Jack el Destripador: un siglo de sospechosos habituales y teorías descabelladas

Un loco de clase baja, un abogado, un zapatero judío o un complot de la Casa Real son sólo tres de las teorías que han alimentado el mito del asesino en serie más famoso de la historia

Entre agosto y noviembre de 1888, los crímenes de Jack el Destripador aterrorizaron a sus conciudadanos. Su campo de acción era un deprimido barrio del East End de Londres, Whitechapel, en el que se hacinaba la mayor parte de las clases bajas de Londres. La inseguridad en esa zona dificultó la contabilidad de los crímenes del Destripador. No fue hasta varios años después que el a la sazón Departamento de Investigación Criminal (CID por sus siglas en inglés) de Scotland Yard, sir Melville Macnaghten, afirmó que Jack sólo era autor de cinco, las "víctimas canónicas" (aunque muchos han creído que fueron más). No ha pasado lo mismo con la lista de posibles asesinos, que no ha parado de crecer desde que el propio Macnagthen mencionó tres sospechosos: John Montague Druitt, Aaron Kosminski y Michael Ostrog. Lo cierto es que desde hace 125 años se ha señalado a multitud de culpables, muchas veces con pruebas de dudosa entidad. La que sigue es una pequeña lista de las teorías más verosímiles o estrambóticas.

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Jack el destripador, el sangriento asesino que aterrorizó Londres

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FOTO: AFP / Getty Images

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Aaron Kosminski, el polaco loco

Según sir Robert Anderson, director del Departamento de Investigación Criminal (CID) durante los crímenes, su autor fue un judío polaco de clase baja y loco, al que se identificó con el barbero Aaron Kominski. En 2014 se hallaron coincidencias de ADN mitocondrial entre familiares vivos de Kosminski y el que contenía un chal recogido en el lugar donde Eddowes murió. Pero esas pruebas de ADN no son fiables y es incierto que el chal fuese de Eddowes.  En la imagen, en un esbozo de la época.

 

FOTO: AGE Fotostock

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Montague John Druitt, el abogado de clase alta

Este sospechoso era abogado y procedía de una buena familia. Melville Macnaghten, investigador de la policía de Londres lo calificó de "sexualmente enfermo", esto es, homosexual (quizá por ello lo expulsaron en otoño de 1888 del internado donde enseñaba). Se suicidó arrojándose al Támesis semanas después del asesinato de Kelly. Pero, como afirmó el inspector responsable del caso del Destripador, Frederick Abberline, no existía ninguna prueba contra él. Contaba con tan solo 31 años cuando su cuerpo fue hallado en diciembre de 1888 flotando en el Támesis.

FOTO: Album

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Walter Sickert, el pintor famoso

El pintor británico compartía ADN con el Destripador. Cuando se cometieron los asesinatos contaba tenía 28 años. Esta fotografía fue tomada cuatro años antes, en 1884. Walter Sickert era un famoso pintor británico, interesado en el caso y autor del óleo El dormitorio de Jack el Destripador, fue señalado como el asesino por la escritora Patricia Cornwell, que vio en él rasgos psicopáticos. Se halló una coincidencia de ADN mitocondrial en una carta enviada por la esposa de Sickert y otra firmada por el Destripador, pero hasta el 10% de la población comparte este tipo de ADN.

 

FOTO: Bridgeman / ACI

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John "Leather apron" Pizer, el zapatero judío

John Pizer, un zapatero judío apodado Leather apron (delantal de cuero) porque andaba por la calle con el delantal propio de su oficio. Fue detenido dos días después del asesinato de la segunda víctima del Destripador en la noche del 8 de septiembre: una mujer lo acusó de blandir un cuchillo contra ella esa madrugada. Ya había protagonizado altercados con prostitutas, pero contaba con sólidas coartadas para las noches de los dos asesinatos.  En esta caricatura, se presenta delante de los retratos de los demás sospechosos.

FOTO: Cordon Press

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Alberto Víctor, duque de Clarence y la conspiración real

El nieto de la reina Victoria murió de neumonía a los 28 años, cuatro años después de los crímenes del Destripador. En 1976, el escritor británico Stephen Kgnith publicó el libro Jack the Ripper: The Final Solution, donde mantenía que los asesinatos de Whitechapel fueron el resultado de una conspiración orquestada desde la casa real. Según esta teoría –absolutamente desacreditada por los expertos, pero que aún goza de amplio predicamento popular–, los asesinatos tenían el propósito de acabar con el chantaje que sufría el duque de Clarence, nieto de la reina Victoria. El duque habría tenido una hija con una prostituta, y las amigas de ésta habrían amenazado con hacerlo público si no recibían dinero; entonces se decidió acabar con ellas y culpar de sus muertes a un ficticio Jack. Aquí se le ve en una fotografía coloreada.

FOTO: Bridgeman / ACI

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William Gull, implicado en la conspiración

El médico personal de la reina Victoria I de Inglaterra, William Gull, también habría participado en los crímenes del Destripador, según el escritor británico Stephen Knight y su rebatida teoría sobre una conspiración real. 

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