Como si fuera uno de los famosos emperadores de la Roma Antigua, tras el acabose de la I Guerra Mundial, Benito Mussolini quiso tomar el gobierno italiano. Tard� en conseguirlo y, cuando lo hizo, fue en connivencia con el rey V�ctor Manuel III, una figura bastante controvertida en la actual rep�blica italiana. Con el fin de la II Guerra Mundial se extermin� el poder fascista y el de los camisas negras, V�ctor Manuel III abdic� en favor de su hijo, Humberto II de Italia, y se exili� a Egipto.
Hace 75 a�os, en mayo de 1946 al nuevo monarca se le hac�a la boca agua, pero como la historia es caprichosa, solo estuvo 33 d�as en un trono que cre� hace 160 a�os un antepasado suyo, V�ctor Manuel II, cuando consigui� la reunificaci�n de los estados italianos. El refer�ndum institucional que proclam� la rep�blica oblig� a la �ltima testa coronada italiana a un dorado exilio en Portugal junto a otras grandes familias como los Borb�n, los Habsburgos de Hungr�a, los Hohenzollerns de Ruman�a o los Sajonia-Coburgo-Gotha de Bulgaria.
Para llegar al pa�s luso, Humberto II, su esposa, la reina Mar�a Jos� de B�lgica, y sus cuatro hijos (la princesa Mar�a P�a, V�ctor Manuel pr�ncipe de N�poles, la princesa Mar�a Gabriela y la princesa Mar�a Beatriz) lo hicieron en un barco de guerra plagado de cucarachas. Al principio vivieron de prestado en la Quinta Bela Vista en Sintra, un palacio del siglo XVI donde la reina apaciguaba su aburrimiento montando a caballo o tocando al piano las partituras de Manuel de Falla. Al final, pudieron comprarse una inmensa casa con vistas a la bah�a de Casc�is bautizada como Villa Italia donde acud�an frecuentemente sus �ntimos amigos los condes de Barcelona y sus hijos (Juanito, por aquel entonces, ten�a sus amor�os con Mar�a Gabriela). Harta de tanta melancol�a, Mar�a Jos� de B�lgica abandon� a su marido para instalarse en Suiza con sus hijos.
Humberto II intentaba vivir su particular dolce vita a pesar de la incautaci�n de sus bienes con comidas, meriendas y cenas en las casas de otros ex royals; asistiendo a fiestas de las mil y una noches o saboreando cine cl�sico en el Casino de Casc�is. En el pa�s helv�tico, la 'reina de mayo', como llamaban a Mar�a Jos� de B�lgica por la brevedad de su reinado, intentaba ajustar cuentas con el pasado.
Tal y como record� a LOC su nieto Dimitri de Yugoslavia, "se enfrent� a Mussolini y salv� a muchos jud�os. Junto al papa P�o XII, diversos monjas y monjes, personal del Vaticano y gente que trabaj� para ella crearon toda una red para esconder a las v�ctimas en diferentes monasterios. Acud�a a actos oficiales con mucha gente a su alrededor porque era la mejor manera de esconderse y de antemano sab�a que alguien le iba a entregar un ramo de flores en el que se escond�a un mensaje de gente que necesitaba ayuda. En seguida lo escond�a en el bolsillo, lo le�a y mandaba otro mensaje para decir a qu� hora y qu� d�a ten�an que quedar en tal o cual monasterio". Desde su retiro contest� personalmente a m�s de mil cartas de los descendientes de jud�os que iba a ser ejecutados durante la II Guerra Mundial".
Desde su residencia en Nueva York, donde Dimitri da rienda suelta a su imaginaci�n como dise�ador de joyas (hace unos meses public� el libro Once Upon a Diamond donde relata diferentes historias personales a partir de perlas, diamantes o esmeraldas), el hijo de Mar�a P�a de Saboya desvela ahora un secreto divertido de su abuela: "El avi�n en el que viajaba se parti� en dos cuando aterriz� de emergencia en un lago suizo. Por casualidad, en la zona estaban esquiando unos m�dicos que se acercaron a mi abuela. Le gustaban tanto los hombres que al verlos tan guapos pens� que hab�a muerto y estaba en el para�so donde ellos la estaban cuidando".
Humberto II y Mar�a Jos� de B�lgica jam�s se divorciaron debido a sus convicciones cat�licas, pero vivieron distanciados hasta la muerte del monarca en 1983 a los 78 a�os. Su esposa falleci� en 2001 a los 94 a�os. Si Italia volviera a ser una monarqu�a, para los realistas legitimistas su hijo ser�a V�ctor Manuel IV de Italia, que tiene a sus espaldas un pasado bastante turbio ya que ha sido investigado por la justicia italiana por tr�fico de armas, por la francesa debido a un homicidio y estuvo en prisi�n por una presunta implicaci�n en un esc�ndalo de proxenetismo y corrupci�n.
En ese trono imaginario, los Saboya obraron un milagro cuando el a�o pasado abolieron la ley s�lica, por lo que su nieta Victoria, primog�nita de Manuel Filiberto de Saboya, podr�a reinar en un futuro incierto. Aunque como dice V�ctor Emanuel: "Nunca digas nunca".
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