Podcast CB SyR 461: La película Oppenheimer y el libro de historia natural de 1755 de Kant - La Ciencia de la Mula Francis

Podcast CB SyR 461: La película Oppenheimer y el libro de historia natural de 1755 de Kant

Por Francisco R. Villatoro, el 26 abril, 2024. Categoría(s): Ciencia • Personajes • Podcast Coffee Break: Señal y Ruido • Prensa rosa • Recomendación ✎ 17

Te recomiendo disfrutar del episodio 461 del podcast Coffee Break: Señal y Ruido [Acast AAcast BiVoox AiVoox BiTunes A y iTunes B], titulado “Ep461: Oppenheimer; Filosofía Natural de Kant», 25 abr 2024. «La tertulia semanal en la que repasamos las últimas noticias de la actualidad científica. En el episodio de hoy: Cara A: Oppenheimer (10:00). Cara B: 300 años de Kant (29:14). Señales de los oyentes. Imagen de portada realizada por Héctor Socas. Todos los comentarios vertidos durante la tertulia representan únicamente la opinión de quien los hace… y a veces ni eso».

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Como muestra el vídeo participamos por videoconferencia Héctor Socas Navarro @HSocasNavarro (@pCoffeeBreak), Sara Robisco Cavite @SaraRC83, Alberto Aparici @cienciabrujula, José Edelstein @JoseEdelstein, Gastón Giribet @GastonGiribet (solo cara B), y Francis Villatoro @emulenews. Por cierto, agradezco a Manu Pombrol @Manupombrol el nuevo diseño de mi fondo para Zoom. Muchas gracias, Manu.

Tras la presentación de Héctor, nos desvela Alberto que viene a hablar de su libro… perdón, de su película, Oppenheimer (2023) de Christopher Nolan. Dado que estamos en la semana del Día del Libro, yo destaco que está basada en American Prometheus (2005), de Kai Bird y Martin J. Sherwin (Prometeo americano (2023), traducida por Raquel Marqués García). Como sobre gustos no hay nada escrito, nos enfrascamos en una confrontación sobre pareceres. Pero siempre sin olvidar la poca ciencia que se presenta en la película. A pesar de ello, Alberto califica la película como obra maestra del cine.

Por cierto, es el primer blockbuster de Hollywood que presenta un artículo científico: el actor ojea un par de páginas en el minuto 00:30:10 del paper J.R. Oppenheimer, H. Snyder, «On Continued Gravitational Contraction,» Physical Review 56: 455-459 (01 Sep 1939), doi: https://doi.org/10.1103/PhysRev.56.455. Por cierto, también aparece un artículos científico en una película española, ¡Salta! (2023) de Olga Osorio, de la que José Edelstein ha sido asesor científico; en concreto, Juan Maldacena, Alexey Milekhin, «Humanly traversable wormholes,» Physical Review D 103: 066007 (09 Mar 2021), doi: https://doi.org/10.1103/PhysRevD.103.066007.

Héctor comenta que el principio de equivalencia aparece en la película Inception (2010) de Nolan (que en España se llamó Origen). Para salir de los sueños se provoca una patada o kick, que no funciona en caída libre.

Gastón nos cuenta que Immanuel Kant nació en Königsberg, Prusia, el 22 de abril de 1724. Este año se celebran sus 300 años, un momento perfecto para hablar de su «Historia general de la naturaleza y teoría del cielo, o ensayo sobre la constitución y el origen mecánico de todo el edificio del mundo, tratado según principios newtonianos» (1755), su obra de juventud (tenía 31 años) que publicó de forma anónima (yo he leído la traducción del argentino Pedro Merton en 1946). Una obra que se puede interpretar de forma presentista como precursora de la obra de Laplace, «Exposición del sistema del mundo» (1796) y, no sin arrojo, de la cosmología moderna del siglo XX. Por supuesto, esta obra ingenua está repleta de errores conceptuales y todos sus aparentes aciertos son accidentales. El presentismo ha hecho mucho daño a la divulgación de la ciencia (abusan de él con asiduidad y alevosía Carl Sagan, Neil deGrasse Tyson y muchos otros).

Kant se inspiró en los libros de los astrónomos Thomas Wright, «La teoría original, o nueva hipótesis del universo» (1750), y Pierre Louis Maupertuis, «Ensayo de Cosmología» (1750). Por desgracia, en lugar de apoyarse en el empirismo, que le hubiera conducido a una obra de corte científico, se apoya en el racionalismo, guiado por sus intuiciones. En palabras de Kant: «De un trabajo de esta índole no se puede exigir nunca una máxima exactitud geométrica e infalibilidad matemática. Si el sistema está fundado en analogías y coincidencias según las reglas de la verosimilitud y del justo modo de pensar, ya he satisfecho todas las exigencias de su objeto». Lo que le lleva a afirmaciones como: «Los círculos de los planetas mantienen la más cercana relación a un plano común que es prolongación del círculo formado por el ecuador del sol; una desviación a esta regla sólo tiene lugar en el extremo límite del sistema donde paulatinamente cesan todos los movimientos».

Guiado por el libro de Wright y por sus propias intuiciones interpreta la banda lechosa de la Vía Láctea en el cielo como producto de una luz zodiacal similar a la que vemos hacia el oeste tras la puesta del Sol, o hacia el este antes de su salida. Así nos propone que la Vía Láctea es similar a un sistema planetario, con las estrellas orbitando en un plano, en analogía con los planetas que orbitan al Sol. Por analogía, sugiere que las nebulosas de Maupertuis tienen una naturaleza similar. En un análisis presentista se puede afirmar que Kant considera a la Vía Láctea y muchas nebulosas como galaxias. Pero su análisis me parece infantil y está repleto de errores (a ojos actuales, claro).

Por ejemplo, propone que la excentricidad de los planetas crece conforme se alejan del Sol, ya que así ocurre con Venus, la Tierra, Júpiter y Saturno, a pesar de que no es cierto para Mercurio y Marte (excepciones que confirmarían la regla). También propone que hay planetas más allá de Saturno y que muchos cometas lejanos son más masivos que Júpiter. Finaliza su libro proponiendo que todos los planetas están habitados y sugiere que los que no lo están podrían acabar siendo habitados por los humanos. Esta obra de Kant es un buen ejemplo de la ciencia de sillón, resultado del pensamiento puro, guiado por la idea de que Dios creó el universo comprensible para quien piensa sobre su naturaleza desde su sillón.

Mucho racionalismo y muy poco empirismo caracterizan esta obra de juventud de Kant (que no olvidemos que publicó de forma anónima). Por supuesto, que esta obra no nos haga olvidar que su gran contribución a la filosofía fue su Crítica de la razón pura (1781). En relación al tricentenario de Kant, recomiendo leer a Roberto R. Aramayo, «Kant cumple 300 años y está más vigente que nunca», The Conversation, 21 abr 2024. Un resumen del libro en la wikipedia, «Historia general de la naturaleza y teoría del cielo» [wikipedia]; por cierto, yo he leído la traducción de Pedro Merton (Buenos Aires, 1946).

Y pasamos a Señales de los Oyentes. Cristina Hernandez García pregunta: «Aparte de lo de la biblioteca, ¿metafísica sería especular sobre el ontos más allá de la física disponible en el momento? Y la metafísica histórica superada ya no sería metafísica sino retroce». Contesta Gastón que la metafísica, en general, es lo que está más allá de la física, por lo que discute preguntas como ¿por qué la Naturaleza es inteligible? Compara la metafísica con la metamatemática, la matemática sobre la matemática, sobre las matemáticas posibles (esta comparación no me parece acertada, pues creo que la metafísica no se centra en las físicas posibles).

P pregunta: «¿En qué lenguaje están escritos los teoremas matemáticos antes de ser construidos por algún ser inteligente?» Contesto que, en mi opinión, los teoremas son resultados lingüísticos, luego se escriben en el lenguaje matemático de su época. Apunto a que la pregunta es sobre las verdades matemáticas (que son otra cosa). Diferentes civilizaciones matemáticas describirán dichas verdades como teoremas en lenguajes matemáticos diferentes. Y, en mi opinión, no siempre será posible una traducción entre dichos lenguajes que permita acceder a las mismas verdades de forma plena y completa.

Fernando Manuel pregunta: «Las alteraciones dadas para la hipótesis del Planeta 9, ¿son en una región, por una franja? [Si la respuesta es] sí, ¿qué parte del sistema solar es el que se ve alterado por este supuesto planeta 9? ¿Cuán grande es esta franja que abarca esta hipotética existencia?» Contesta Héctor que el Planeta 9 no afecta a ningún objeto cercano a nosotros, porque está demasiado lejos (solo afecta a cuerpos transneptunianos extremos). Ni siquiera los planetas gigantes se ven afectados;  pone el ejemplo de Neptuno, que está a 30 UA, cuando el Planeta 9 estaría más allá de las 300 UA.

¡Que disfrutes del podcast!

Apéndice, solo para quien desee entender mi crítica a la loa de Gastón a la obra anónima de Kant en 1755. Yo niego la mayor, en contra de la opinión de Gastón, de que se pueda calificar dicha obra como de filosofía natural, es decir, como obra científica. En mi opinión, solo el presentismo permite dicha calificación.

Para sustentar mi argumentación me permito presentar algunos extractos de esta obra de Kant, que  no pretenden ser comprensivos, solo ilustrar su estilo y contenido. La interpretación de Kant sobre la distribución de las estrellas alrededor del centro de la Vía Láctea está «apoyada por la ley según la cual la excentricidad de las órbitas planetarias está en relación a su distancia del sol. La excentricidad en los movimientos de los planetas aumenta con su distancia del sol. [Se] puede pues suponer que habrá aún otros planetas más allá de Saturno, los que, más excéntricos y por ello más parecidos a los cometas. [La] excentricidad es para Venus 1/126 del semi-eje de su órbita elíptica, para la Tierra 1/58, para Júpiter 1/20 y para Saturno 1/17, es decir aumenta evidentemente con las distancias. Es cierto que Mercurio y Marte se exceptúan de esta ley».

Kant describe su intuición sobre la estructura del sistema solar. «La excentricidad constituye la diferencia principal entre los cometas y los planetas, y [sus] colas y cabelleras no son otra cosa que la consecuencia de aquélla. [Y] algunos cometas son más grandes que Saturno y Júpiter; pero no se puede creer de ninguna manera que la magnitud de las masas vaya aumentando continuamente. [Yo] considero más aconsejable renunciar al fugaz aplauso que tales concordancias pueden despertar, en favor del auténtico placer que nace de la percepción de las reglas de constitución cuando analogías físicas se apoyan mutuamente para determinar verdades físicas».

El elemento clave en la astrofísica de sillón de Kant es la luz zodiacal. «El Sol está rodeado de un algo sutil y vaporoso que en el plano de su ecuador lo circunda con escasa anchura en ambos lados hasta una gran altura. [Hay] bastante similitud para comparar este fenómeno con el anillo de Saturno y deducirlo de un origen concordante. [La] presente explicación no tiene otro valor que el que corresponde a las hipótesis, y no pretende otra cosa que a un aplauso voluntario; el lector inclinará su juicio hacia el lado que le parezca ser el más aceptable».

En analogía con el sistema solar, si el Sol tiene planetas, y los planetas tienen lunas, entonces las estrellas deben tener planetas y formar parte de una galaxia análoga a un sistema planetario. «La Vía láctea es el zodíaco de estos superiores órdenes mundiales que se desvían de su zona lo menos posible y cuya franja está siempre iluminada por su luz, igual que el zodíaco de los planetas reluce algunas veces, aunque sólo en muy pocos puntos, por el fulgor de estos globos. Cada uno de estos soles constituye con los planetas que giran alrededor de él, un sistema propio; pero ello no les impide ser partes de un sistema aun mayor, igual que Júpiter y Saturno no obstante sus propios acompañantes se hallan comprendidos en la constitución sistemática de un edificio mundial aun mayor. ¿No se podrán conocer en tan exacta concordancia de la constitución la igualdad en la causa y manera de la formación?»

Un punto clave es que Kant considera que los sistemas planetarios y los sistemas estelares evolucionan de forma continua por la fuerza de la gravitación. «Si la creación es infinita en el espacio, o por lo menos si lo ha sido desde el comienzo por la materia, y si está dispuesta a llegar a serlo por la forma o la formación, el espacio universal será animado con mundos sin número y sin fin. ¿Se extenderá ahora aquella vinculación sistemática que antes hemos considerado en todas las partes en especial, también al conjunto, reuniendo el universo entero, el todo de la naturaleza, en un solo sistema por la conjunción de la atracción y de la fuerza centrífuga? Yo digo que sí».

Lo que permea la argumentación de Kant es que el universo es obra de un Dios creador. Como tal es una obra comprensible para el intelecto humano y, además, es una obra imperfecta que se renueva de forma permanente en busca de la perfección (pues la obra divina debería ser perfecta, pero no lo es). «Pasarán millones y verdaderas montañas de millones de siglos durante los cuales se formarán y llegarán a la perfección mundos y sistemas mundiales cada vez renovados sucesivamente desde el centro de la naturaleza en las lejanas distancias; no obstante la constitución sistemática que reina entre sus partes, conseguirán una relación general al centro que por la fuerza de atracción de su masa extraordinaria ha llegado a ser el primer punto de formación y el centro de la creación. La infinidad de las épocas futuras que la eternidad producirá inagotablemente, llenará de vida todos los espacios de la presencia divina y los elevará paulatinamente a la regularidad que corresponde a la perfección de su proyecto. Y si con atrevida concepción pudiéramos abarcar, para decirlo así, toda la eternidad con un solo golpe de vista, podríamos ver también todo el espacio infinito repleto de sistemas mundiales y acabada la creación».

Sus argumentos sobre la formación de las estrellas, de los planetas y de sus anillos son muy infantiles. Como es obvio son argumentos de 1755, cuando los Principia de Newton se publicaron en 1687. «¿A qué se debe que el centro de cada sistema esté ocupado por un cuerpo ardiente? Nuestra estructura planetaria tiene al sol como cuerpo central, y las estrellas fijas que vemos, son según toda apariencia centros de sistemas similares. [Y] como estas partes más livianas y fugaces son al mismo tiempo las más eficaces para mantener el fuego, vemos que al agregársele, el cuerpo y centro del sistema recibe el privilegio de transformarse en un globo ardiente, es decir, en un sol. En cambio, la materia más pesada e ineficaz y la falta de estas partículas que alimentan el fuego, hará que los planetas sean sólo conglomerados fríos y muertos, carentes de aquella propiedad».

El gran problema de la especulación de Kant sobre la Vía Láctea es que no se observa la gran estrella que debe contener en su centro. Arregla este problema de forma muy naif (se ve que no se le daban bien los cálculos matemáticos más elementales). «Si los centros de todos los grandes sistemas mundiales son cuerpos ardientes, con mayor razón se puede suponer lo mismo del cuerpo central de aquel inmenso sistema que forman las estrellas fijas. [Sin] embargo, no vemos lucir en el ejército celeste ninguna estrella fija que se distinga especialmente. En realidad, no debe extrañarnos que no sea así. Pues aun cuando superase 10.000 veces nuestro sol en magnitud y si supiese su distancia 100 veces mayor que la de Sirio, no podría aparecer con mayor tamaño y brillo que este».

Hoy en día sabemos que el sistema solar, la distribución de las estrellas fijas y la estructura de la galaxia son producto del azar. Sin embargo, para Kant, como obra divina, no hay lugar para el azar. «No se puede mirar el edificio universal sin reconocer el perfecto ordenamiento en su instalación y las seguras señales de la mano de Dios en la perfección de sus relaciones. Después de haber considerado y admirado tanta belleza, tanta perfección, la razón se indigna con justo motivo de la audaz estupidez que se atreve a atribuir todo ello a la casualidad y a un feliz azar. La más alta sabiduría debe haber hecho el proyecto y un poder ilimitado debe haberlo ejecutado, si no sería imposible encontrar en la constitución del edificio universal tantos designios coincidentes en un mismo fin». Quizás estoy leyendo entre líneas, pero yo interpreto que Kant se siente iluminado por un designio divino para encontrar las leyes que rigen el universo gracias a la razón, sin necesidad de lo empírico.

Kant se pregunta el porqué el universo muestra ciertas imperfecciones. «Si lo mejor fuese que las órbitas planetarias estuviesen ubicadas casi sobre un plano común, ¿por qué no lo son con absoluta exactitud? […] ¿Y por qué no son perfectamente circulares sus órbitas, si sólo el más sabio designio, apoyado por el máximo poder, ha tratado de producir esta determinación? […] ¿Y se encontrarán únicamente en los designios finales de la suprema voluntad que lo manda así inmediatamente, las causas de este estado de cosas? […] Si es verdad lo que dice el filósofo, de que Dios hace constantemente geometría, y si ello trasluce también en las vías de las leyes generales de la naturaleza, esta regla tendría que ser perceptible perfectamente en las obras inmediatas del Verbo todopoderoso y estas ostentarían toda la perfección y la exactitud geométrica».

«Los cometas pertenecen también a estos defectos de la naturaleza. No se puede negar que en vista de sus órbitas y las transformaciones que por ellas sufren, se los ha de considerar como miembros imperfectos de la creación que ni pueden servir para dar residencias cómodas a seres razonables ni pueden ser útiles al beneficio de todo el sistema sirviendo alguna vez, de alimento al sol, porque es cierto que la mayoría de ellos no alcanzaría este fin antes del derrumbe de todo el edificio planetario. En la teoría del inmediato ordenamiento supremo del mundo sin desarrollo natural por medio de leyes generales de la naturaleza, esta observación sería chocante aun cuando es cierta. Mas en una teoría mecánica contribuye no poco para hacer resaltar la belleza del mundo y la manifestación de la omnipotencia. Al abarcar todos los posibles grados de variedad, la naturaleza extiende su voluntad sobre todas las especies desde la perfección hasta la nada, y los mismos defectos son un indicio de la abundancia de la que su esencia es inagotable».

Finaliza el libro discutiendo la habitabilidad de los sistemas planetarios, en el marco de la teleología divina: la perfección requiere que todos los planetas sean habitables y en algún momento futuro acaben siendo habitados. «Opino que no es precisamente necesario afirmar que todos los planetas deben estar habitados, aun cuando sería una incongruencia negarlo con respecto a todos o a la mayoría de ellos. […] Es posible que no todos los cuerpos siderales hayan llegado a la formación definitiva; se necesitan siglos y tal vez miles de años hasta que un cuerpo sideral grande haya alcanzado un estado sólido de sus materias. Júpiter parece hallarse todavía en este proceso. […] Si es que no tiene habitantes y tampoco debe tenerlos nunca, qué insignificante gasto de la naturaleza sería esto en comparación con la inmensidad de la creación eterna. […] Con todo la mayoría de los planetas con seguridad están habitados, y los que no lo están, lo estarán alguna vez».

Concluye el libro con una reflexión final sobre el futuro de la humanidad más allá de nuestro planeta: «¿Habría de quedar el alma inmortal atada a este punto del espacio mundial, a nuestra Tierra, por toda la infinidad de su duración futura que el sepulcro mismo no interrumpe sino sólo transforma? ¿No llegaría nunca a participar de una visión más cercana de los restantes milagros de la creación? […] Tal vez se están formando algunos cuerpos más del sistema planetario para prepararnos nuevas residencias en otros cielos cuando se haya cumplido por completo el tiempo que nos ha sido indicado aquí para nuestra permanencia. ¿Quién sabe si aquellos satélites giran alrededor de Júpiter sólo para iluminarnos alguna vez a nosotros?»



17 Comentarios

  1. Borges decía algo así como «cada escritor crea sus precursores». Siempre es posible ver premoniciones del presente en el pasado, basta buscar que algo seguro se encuentra, pero la mayor parte de las veces eso no es más que una «pareidolia intelectual».

    Parafraseando una de las entradillas del programa podemos decir que «el presentismo me ha hecho mucho daño» 😉

  2. «Esta obra de Kant es un buen ejemplo de la ciencia de sillón, resultado del pensamiento puro, guiado por la idea de que Dios creó el universo comprensible para quien piensa sobre su naturaleza desde su sillón.»
    «No se puede pensar ni escribir más que sentado» G. Flaubert. «¡Con esto te tengo, nihilista!. La carne del trasero es cabalmente el pecado contra el Espíritu Santo. Solo tienen valor los pensamientos caminados.» F. Nietzsche.

    «Yo niego la mayor, en contra de la opinión de Gastón, de que se pueda calificar dicha obra como de filosofía natural, es decir, como obra científica.»
    Quizás no sea una obra científica por su método, pero al menos es una obra de filosofía natural por su tema. Y ambos coinciden en que, si Kant es preso del racionalismo en una obra de juventud, hay que reconocerle (entre otros méritos) haber sido quien, en su madurez, propuso una teoría del conocimiento que fue una superación del racionalismo y del empirismo.

    «El presentismo ha hecho mucho daño a la divulgación de la ciencia (abusan de él con asiduidad y alevosía Carl Sagan, Neil deGrasse Tyson y muchos otros).»
    Es cierto que Sagan y deGrasse Tyson abusan del presetismo. Más que a la divulgación de la ciencia, ha hecho daño a su historia. Es evidente que Villatoro no está criticando a Kant por las inevitables limitaciones de un autor del siglo XVIII, sino por hacerle decir lo que en su época no pudo haber dicho. Quizás su crítica sea acertada y la exposición de Giribet sobre las intuiciones juveniles de Kant peque de presentismo. Pero como este dice a menudo, «¿Y por qué no?».
    Las críticas duelen más si nos las hace quien más queremos, Villatoro lleva un par de semanas dándole collejas y hasta un aspi como yo se da cuenta de que Giribet le quiere mucho.

    Más interesante que esa disputa me pareció la visión lingüística de la matemática que defiende Villatoro, donde distintos lenguajes matemáticos pueden resultar inconmensurables al no compartir contenido semántico. Yo matizaría su defensa de la verdad matemática, como «corrección». Si partimos de los mismos axiomas y aplicamos las mismas reglas (o una traducción equivalente), no llegamos a los mismos teoremas verdaderos, sino que llegamos correctamente a los mismos teoremas (se me ocurre una analogía a la evolución convergente en biología, que no deja de tener un regusto platónico, porque supone un espacio acotado para las formas posibles).

    P.D. De «Oppenheimer» ya dije en los comentarios del episodio 447. «Comparada con el resto de la producción actual de Hollywood, es estupenda. Pero tiene muchos defectos. El montaje de las escenas es un flashback continuo, insufrible. También sobran todos los planos subjetivos alucinados o imaginados (y no solo del protagonista).»

    1. Masgüel, que Kant es un genio en el campo de la filosofía está fuera de toda duda. Junto con Hegel son los padres de la toda la filosofía posterior. Por otro lado, en cuanto a la metamatemática, en mi opinión, diferentes civilizaciones matemáticas tendrán diferentes axiomas y, sobre todo, diferentes reglas de inferencia de teoremas. Asumir que la axiomática es única y que también lo son las reglas de inferencia va en contra de toda la metamatemática del siglo XX. No me parece acertado comparar la evolución convergente (pues todo par de organismos tiene un ancestro común) con el desarrollo de la matemática entre civilizaciones (cuya única conexión entre sí es que se encuentran en un universo con las mismas leyes físicas).

      1. «Asumir que la axiomática es única y que también lo son las reglas de inferencia va en contra de toda la metamatemática del siglo XX.»

        Estoy de acuerdo. Estaba discutiendo el problema de la verdad matemática. Imaginando que, por casualidad, dos culturas (terrícolas o extraterrestres) inventen una misma axiomática y reglas de inferencia (u otra que fuese perfectamente traducible) y ambas lleguen a formular los mismos teoremas, su verdad puede entenderse como corrección en el despliegue de un mismo algoritmo. No hace falta invocar un ámbito ideal, fuera de la imaginación y de la historia, para las verdades matemáticas.

        «No me parece acertado comparar la evolución convergente (pues todo par de organismos tiene un ancestro común)»

        El ancestro común entre las especies terrestres que muestran fenotipos convergentes solo un accidente histórico. Son las constricciones del medio las que hacen que los organismos desarrollen formas y funciones parecidas. Suponiendo orígenes distintos, en el mismo medio acabarían convergiendo. La analogía entre la convergencia evolutiva y la corrección matemática obedece a esa acotación que la naturaleza y la lógica imponen a las formas posibles. No es extraño que figuras como Conway Morris o Andreas Wagner propongan explícitamente la compatibilidad entre adaptacionismo y platonismo (no me gusta, pero tiene sentido).

        1. Ortega y Gasset, antiplatónico, en «Ideas y creencias»:

          ««Los huecos de nuestras creencias son, pues, el lugar vital donde insertan su intervención las ideas. En ellas se trata siempre de sustituir el mundo inestable, ambiguo, de la duda, por un mundo en que la ambigüedad desaparece. ¿Cómo se logra esto? Fantaseando, inventando mundos. La idea es imaginación. Al hombre no le es dado ningún mundo ya determinado. Sólo le son dadas las penalidades y las alegrías de su vida. Orientado por ellas, tiene que inventar el mundo. La mayor porción de él la ha heredado de sus mayores y actúa en su vida como sistema de creencias firmes. Pero cada cual tiene que habérselas por su cuenta con todo lo dudoso, con todo lo que es cuestión. A este fin ensaya figuras imaginarías de mundos y de su posible conducta en ellos. Entre ellas, una le parece idealmente más firme, y a eso llama verdad. Pero conste: lo verdadero, y aun lo científicamente verdadero, no es sino un caso particular de lo fantástico. Hay fantasías exactas. Más aún: sólo puede ser exacto lo fantástico. No hay modo de entender bien al hombre si no se repara en que la matemática brota de la misma raíz que la poesía, del don imaginativo.»

  3. Sobre el debate Francis-Gastón no sé si os habéis dado cuenta como cada década, los genios clásicos parecen cada vez más y más genios, da la sensación de que jamás habrá nadie como Newton, o Laplace, o Gauss, y esa intuición de la que nos vamos llenando es por culpa del presentismo.

    Un ejemplo muy paradigmático es el de Gauss, recuerdo que cuando leí sobre sus cálculo topólogicos en el reino de Hanover que le llevó incluso a la invención del heliotropo, pensé que era imposible que hubiera tenido tiempo para eso también, tuve la intuición de que un hombre no pudo tener capacidad y tiempo para tanto ¿por qué? porque después de años de leer divulgación e ir interiorizando sus logros, tiendes a imaginar que todo lo abordó «por completo», es decir, si suponemos, por ejemplo, que abordó las geometrías no ecluidianas, sin querer nos estamos imaginando que hizo un trabajo como el de Lobachevski o Blyai…cuando obviamente haría esbozos, cuando lo ves tantas veces mencionado en el álgebra le presupones, inconscientemente, una comprensión de los resultados actuales de su legado…etc

    Eran todos hombres como nosotros, sin duda de gran capadidad intelectual, pero no semidioses, hay que ser cuidadosos con el presentismo.

    1. «hay que ser cuidadosos con el presentismo.»

      Empezando por su polisemia. En historia, es un defecto a evitar. En filosofía del tiempo o del cambio, es una postura leǵitima. Y mi preferencia.

  4. Por cierto, sobre presentismo, Carlo Rovelli en una de sus obras sobre Anaximandro en el 2009, quiere apoyar la bella idea de que el inteligentísimo Anaximandro pensaba que los objetos caian a la tierra de todas direcciones, y que por lo tanto, la propia tierra no tendría entonces lugar preferente para caer, explicando así el que no cayera….y lo apoya con la ilustración de un objeto rectangular, que sería la tierra, con flechas apuntando a ella (en la versión francesa incluso dibuja la tierra como un objeto ovoide)…obviamente todos los expertos («Heaven and Earth in Ancient Greek Cosmology» de Dirk L. Couprie) no dudan de que Anaximandro pensaba que la tierra era como un tambor, como una sección de columna donde en la parte superior estaría de forma plana los continentes…

    Aunque la idea del sol y la luna como anillos es una solución muy brillante de Anaximandro para entender porqué no caen a la tierra, su visión de las distancias, de cómo funcionaban, de cómo era la tierra…etc, no tiene nada, pero nada que ver con la presente idea del cosmos.

  5. Creo que cada disciplina tiene sus paradigmas, sus lenguaje, sus principios organizadores y su epistemologia. La filosofia no hace excepcion en esto. La base de cada discusion filosofica es sobre todo partir de un documento compartido por ambas partes, la misma ediccion con las mismas notas al margen. Idealmente, seria incluso mejor en el mismo idioma. Eso es un factor muy conocido en todas las ciencias llamadas «humanistas» que son las donde me desenvuelvo con mayor control. Me parece claro que Gaston y Francis decian cosas muy razonables cada uno segun la ediccion y las notas que hayan leido. Ahora bien, si Francis esa metodologia tan propria de las ciencias humanas es admitible que no la controlase, creo que Gaston debia de evidenciar ese dato. Discutir es bien, pero hay que respetar una metodologia rigurosa: no se puede leer una ediccion de una obra y decir que «se ha leido la obra», hay que concordar con antelacion cual ediccion de la obra se ha leido, porque algunas edicciones, como bien sabido, son bastante malas, autenticos libros «lost in traslation». Dicho esto, creo que se puede estar de acuerdo sobre el hecho de que Kant ha sido un pionero no en la cosmologia «cientifica» del siglo XX, pero si en algo que podriamos definir como «protocosmologia».

    1. Thomas, creo que lo dije en el podcast varias veces, leí la traducción de Merton. No tengo conocimientos suficientes, ni sobre Kant, ni de alemán, como para valorar dicha traducción. Lo único que puedo decir es que no he encontrado ningún experto español en Kant que critique dicha traducción por no ser fiel al original. Si alguien conoce alguno, por favor, que me lo indique.

  6. Creo que ya se ha comentado suficiente del debate en el que han participado Gaston y Francis, pero fue sublime.
    Al margen de con quien se este de acuerdo, este tipo de controversia nos enriquece.
    Dudo que estas conjeturas bastante prematuras de Kant, hoy sean mayormente pareidolias intelectuales. El argumento de Demócrito sobre el atomismo hace 2500 años, es un ejemplo de lo que el pensamiento racional nos puede ofrecer. Claro que imprecisa, pero medianamente exacta teniendo en cuenta el momento en el que fueron gestadas dichas ideas.
    Como saber cuales de las ideas de Kant, son acertadas? Solo preguntandole en persona.

    1. -Como saber cuales de las ideas de Kant, son acertadas? Solo preguntandole en persona.-

      Te habrás quedado a gusto, después de evacuar tamaña boutade.

    2. Recuerda, Antonio, que el concepto de átomo de Demócrito no tiene ninguna relación con el concepto de átomo de Dalton. Absolutamente nada que ver. Por desgracia, mucha gente usa el hecho de que Dalton usó el nombre usado por Demócrito como excusa para afirmar que son equivalentes.

      1. Más que claro, Francis.
        Alegaba este ejemplo solo por el concepto de la discontinuidad de la materia. Para mí, más que suficiente teniendo en cuenta el conocimiento de ésa época. Espero no estar subestimando a la humanidad del siglo Vac.

        1. Efectivamente no subestimas, y no hay que subestimar la inteligencia y capacidad de razonamiento de los antiguos en tanto es la misma que ahora…el problema es que sin información no tientes nada que hacer, pero nada. Ya puedes ser Newton, que con la información de la época de democrito no sacas el cálculo ni en 200 años

        2. Antonio, el atomismo de Leucipo y su estudiante Demócrito es una respuesta a Parménides de Elea y sus estudiantes Meliso de Samos y Zenón de Elea. Solo en dicho contexto se deben entender sus ideas (toda relación con la física y química atómica es accidental y presentista).

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