El misterio de los esqueletos de la Batalla de Waterloo

El misterio de los esqueletos de la Batalla de Waterloo

Arqueología

Encuentran los restos de 10 soldados de hace 200 años escondidos en el desván de una casa

Ataque del ejército prusiano, comandado por mariscal de campo Gebhard von Blücher, contra los soldados de Napoleón en Plancenoit. Cuadro de Adolf Northern pintado en 1864

Ataque del ejército prusiano, comandado por mariscal de campo Gebhard von Blücher, contra los soldados de Napoleón en Plancenoit. Cuadro de Adolf Northern pintado en 1864

Wikipedia

Cuando el historiador Bernard Wilkin, responsable de los Archivos del Estado en Lieja, fue a impartir una conferencia en Waterloo hace unas semanas poco pensaba en lo que allí iba a ocurrir. Al final de su alocución, se le acercó un hombre de mediana edad y le enseñó unas misteriosas fotos que tenía en su teléfono móvil. “Tengo prusianos en el desván”, le soltó de buenas a primeras.

Lo que en realidad había en su buhardilla eran los restos de al menos 10 hombres, probablemente soldados prusianos e ingleses que participaron hace 200 en la Batalla de Waterloo, donde Napoleón fue derrotado el 18 de junio de 1815 por las tropas de la Séptima Coalición dirigidas por el duque de Wellington.

Un pie que mantiene casi todas sus partes

"Tantos huesos, ¡es realmente único!", exclamó Wilkin unos días después del hallazgo, mientras estaba de pie frente a la mesa de autopsias de un patólogo forense del Instituto de Medicina Forense de Lieja que sostenía dos cráneos, tres fémures, huesos de la cadera o un pie que mantiene casi todas sus partes.

Los restos óseos habían sido hallados –junto botas y hebillas de metal- décadas antes en Plancenoit (Lasne), que ejerció de punto estratégico durante el enfrentamiento armado ya que fue el principal foco del ataque del flanco prusiano del mariscal de campo Gebhard von Blücher contra los soldados de Napoleón Bonaparte.

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Los restos óseos de los soldados que participaron en la Batalla de Waterloo 

KENZO TRIBOUILLARD / AFP

Estas pruebas forenses permitirán determinar de qué regiones procedían los hombres a los que pertenecen. Todos ellos murieron en combate, como muestran las heridas que presentan sus restos. Uno de los cráneos tiene la zona del glóbulo ocular afectada, incluida una rotura del hueso.

Los isótopos de estroncio de los dientes servirán a los arqueólogos para detallar la edad de los fallecidos y su origen. Media docena de nacionalidades europeas estuvieron representadas entre las tropas de ambos bandos que se enfrentaron en las proximidades de Waterloo, situada a unos 20 kilómetros al sur de Bruselas.

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El historiador Bernard Wilkin posa delante de la mesa de autopsias con los restos descubiertos 

KENZO TRIBOUILLARD / AFP

El choque, que se saldó con la muerte de entre 10.000 y 30.000 personas y la derrota del ejército francés, acabó con las ambiciones de Napoleón de conquistar Europa para construir un gran imperio. Los aliados, además, se adentraron en Francia. El 1 de julio, Von Blücher ocupó a Versalles y restauró la Corona. Napoleón se rindió definitivamente el 10 de julio.

La batalla de Waterloo –además de hacerse mundialmente conocida por la famosa canción de ABBA- ha sido analizada minuciosamente por los historiadores, que la consideran un momento clave. Lo sorprendente, sin embargo, es que hasta ahora se han encontrado pocos cadáveres de la milicia y los caballos fallecidos.

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Un pie encontrado mantenía casi todas sus partes 

KENZO TRIBOUILLARD / AFP

Bernard Wilkin está entre el grupo de investigadores que en verano del año pasado señalaron que han aparecido tan pocos cuerpos de esta época porque los lugareños los robaron y los vendieron a cambio de cientos de miles de francos de la época a la industria azucarera para que utilizara los huesos para blanquear azúcar de remolacha.

“El valor de mercado de los huesos, teóricamente animales, se disparó”, indicaba Wilkin. Los campesinos habrían desenterrado las fosas comunes para recuperar los restos óseos y entregarlos como si fueran de origen animal para que en los altos hornos se convirtieran en un polvo negro que filtraba el jarabe de azúcar.

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Los isótopos de estroncio de los dientes permitirá conocer el origen geográfico de los militares 

KENZO TRIBOUILLARD / AFP

A partir de 1834, las fuentes escritas muestran que los incidentes se multiplicaron: los viajeros veían cuerpos desenterrados, parlamentarios denunciaban tráfico de 'huesos putrefactos' y el alcalde de Braine l'Alleud (una localidad cerca de Waterloo), advertía con un cartel que las exhumaciones estaban prohibidas y eran punibles.

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