entrada en Cracovia la comitiva de don Diego Juan Velasco de la Cueva, conde de Siruela, que contaba con 120 hombres a caballo, seg�n un diarista de la �poca. El conde de Siruela ven�a para felicitar a Ladislao IV Vasa por su ascenso al trono en nombre de Felipe IV. El rey de Polonia le dio audiencia en p�blico el 28 de febrero de 1633, a continuaci�n el conde �visit� a los pr�ncipes y la princesa Anna�43.

Los Vasa de Varsovia segu�an utilizando el t�tulo de la corona sueca y eran cat�licos. Segismundo III Vasa, coronado en Uppsala en 1594 como rey de Suecia, cinco a�os despu�s, en 1599, fue derrocado a ra�z del levantamiento de la nobleza sueca, en su gran mayor�a luterana, encabezado por su t�o (y regente) el duque Carlos de S�dermanland: Carlos IX de Suecia fue padre de Gustavo II Adolfo y abuelo de Cristina de Suecia. El �rbol geneal�gico de Yerrosparece reflejar las complejas relaciones entre las dos ramas de la dinast�a de los Vasa, la polaca y la sueca.

Por otro lado, el ambiente de complot encubierto corresponde de una manera indirecta con las circunstancias de la violenta y vil muerte de Wallenstein. Cuando el 26 de marzo de 1634 la noticia de que �hab�a sido hallado culpable de alta traici�n al Emperador y hab�a sido asesinado en Eger el d�a 25 de febrero por los oficiales a su mando� tom� por sorpresa al conde-duque Olivares44. Es m�s, Calder�n y Coello le hab�an dedicado al famoso duque de Friedland una comedia, seg�n se desprende de �una carta del embajador de Florencia, Serrano, con fecha de 4 de marzo�. En palabras de Germ�n Vega Garc�a-Luengos: �la explicaci�n m�s plausible de la raz�n de ser y de las caracter�sticas de la comedia perdida estriba en asociarla al entorno de Olivares y sus intereses, y considerarla como una baza dentro de esa pol�tica de emergencia�45.

Las dos �comedias polacas�, tanto la colaborada de Calder�n y Coello, como No hay ser padre siendo rey de Rojas Zorrilla, se inscriben en las coordenadas pol�ticas de aquel fat�dico suceso, aunque tanto la fabulosa topograf�a de Polonia como los nombres de los protagonistas permiten marcar una decorosa distancia hacia los �pr�ncipes vivientes�. En 1634 Ladislao IV Vasa, rey de Polonia, segu�a siendo soltero, asimismo sus cinco medio hermanos, cuatro pr�ncipes y una princesa46. El m�s joven de los Vasa, Aleksander Karol (Alejandro Carlos), en 1634 pretend�a llegar a Madrid en busca de su fortuna47. La corte madrile�a esquiv� el compromiso (�cabr�a la posibilidad que el pr�ncipe Alejandro de la comedia de Rojas Zorrilla �aludiera sin aludir� a aquel hu�sped indeseado48?). Sin embargo, su estancia en Mil�n y el recibimiento por el cardenal-infante don Fernando fueron documentados en detalle por Diego de Aedo y Gallarte:

A los fines de marzo lleg� a Mil�n el hermano del Rey de Polonia llamado Ladislao, primo hermano de Su Alteza a quien hosped� magn�ficamente en Palacio y comieron algunas veces juntos; estuvo doce d�as y Su Alteza le present� seis caballos con ricos aderezos y otras cosas curiosas y de valor49.

Ladislao IV Vasa, por su parte, el 10 de junio de 1634 se adelant� a informar a Felipe IV de la inminente firma del Tratado de Paz con el Ducado de Moscovia50. En Madrid ya antes circulaba la Relaci�n verdadera de la insigne victoria que alcanz� Rey de Polonia contra el gran duque de Moscovia y otros confederados suyos, todos enemigos de nuestra santa fe y de las coronas de la casa de Austria, enviada del ej�rcito de su majestad de Polonia, su fecha en 24 de marzo de 1634. En 1635 venc�a la tregua entre Polonia y Suecia. La firma de la paz perpetua con Moscovia permit�a a Varsovia plantearse la guerra con Suecia. Ladislao IV Vasa sondeaba a sus aliados. La victoria de N�rdlingen, en septiembre de 1634, iba a precipitar los acontecimientos complicando los futuros enlaces: �la guerra con Francia era inevitable�51.

El 9 de agosto de 1637 Cecilia Renata, hija del emperador Fernando II y hermana de su sucesor Fernando III, contrajo matrimonio per procura con Ladislao IV Vasa. Al rey de Polonia lo representaba su medio hermano Juan Casimiro quien, al a�o siguiente, ser�a protagonista de un singular suceso: �el encierro por parte de los franceses […] cuando se dirig�a hacia Espa�a� donde esperaba ser nombrado Virrey de Portugal, pero �le sirvi� de reh�n a Richelieu, quien plante� utilizarlo para forzar a los Vasa a que se alejaran de los Habsburgo�52. Un posible lance de comedia, y no era la �ltima aventura pol�tica del medio hermano de rey de Polonia. Por cierto, Estebanillo Gonz�lez —en cuanto correo del Emperador— visit� dos veces la corte polaca. Por un expl�cito encargo del archiduque Leopoldo Guillermo Habsburgo, le trajo a Cecilia Renata �unas puntas y una mu�eca vestida al traje franc�s, para que sus sastres tomasen el modelo y le hiciesen de vestir a uso de aquel reino, por ser el de Polonia embarazado y no a su gusto�53. Resulta conmovedora la implicaci�n del archiduque, hermano menor de la reina de Polonia, que complac�a el inter�s de la joven reina de Polonia por la moda actual con un maniqu� vestido a la francesa tra�do de Bruselas. Al a�o siguiente, el 24 de marzo de 1644, la reina falleci� debido a una infecci�n posparto al dar luz a una hija muerta. Nada m�s llegar la triste noticia a Madrid, Isabel de Borb�n54 —en nombre de Felipe IV que estaba entonces aun en Catalu�a— mand� celebrar en las Descalzas Reales Honras […] por S. M. la Reina de Polonia y Suecia, Hermana del Emperador de Austria Fernando III, en 17 y 18 de junio de 164455. A la semana siguiente se reuni� el Consejo de Estado para decidir qui�n —en nombre del rey de Espa�a— ir�a a Varsovia para darle las condolencias al rey de Polonia por la muerte de Cecilia Renata y hablarle de la nueva candidata para esposa.

Sin embargo, esa vez la actividad de los diplom�ticos de la corte espa�ola ya no pudo evitar que el rey polaco se comprometiera con los franceses56. Ladislao IV Vasa se cas� en 1646, en segundas nupcias, con la princesa Mar�a Luisa de Gonzaga-Nevers. Muri� dos a�os m�s tarde. La dieta electiva eligi� al pr�ncipe Juan Casimiro, quien tuvo que renunciar al capelo cardenalicio para poder ser coronado y… casarse con la reina viuda. Los enlaces y desenlaces din�sticos se parec�an mucho a los lances de comedia seria palatina57.

�Qu� tienen en com�n las �comedias polacas� con El castigo sin venganza de Lope adem�s de la aemulatio l�dica, aquel aliciente a�adido de la representaciones particulares (los jueves y los domingos, en palacio), pero tambi�n de las p�blicas, en los corrales58? Todas se refieren a los problemas sucesorios, un tema de fundamental valor para monarqu�as hereditarias. Polonia no lo fue. Clorilene, la difunta madre de Segismundo, que fue reina de Polonia en La vida es sue�o, y la otra Clorilene, que no lleg� a ser reina de Polonia, y fue madre de Rosaura y Segismundo en Yerros de Naturaleza y los aciertos de la Fortuna, simbolizan la dif�cil suerte de infantas y princesas en aquellos tiempos: obligadas a perpetuar a los Austrias en Madrid y en Viena; a sellar los tratados con su cuerpo al desplazarse a otros reinos para nunca m�s volver a ver a sus parientes; a correr el riesgo de muerte con cada embarazo y parto59, como Clorilene.

Las reinas mor�an j�venes (quiz� por eso no hay madres en el teatro �ureo espa�ol). En Madrid, pero tambi�n en Viena (e incluso en Varsovia), se las entreten�a con las historias de fabulosas hero�nas de la comedia espa�ola60: Rosaura/Astrea que lucha por ser reconocida por Astolfo, y por conocer a su padre; Casandra, una joven y triste mujer del duque de Ferrara que se enamora del hijo ileg�timo de su esposo; Matilde dispuesta a eliminar a su hermano para disfrutar reinando Polonia. Las comedias y/o tragedias de ambiente palatino se ofrec�an sin duda tambi�n como un �r�gimen de pr�ncipes� esc�nico. En todas llama la atenci�n la independencia de sus protagonistas femeninas. Es tambi�n el caso de las �comedias polacas�, y –en particular– de Matilde, hija de Rosimunda, en Yerros de Naturalezay aciertos de la Fortuna, pero tambi�n de Casandra capaz de sobreponerse al dolor y pedir clemencia para el asesino de su esposo por ser el fratricida Rugero el �nico heredero de la corona de Polonia61.

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Notas

5. Me refiero aqu� a los trabajos de Ryszard Skowron (1997, 2002, 2011 y 2013) y Miguel Conde Pazos (2011) que cito en adelante.
8. Ver Skowron, 2011.
35. En Calder�n y Coello, Yerros de Naturaleza y aciertos de la Fortuna, pp. 18-19; Calder�n volvi� a plantear el mismo �ingenioso reparto que permit�a a una persona interpretar dos papeles� en La hija del aire (Cruickshank, 2011, p. 235).
43. Skowron, 2013, pp. 18-20 (cita en p. 19, trad. del polaco de la autora).
46. Con fecha del 17 de junio de 1634 el embajador del rey de Polonia present� en Madrid el �Memorial sobre las partes de los cuatro Pr�ncipes y Princesa, hermanos de aquel Rey� abogando que �ahora todos estos Seren�simos Pr�ncipes no poseen todo lo que conviene a su grandeza y nacimiento�; cito por Skowron, 2013, pp. 50 y 51.
50. Tratado de Poli�novka fue firmado el 14 de junio de 1634.
54. La reina de Espa�a, Isabel de Borb�n, morir�a apenas un medio a�o m�s tarde; cito de la entrada biogr�fica de la RAH: �en la primavera de 1644, tuvo un aborto. Era el quinto que sufr�a y tard� varios meses en reponerse. En el verano reanud� su trabajo administrativo, pero en octubre cay� de nuevo enferma y el d�a 6 por la ma�ana muri�, con cuarenta y dos a�os, en medio de una gran discusi�n entre sus m�dicos que [...] hicieron tal variedad de diagn�sticos que no se pod�a decir cu�l era la causa verdadera del deceso� (Sanz Ay�n).
58. El mismo Rojas Zorrilla hizo un ir�nico retrato, anno domini 1637, �de aquellos que Madrid llama “ingenios de la corte”, y palacio “vulgares de la villa” que a cada escena que o�an leer, dec�an: “M�o es este paso, aquel estotro es m�o y m�o estotro, m�o este episodio”� (Academia burlesca, p. 227). Ver Baczyńska en Belmonte, Moreto y Mart�nez de Meneses, El pr�ncipe perseguido, pp. 13-14.
61. Me gustar�a terminar con la referencia a una de las espectadoras privilegiadas del repertorio que es objeto de este trabajo, Isabel de Borb�n: �No cabe duda de que, si durante la primera parte del matrimonio la relaci�n con do�a Isabel no pas� de discreta, durante los �ltimos a�os los lazos de respeto, afecto y confianza se estrecharon intensamente hasta convertirse en “la mejor azucena de Francia” —como rezaba en los motes de su t�mulo funerario—, en “el mayor tesoro de Felipe IV” y cuyo recuerdo, magnificado en los a�os inmediatamente posteriores a su desaparici�n, qued� vinculado a la imagen de la buena gobernante� (Sanz Ay�n).
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