En cierta ocasi�n Franco Zeffirelli viaj� hasta la isla griega de Skorpios, propiedad de Arist�teles Onassis, para convencer a Mar�a Callas, la �nica mujer de la que estuvo enamorado, para que la diva volviera a los escenarios. Lo hab�a dejado todo por amor. Obligada o no, esa es otra historia. All� ocurri� lo inimaginable. Onassis se insinu� al director italiano, que mantuvo en secreto aquel suceso hasta que escribi� Zefirelli. An Autobiography (2006).
En este culebr�n de la jet set internacional hubo otros actores secundarios que sufrieron las consecuencias de aquel romance, como Giovanni Battista Meneghini, marido y m�nager de la cantante; Tina Livanos, la a�n esposa del armador griego, y Elsa Maxwell, la periodista de cotilleos y organizadora de grandes eventos que se frotaba las manos tras haber ejercido como celestina a instancias de Onassis en el hotel Dorchester, el favorito de Elizabeth Taylor cuando viajaba a Londres con Richard Burton, con quienes Zeffirelli trabaj� en La mujer indomable (1967). El realizador se las vio y se las dese�, porque la actriz de los ojos violeta insisti� en rodar mientras luc�a en su dedo el fabuloso diamante Krupp de 33,19 quilates. Aquello era imposible porque la historia se desarrollaba en la Italia del siglo XVI, as� que la Taylor fue pr�ctica. Gir� el anillo para que solo se viera el aro de platino.
A sabiendas de que Zeffirelli y Callas no pod�an consumar su relaci�n ya que �l era homosexual, que no gay, palabra que consideraba vulgar y ofensiva, ambos se convirtieron en confidentes. Para ella creo escenograf�as oper�sticas de ensue�o como Norma de Bellini o Tosca de Puccini, pero tambi�n trabaj� con Pl�cido Domingo en La Traviata y Otello. Estren� cientos de obras en La Scala de Mil�n, el MET de Nueva York, The Royal Opera House de Londres... En esa combinaci�n explosiva entre su italianidad e inglesidad le apodaron Shakespearelli.
Su afici�n oper�stica no ensombreci� su arte en la peque�a y gran pantalla, entre cuyas obras destacan Romeo y Julieta (1968) -nominada al Oscar al mejor filme y director- y dos dedicatorias a esa atracci�n fatal que fue el catolicismo que profesaba con devoci�n, como Hermano Sol, hermana Luna (1972), basada en la vida de San Francisco de As�s, y la miniserie Jes�s de Nazaret (1977), a quien puso uno de los rostros m�s bellos (Robert Powell), a excepci�n de la de Jeffrey Hunter en Rey de reyes, que coprotagoniz� junto Carmen Sevilla.
Su homosexualidad no le impidi� defender la fe cat�lica, airear que en el Evangelio est� todo lo que se necesita para vivir, comulgar con la derecha, ser senador por Catania de Forza Italia de Berlusconi, ser antiabortista e incluso perdonar al sacerdote que abus� sexualmente de aquel ni�o a quien llamaban el bastardito porque su madre hab�a sido infiel. Cuando su marido muri�, ella encabez� el cortejo f�nebre luciendo un embarazo que fue el esc�ndalo de Florencia. Como apasionada de Mozart, inscribi� a su hijo con el apellido Zeffiretti, proveniente de una de las arias de Las bodas de F�garo. Sin embargo, un funcionario lo escribi� mal y qued� inmortalizado como Zeffirelli. "Soy el �nico del mundo que tiene ese apellido", sol�a replicar.
Su infancia fue triste. Hu�rfano de madre con seis a�os le criaron un grupo de solteronas que le dieron el afecto necesario. Aquella ni�ez la reflej� en T� con Mussolini (1999). El argumento excluye su primer orgasmo con un compa�ero de la escuela con 13 a�os, que "coincidi� con el d�a de la muerte de Pirandello", tal y como destac� en su autobiograf�a. En el colegio se met�an con �l, sobre todo cuando hac�an deporte, ya que en Franco afloraban sentimientos prohibidos para la �poca.
Zeffirelli fue un esteta. Su gusto por la belleza la hered� de su amante y mentor Luchino Visconti, perteneciente a una de las familias m�s poderosas de Mil�n, descendiente de Carlomagno, que antes de convertirse en precursor del neorrealismo italiano hab�a sido asistente de Jean Renoir. Adoradores del esplendor y la magnificencia, Zeffirelli empez� como asistente de direcci�n con La tierra tiembla (1948).
Cuando la gran Anna Magnani se enter� de la relaci�n le dijo a Zeffirelli: "Es una v�bora". Pero �l ech� pelillos a la mar porque le introdujo en la dolce vita romana (y m�s all�) present�ndole a Dal� y a Coco Chanel, que le regal� doce dibujos de Matisse pensando que eran falsos, pero se sorprendi� cuando al vender varios de ellos en �pocas cr�ticas le dieron un buen dinero.
Consciente de lo que escribi� Virgilio, Tempus fugit, sicut nubes, quasi naves, velut umbra (El tiempo vuela, como las nubes, como las naves, como las sombras), Zeffirelli mantuvo la esencia de Visconti porque sol�a enaltecer su estilismo con agua perfumada con esencia de Penhaligon que usaba Visconti.
En cuanto a la amistad, nunca se traicion� a s� mismo. Jam�s la vio como una transacci�n. Si se amaba, se hac�a con la verdad, tal y como demostr� con la Callas, la Magnani, la Taylor, la Redgrave y Judi Dench. Estrech� lazos con los Kennedy, la reina Isabel II se encontraba entre sus admiradoras e incluso varios Papas elogiaron sus representaciones religiosas.
Con aquella mente brillante, un encanto embriagador y unos ojos azules cautivadores, conversar con Zeffirelli era lidiar entre la pasi�n y el desaf�o. En su villa de la Via Appia Antica recib�a a mentes privilegiadas, con quienes charlaba hasta las tantas de la madrugada rodeados de helechos, cipreses y palmeras. El hogar era su sanctasanct�rum. Luego estaba su otra villa en Positano, que daba p�bulo a ciertos desenfrenos.
Jam�s publicit� sus obras de caridad y en las distancias cortas dicen que era caprichoso, impredecible, sensible, irascible y amoroso. En 2000 adopt� a Pippo y Luciano, que ya estaban en la cuarentena.
Tras su fallecimiento en 2019 a los 96 a�os han surgido varios aspectos oscuros de su vida que se est�n investigando judicialmente. Hace unas semanas, Olivia Hussey (71) y Leonard Whiting (72), protagonistas de Romeo y Julieta, presentaron una demanda de 500 millones de d�lares contra la Paramount en un juzgado de Santa M�nica, donde alegaron que Zeffirelli les enga�� cuando rodaron la escena de cama, por lo que se sintieron v�ctimas de abuso sexual. Pippo, director de la Fundaci�n Franco Zeffirelli, ha declarado que "las im�genes no contienen ning�n sentimiento morboso" y sobre los desnudos afirm� que "expresan la belleza, la transferencia e incluso dir�a la franqueza de la entrega mutua".
Siguiendo la estela de denuncias,Brooke Shields ha narrado en su documental Pretty Baby: Brooke Shieldsque "Zeffirelli no dejaba de agarrarme el dedo del pie y torcerlo para que tuviera una mirada de, supongo, �xtasis. Pero me estaba haciendo da�o", en referencia a una secuencia �ntima en Amor sin fin (1981) con el ex actor Martin Hewitt (64). Est� por ver lo que suceder� en plena era de la cultura de la cancelaci�n.
De momento, la estela Zeffirelli sigue viva gracias a la Fundaci�n Franco Zeffirelli en su Florencia natal que re�ne guiones, bocetos, premios, trajes y otros efectos personales para entender la obra de uno de los m�s grandes creadores visuales del siglo XX. Antes de morir confes� en petit comit� que no se hab�a sentido valorado lo suficiente en Italia, como le ocurri� en la 45� Festival de Cine de Venecia, cuando prensa e invitados recibieron con abucheos y rechiflas la proyecci�n El joven Toscanini (1988), realizada �nicamente para exhibir la belleza de su adorada Elizabeth Taylor.
La villa donde estaban prohibidas las fotos
Goethe, Wagner, Hemingway o Woolf tienen en com�n haber encontrado en la costa amalfitana el refugio para descansar las mentes. Si en Ravello Gore Vidal compr� Villa la Rondinaia, donde Garbo y Capote dejaban de ser seres celestiales, en Positano rein� Zeffirelli, que compr� Villa Treville. En esa mezcla de casas de color pastel reflejadas en las cristalinas aguas del Tirreno, el director italiano le dio un nuevo sentido al dolce far niente.
Una vez se entraba en este para�so terrenal las fotos estaban prohibidas. Apenas existen documentos gr�ficos que reflejen el trasiego de celebridades que pernoctaron. Pero al igual que en la antigua Roma, la tradici�n oral se impuso como medio para transmitir jugosos cotilleos.
En una de sus borracheras, Elizabeth Taylor y Richard Burton protagonizaron una de sus discusiones m�s antol�gicas. Pero Rudolf Nureyev se pas� de la raya. A pesar de que hab�a comprado el archipi�lago Li Galli, donde Ulises escuch� los cantos de las sirenas, le encantaba pasar tiempo en Villa Treville. All� hizo el amor con un jovencito que encontr�, pero cuando este le dej�, Nureyev entr� en c�lera. Desperdig� excrementos por los suelos y empez� a destrozar todo lo que encontraba a su paso. Zeffirelli dorm�a. Su hijo Luciano le informaba. Tras varios tira y afloja, Nureyev y Luciano se liaron a pu�etazos.
En la actualidad, Villa Treville es un hotel boutique de cinco estrellas regentado por Govind Yeshe Friedland, ex marido de Alejandra Silva (39), la mujer de Richard Gere.
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