Alejandrina de Baden ▷ Información, Historia, Biografía y más.
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Alejandrina de Baden



¿Qué día cumple años Alejandrina de Baden?

Alejandrina de Baden cumple los años el 6 de diciembre.


¿Qué día nació Alejandrina de Baden?

Alejandrina de Baden nació el día 6 de diciembre de 1820.


¿Cuántos años tiene Alejandrina de Baden?

La edad actual es 203 años. Alejandrina de Baden cumplió 203 años el 6 de diciembre de este año.


¿De qué signo es Alejandrina de Baden?

Alejandrina de Baden es del signo de Sagitario.


Alejandrina de Baden (en alemán Alexandrine Prinzessin von Baden; 6 de diciembre de 1820 - 20 de diciembre de 1904) fue una princesa de Baden, la hija mayor del gran duque Leopoldo I de Baden y su esposa, la princesa Sofía de Suecia.[1]​ Contrajo matrimonio con Ernesto II, duque de Sajonia-Coburgo-Gotha, hermano del príncipe Alberto y cuñado de la reina Victoria del Reino Unido.

Antes de ascender al trono, Alejandro II de Rusia fue enviado a Baden para presentarse como pretendiente de Alejandrina,[2]​ aunque ella ya se consideraba su prometida, porque para entonces se habían realizado una serie de negociaciones preliminares. Sin embargo, Alejandro visitó durante el viaje la corte del gran ducado de Hesse-Darmstadt y conoció a la princesa María y finalmente se casó con ella.[2]

Ernesto, el príncipe hereditario de Sajonia-Coburgo-Gotha, comenzó a buscar una novia adecuada a instancias de su hermano el príncipe Alberto,[3]​ quien creía que a su hermano le hacía falta una esposa y decía: «[Son] cadenas que tienes que tener de cualquier forma y ciertamente será bueno para ti [...] Entre más grandes y ceñidas sean, mejor será para ti. Una pareja de casados deben de mantenerse unidos el uno al otro, ser inseparables y deben vivir solamente el uno para el otro».[3]​ Con este consejo en mente (aunque Alberto fue reprendido por pretender aconsejar a sus mayores), Ernesto comenzó a buscar esposa.[3]

Alrededor de esta época, Ernesto sufría de una enfermedad venérea provocada por sus múltiples romances; en consecuencia, Alberto le aconsejó que no se casara hasta que estuviera totalmente recuperado, incluso le advirtió que, de continuar con su promiscuidad, podría terminar incapacitado para procrear. Como resultado, Ernesto esperó unos años antes de casarse.[3]​ Ernesto se casó con Alejandrina de Baden el 13 de mayo de 1842 en Karlsruhe.[1][4]​ Para consternación de su hermano y su cuñada la reina Victoria, el matrimonio no logró que Ernesto «se estableciera». No obstante, Alejandrina aceptó sus faltas alegremente y mantuvo una feroz devoción a Ernesto que llegaría a causar desconcierto a su alrededor.[4]

Ernesto sucedió a su padre, Ernesto I, en 1844. El matrimonio seguía sin poder procrear. Aunque lo más probable es que la culpa de la falta de hijos fuera de Ernesto (debido a la enfermedad venérea que padeció antes de su matrimonio), Alejandrina parecía haber aceptado sin dudar que la responsabilidad era suya.[4]​ El mismo año en que Ernesto ascendió al trono del Ducado, la pareja visitó el castillo de Windsor para encontrarse con su familia. Lady Eleanor Stanley, una de las damas de honor de la reina Victoria, le comentó a su madre: «Dicen que el duque no está bien y ciertamente se ve terriblemente enfermo [...] sin embargo, nos estrechó las manos muy cortésmente en la reunión y parecía muy animado con su hermano. La duquesa [Alejandrina] le dijo a Lady Duoro que había estado en Ems con la esperanza de concebir un hijo y heredero, pero aún no había tenido resultados; estábamos bastante entretenidos con su sencilla forma de expresarse, ella parece ser una persona muy agradable y es muy bonita».[4]

La relación de la pareja en esta etapa era «tan despejada como nunca», según las palabras de la historiadora Charlotte Zeepvat.[4]​ Durante el recorrido por algunas de las granjas en Windsor, Alejandrina cogió un resfriado; poco después partieron de regreso a su hogar. Lady Eleanor comentó nuevamente: «[Alejandrina] fue muy dulce en la despedida y besó a todos los que estábamos alrededor; parecía muy delicada, tan blanca como una hoja de papel y más acorde para permanecer en cama que para emprender un largo viaje. Las despedidas de la realeza no son tan tristes como yo esperaba; muchos besos, pero sin lágrimas».[4]​ Victoria estaba apenada de verlos partir, porque amaba la lealtad de Ernesto para con Alberto y porque había llegado a ver a Alejandrina como una hermana.[4]

Victoria eligió a Ernesto como padrino de su hija Alicia y en consecuencia debía estar en Inglaterra en abril de 1859 para el bautizo.[5]​ Aunque Victoria estaba ansiosa por volver a ver a Alejandrina y esta había hecho arreglos desde el año anterior para su visita, Ernesto optó por no llevarla. Estaba claro que como no quedaban posibilidades de concebir hijos, Ernesto fue perdiendo el interés en su esposa.[5]

Antes y durante su matrimonio, Ernesto tuvo innumerables relaciones con diferentes mujeres. Sin embargo, Alejandrina permaneció como esposa leal y optó por ignorar esas relaciones de las que, no obstante, era consciente. En un momento dado, Ernesto tuvo dos amantes al mismo tiempo y vivía con ellas y con Alejandrina en un «inverosímil ménage que convirtió a la pareja en el hazmerreír de toda la familia».[6]​ Aunque amaba a Alejandrina, Victoria estaba consternada por su disposición a aceptar las infidelidades de su marido y comentó: «La conducta de tío E. es perfectamente monstruosa y debo culpar mucho a la tía por eso. No me han escrito aún, pero cuando lo hagan, tendré que responderles muy fuertemente».[6]

Conforme pasaron los años, el comportamiento y la forma de vestir desfasados de Ernesto se volvieron cada vez más en objeto de broma para las generaciones más jóvenes.[7]​ La hija de su sobrino y sucesor el príncipe Alfredo, duque de Edimburgo, recordaría a Ernesto como: «un viejo galán, apretado dentro de una levita demasiado ceñida para su humanidad e incómodamente apretada en la cintura, con un sombrero, guantes color limón y una rosa en su solapa».[7]Ernesto Luis de Hesse-Darmstadt recordaba cómo Alejandrina solía seguir los pasos de su marido llamándolo, «Ernesto, mi tesoro»; esto causó vergüenza en particular durante el Jubileo de Windsor en 1887, cuando el cuñado de Ernesto Luis, el gran duque Sergio, imitó a Alejandrina llamando a Ernesto Luis «Ernesto, mi tesoro», sin darse cuenta de que el duque se aproximaba desde el otro extremo de la habitación.[7]​ «Vio mi expresión horrorizada y se dio la vuelta, luego, ambos escapamos, huyendo hacia habitaciones diferentes. Me reventé de la risa, pero durante mucho tiempo Sergio estuvo desesperadamente preocupado, porque no sabía si el tío le había oído».[8]

Ernesto murió el 22 de agosto de 1893, después de una corta enfermedad. Alejandrina le sobrevivió once años, muriendo finalmente el 20 de diciembre de 1904.[1]




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