Enlace Judío México e Israel – En 1914 el mapa de Europa era completamente distinto del actual. Un joven serbio mató al príncipe heredero de Austria y provocó la Primera Guerra Mundial. Al término de la misma el mapa de Europa había cambiado. Alemania entró en una profunda crisis económica y social. Sólo 15 años después del final de la Primera Guerra Mundial empezaba el nazismo y se esbozaba ya el holocausto.

Con el fin de la Primera Guerra Mundial cayeron cuatro imperios en Europa. Austria perdió el 80% de su territorio. Se quedó sin Galitzia (en la actual Ucrania), la mitad de Rumania, Chequia, Eslovaquia, Hungría, y parte de Polonia. En los Balcanes perdió todo el territorio que tenía dando lugar a la creación del Reino de los Serbios, Croatas y Eslovenos que desde 1929 se llamó Yugoslavia. Francisco José murió en Noviembre de 1916 en plena Guerra tras 67 años de reinado. Fue sucedido por Carlos, su sobrino nieto, derrocado en 1918 al instaurarse la Republica.

También supuso el fin del Imperio Alemán. El Kaiser Guillermo II abdicó poniendo final a 500 años de monarquía de los Holhenzollern. Alemania perdió un 13% de su territorio europeo con cesiones territoriales a Polonia, Francia (Estrasburgo principalmente), Checoslovaquia, Lituania y Dinamarca. También perdió todas sus colonias en Africa, los actuales Burundi, Camerún, Namibia, Ruanda, Tanzania y Togo.

Rusia se había aliado con los vencedores pero el descontento social se intensifico con la guerra. La revolución soviética triunfó en plena guerra mundial y supuso el fin del imperio zarista.

El cuarto imperio que cayó como consecuencia de la guerra fue el otomano que se desintegró y quedo limitado a la actual Turquía. Israel pertenecía al Imperio Otomano. El germen del nacimiento del Israel moderno se sitúa en ese momento cuando el territorio se convierte en un protectorado británico.

Volvamos al atentado. En 1914 Serbia era independiente y un claro enemigo de Austria ya que los serbios consideraban que los austríacos ocupaban parte de su país. Bosnia pertenecía a Austria como una provincia más pero la mayoría de su población era serbia. Rudolph, el hijo del Emperador Francisco Jose y de Sisi, se había suicidado por amor con 30 años de edad junto a su novia de 17 años. El heredero al trono era Francisco Fernando, sobrino del Emperador. En Junio de 1914 acudió en visita oficial a Sarajevo, capital de Bosnia, e hizo un recorrido en coche por la ciudad. Fue disparado a quemarropa por Gavrilo Princip un joven serbio.

Seis años antes, en 1908, el niño Gavrilo Princip, de 14 años, hijo de un humilde cartero rural, estudiaba en Sarajevo gracias a un tremendo sacrificio económico de su familia. La noticia de que Austria se ha anexionado Bosnia inflama el alma nacionalista de Princip y sus compañeros serbios en el instituto. Ellos consideran que Bosnia pertenece a Serbia y los austríacos se la han robado.

Viena se ocupaba de administrar Bosnia, nominalmente territorio otomano, desde el Tratado de Berlín (1878), pero la anexión de 1908 fue asumida como un insulto por los serbios. Serbia obtuvo la independencia frente a Estambul en 1867, y desde entonces soñaba con establecer una Gran Serbia que incluyera a todos los eslavos que habían quedado fuera de sus fronteras.

Expulsado del instituto por su rebeldía, en 1912 Princip se trasladó a Belgrado. No había en el mundo una ciudad más inflamada. El nacionalismo serbio glorificaba una vieja derrota de 1389 en la que el príncipe Lazar fue vencido por los turcos en el Campo de los Mirlos de Kosovo. También glorificaba, como héroe de ese 28 de junio, a Milos Obilic, que logró infiltrarse en el campo turco y asesinar al sultán Murad.

En esa Belgrado, mayoritariamente analfabeta, dominada por el culto al ejército y por la efervescencia nacional, Princip, que ya militaba en la organización proserbia Joven Bosnia, se adhirió al movimiento terrorista La Mano Negra. Él y otros muchachos de su edad, casi todos menores de 20 años, empezaron a soñar con un atentado suicida que demostrara ante el universo la fuerza de su pasión nacionalista. Eran jóvenes, castos, abstemios, y estaban convencidos de encarnar la razón y la justicia frente a la maldad intrínseca del imperio.

El imperio concedió a Princip y sus amigos una oportunidad magnífica, al anunciar que el archiduque Francisco Fernando, heredero de la corona, visitaría Sarajevo el 28 de junio de 1914. La elección de la fecha no podía ser mejor. Era el aniversario de la batalla del Campo de los Mirlos y de la heroicidad del asesino suicida Milos Obilic.

El imperio austrohúngaro, rígido y protocolario, estaba llegando al final de su historia. Viena se había visto obligada a compartir la corona con Budapest, sentía la presión del más dinámico Imperio alemán, y no podía contener la constante conflictividad de los Balcanes, un territorio esencial por su acceso al Mediterráneo. El emperador, Francisco José, llevaba casi 66 años en el trono y era un hombre viejo y cansado. Su familia había sido destruida por una sucesión de tragedias: su esposa Sisi, murió asesinada; su hijo Rodolfo se suicidó y su hermano Maximiliano fue fusilado en México, país del que había sido nombrado Emperador.

Francisco Fernando, hijo mayor del hermano del Emperador había sido designado como heredero del Imperio Austríaco.

El heredero sabía que la visita a Sarajevo era peligrosa. Pero decidió ir. Llegaron a la capital bosnia el 27 de junio y se alojaron a las afueras de Sarajevo.

Había seis conspiradores, con pistolas y bombas facilitadas en Belgrado apostados a lo largo de la avenida contigua al río. Ese era el camino que la comitiva imperial (cuyo itinerario había sido publicado por la prensa) debía recorrer.

Tras un lanzamiento infructuoso de una bomba por uno de los terroristas, Gavrilo Princip se encontró con que tenía ante sí el coche detenido y al heredero a metro y medio de distancia. Sacó la pistola. La primera bala entró por el cuello de Francisco Fernando. La segunda alcanzó a su esposa, en el abdomen. Ambos estaban muertos al cabo de unos minutos.

Gavrilo Princip fue detenido y golpeado por la multitud. En los días siguientes se desató en Sarajevo un violento pogromo contra los serbios, precedente de las matanzas étnicas que caracterizaron Bosnia durante el siglo XX.

En octubre de 1914, ya en plena guerra, 17 conspiradores fueron sometidos a juicio por un tribunal austrohúngaro. A solo tres, se les condenó a muerte y ahorcó en 1915. Gavrilo Princip, que no había cumplido aún 20 años, edad mínima para la ejecución, recibió cadena perpetua y murió de tuberculosis en 1918.

El atentado condujo inexorablemente a la guerra. Austria estaba convencida de la responsabilidad serbia y atacó Belgrado. Francia, declaró la guerra a Austria. Rusia se alineó con sus hermanos serbios. Alemania acudió en auxilio de Austria. Gran Bretaña cumplió sus compromisos con Francia y Rusia, e Italia se sumó a los imperios centrales en contra de Alemania, en el bando opuesto al que ocupo en la Segunda Guerra Mundial.

Alemania y Austria perdieron la guerra. Hitler era cabo en el ejército perdedor. Fue herido dos veces en 1916 y 1918. Recibió varias medallas. Cuando Alemania se rindió Hitler estaba en el hospital parcialmente ciego por un ataque con gas mostaza. Se indignó con el armisticio y con el Tratado de Versalles.

Hitler siempre sintió deseos de venganza contra los serbios a los que consideraba culpables de la Primera Guerra Mundial y contra los judíos. El 16 de septiembre de 1919, Hitler emitió su primer comentario escrito sobre el denominado problema judío. Definió a los judíos como una raza y no como una comunidad religiosa y describió el efecto de la presencia judía como una “tuberculosis racial de los pueblos”. Explicó que el objetivo inicial del gobierno alemán debería ser la legislación discriminatoria contra los judíos. La “meta final debe ser la eliminación total de los judíos”. Canalizo esa venganza desde el poder 15 años después.

El origen de la Primera Guerra Mundial está por tanto en Serbia. Y la Primera trajo la Segunda estando ambas claramente encadenadas. Serbia y Belgrado son esenciales en la política del siglo XX. Belgrado fue la primera ciudad en ser bombardeada en el siglo y también la última. En 1914 bombardearon Belgrado los austríacos. En 1999 el ejército de Estados Unidos. Rusia acudió en ayuda de Serbia en 1914 pero no hizo nada en 1999. Era la época de Yeltsin. Putin empezó su mandato en el año 2000 y no hubiera permitido que sus queridos amigos serbios fueran atacados por Estados Unidos.

Es curioso que un país tan relevante para la historia del siglo XX como Serbia sea tan poco conocido u muchos no sepan nada sobre él, ni colocarlo en el mapa.

Paradojas de la historia. Un poco más de 100 años después en Sarajevo, ahora apenas quedan serbios y florecen las mezquitas y el integrismo islámico, gracias a las donaciones saudíes, de los Emiratos Árabes Unidos (Abu Dabi y Dubái) y de otros países musulmanes.

La excelente película “El atentado que cambio el mundo” contiene un minucioso relato de los hechos:

También es plenamente recomendable la serie de trece episodios de 50 minutos de 1974 de la BBC “The Fall of the Eagles” sobre la caída de los Imperios Austríaco, Alemán y Ruso.

El autor es Presidente de la Asociación Europea de Abogados.


 

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