Dentro del calendario cívico nacional, la fecha del 20 de noviembre ocupa un lugar destacado que nos traslada al inicio del movimiento armado iniciado en 1910, que culminó con la deposición de Porfirio Díaz y de todo el aparato dictatorial que lo sostuvo en el solio presidencial durante 30 años.

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La citada fecha fue dictada en el artículo séptimo del plan de San Luis, emitido el 5 de octubre de 1910, por Francisco I. Madero: “el 20 de noviembre, de las seis de la tarde en adelante, todos los ciudadanos de la república tomarán las armas para arrojar del poder a las autoridades que actualmente gobiernan”. Para quienes resultaron triunfadores de la Revolución, el momento se transformó en un hito de la historia patria, un hecho fundacional del moderno Estado mexicano. Como señala Enrique Florescano, la Revolución mexicana no fue sólo un hecho histórico acaecido “entre 1910 y 1917 o entre 1910 y 1920; sino también el conjunto de proyecciones, símbolos, evocaciones, imágenes y mitos que sus actores, intérpretes y herederos forjaron”.

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De acuerdo con el diario semi-oficial de aquella época, El Imparcial, aquel día –que se antojaba funesto para las autoridades porfirianas– hubo poca actividad de los “sediciosos”. El mayor escándalo fue el intento de levantamiento por parte de Aquiles Serdán en la ciudad de Puebla, que fue descubierto con antelación, por lo que el gobernador del estado envió a la policía para registrar la casa de los Serdán. Unos días antes del 20, el 18 de noviembre, después de haber sido alertado del posible cateo, familiares y adeptos a la causa de Aquiles Serdán se reunieron, tomaron las armas y se prepararon para iniciar la Revolución.

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El 19 de noviembre El Imparcial comentó “Un día sangriento en la ciudad de Puebla… al ir a practicar un cateo fue asesinado el jefe de la policía”. Y, para desacreditar a los revolucionarios el periódico publicó que en “La casa de los Cerdán (sic), donde el grupo de revoltosos se había estado sosteniendo durante algún tiempo, sembrando el terror entre el vecindario y produciendo grandísima alarma en toda la ciudad, fue tomada a viva fuerza después de un tenaz ataque de las fuerzas federales”. El 20 de noviembre el diario notificó sobre la muerte de Aquiles Serdán, puesto que, El Imparcial, supuso que éste se había fugado ya que después de la refriega no se localizó, “Cerdán (sic), resuelto a vender cara su vida, fue encontrado en un sótano entre un arsenal de armas, proyectiles y programas”. Como escarmiento y advertencia, a los futuros revolucionarios, el cadáver de Serdán fue exhibido como trofeo de las fuerzas federales.

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En el mismo número, El Imparcial, aseguró que “Francisco I. Madero salió huyendo de San Antonio Texas”, ya que el gobierno norteamericano le había negado el asilo. El 21, un día después del llamado a iniciar la Revolución, el periódico del régimen aseguró que el ejército dominaba la situación, si bien en los primeros días, e inclusive meses, las acciones revolucionarias eran esporádicas y sin poner en riesgo al gobierno de Díaz, las cosas cambiaron al iniciar 1911. En mayo de 1911, apenas seis meses después del llamado de Madero, las fuerzas revolucionarias pusieron fin al régimen porfirista.

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¡Ven! Visita el Archivo General de la Nación, y consulta el material bibliohemerográfico de la biblioteca Ignacio Cubas, donde puedes conocer cómo retrató la prensa el inicio de la Revolución mexicana.

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