Chico conoce a chica. Chico se queda prendado de chica. Chica no se siente completa en su vida y por primera vez se deja llevar. Chico y chica inician un romance. Chico es Eric, un alumno del último curso del instituto y está a punto de cumplir los 18 años. Chica es Claire Wilson, la nueva profesora de literatura que está intentando tener un hijo con su marido. Así arranca ‘A Teacher’, la desafiante miniserie de HBO España que protagonizan Nick Robinson (el encantador protagonista de ‘Love Simon’) y Kate Mara (la periodista que jugaba con fuego en ‘House of Cards’) y de la que ya están disponibles los tres primeros episodios, a los que seguirá una nueva entrega cada miércoles.

A partir de una película independiente de 2013 de Hannah Fidell y estrenada en el Festival de Sundance de 2013, la ficción original de FX on Hulu (otras series como ‘Lo que hacemos en las sombras’, ‘Better Things’, ‘Fosse / Verdon’ o ‘Mrs. América’ también han llegado a España a través de HBO gracias al acuerdo entre ambas plataformas) va mucho más allá de la simple explotación de las pulsiones de un hormonado adolescente y una profesora que no parece estar en control de sus decisiones… o que al menos no se comporta como si lo estuviera. Sin entrar en spoilers, a lo largo de sus diez episodios de media hora de duración ‘A Teacher’ no solo cuenta cómo ha surgido este romance tabú, sino que explota los (simbólicos) cadáveres que deja a su paso una relación que jamás debería haber existido. Lo hace con un estilo que por momentos recuerda - sin llegar a alcanzar del todo su delicadeza y excelencia - a la reciente ‘Normal People’, atrapando al espectador en su telaraña de erotismo, confusión, represión emocional y dudas.

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Es ahí donde, además, brilla especialmente su notable pareja protagonista. Kate Mara está a la altura del desafío de aportar humanidad a una personaje que, sin necesidad de simplificar esta historia como un relato de buenos y malos, ocupa el rol del villano. La verdadera revelación es Nick Robinson, que es capaz de pasar de la luz de Simon, el personaje que lanzó su carrera, a la vulnerabilidad e ingenuo carisma de Eric Walker. Seleccionar a un actor de 24 años para interpretar a un chico de 17 nos remonta directamente a los clásicos adolescentes de la televisión de los años 90 y resta parte del impacto que provoca la gran diferencia de edad de los dos personajes protagonistas (un detalle que recupera el final de la serie en uno de sus momentos más logrados) pero la energía e inocencia de Robinson consigue que te olvides de ello. Aunque el título escogido sea un nombre más comercial, también es demasiado genérico: el estudiante es el verdadero corazón de los conflictos de 'A Teacher'.

Los primeros capítulos ponen a prueba los límites y la comodidad del espectador, que debe decidir si se sube, como hacen los propios personajes, a la ola de un romance tórrido sin pensar demasiado en las consecuencias de sus actos. Es en la segunda parte del relato cuando ‘A Teacher’ entra en sus conflictos más interesantes, aquellos que exploran las diferentes consecuencias legales, sociales y emocionales del estupro, un delito sexual que se produce cuando una persona, generalmente mayor de edad, mantiene relaciones sexuales con una persona adolescente que consiente la relación. El estupro, por cierto, es el cargo que admitió haber cometido Roman Polanski (a cambio de que el juez eliminara el resto de acusaciones del caso) en su relación sexual con Samantha Geimer antes de fugarse de la justicia en febrero de 1978.

La televisión y la cultura pop ha evolucionado de forma contradictoria y fascinante en los últimos años. Cuando Kevin Williamson (guionista de ‘Scream’ y ‘Sé lo que hicistéis el último verano’) planteó en 1998 un romance entre Pacey y la profesora Jacobs durante la primera temporada de ‘Dawson crece’ los ejecutivos de Warner Bros. empezaron a preocuparse y por primera y última vez en las seis temporadas del generacional melodrama preguntaron a su creador y productor ejecutivo cuánto iba a durar esta trama. Al saber que finalizaría tras seis episodios, el directivo respiró: el estudio recibió quejas de espectadores y padres durante semanas. En 2020 la sociedad y el medio parecen haber avanzado lo suficiente como para poder contar esta historia. Al mismo tiempo, ‘A Teacher’ advierte antes de cada episodio que estamos a punto de ser testigos de una serie que “contiene situaciones sexuales, así como representaciones de seducción que pueden resultar inquietantes”. La decisión de FX on Hulu encaja con la nueva política de Netflix de avisar a los espectadores cada vez que muestran comportamientos que puedan afectar a la audiencia. La polémica que surgió tras la gráfica muerte de Hannah Baker en ‘Por 13 razones’ ha salpicado indirectamente a series como ‘The Crown’, que en su cuarta temporada incluye imágenes relacionadas con trastornos alimenticios.

nick robinson y kate mara en a teacher
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Esa seducción de la advertencia hace referencia al término inglés “grooming”, una poderosa palabra que no tiene una traducción directa al castellano y que se usa para hablar de “una serie de conductas y acciones emprendidas por un adulto con el objetivo de ganarse la amistad de un menor de edad, creando una conexión emocional con el mismo, con el fin de disminuir las preocupaciones del menor y poder abusar sexualmente de él”. Esa es la primera pista que da ‘A Teacher’ sobre los caminos que quiere transitar y la conclusión que quiere dejar al finalizar sus diez episodios.

Se estima que en Estados Unidos cada año se producen más de siete millones de relaciones sexuales que entrarían dentro de este término pero que rara vez se persiguen. El terreno pantanoso en el que entra la miniserie de HBO es otro, no obstante: el problema detrás de la relación de Eric y Claire no es el consentimiento (un concepto que exploraba de forma fascinante y desafiante Michaela Cole en la imprescindible ‘Podría destruirte’), sino la manipulación entre los dos miembros de una relación construida sobre una base de influencia y poder. La conclusión a la que llega ‘A Teacher’ es tan poderosa como, por momentos, acelerada: al terminar el viaje emocional es tentador pensar que el punto de inflexión de la historia quizás debería haber llegado antes para que Fidell, en total oposición de lo que hacía en su película, siguiera explorando los grises del relato. Aún así, es un tren al que merece mucho la pena subirse.