Se dice que todos los caminos llevan a roma. O quizás deberían ser todos los intereses. Los amantes de la gastronomía podrían pasar toda una vida probando la pasta de la ciudad: el increíblemente untuoso “cacio e pepe” o la rica y carnosa carbonara. Los fanáticos del arte pueden recorrer obra maestra tras obra maestra de grandes artistas como Miguel Ángel y Rafael. Y los apasionados de la historia pueden explorar una cantidad absurda de lugares antiguos, desde el Panteón hasta el Coliseo y la Fuente de Trevi. Pero justo cuando crees que ya te conoces Roma, te sorprende. No hay más que ver la vida nocturna, que rivaliza con cualquier capital europea con su energía y sus discotecas legendarias. E incluso si tus días de juerga han quedado atrás, vale la pena que te unas a la gente de allí en la tradición romana de un aperitivo (tomar algo antes de cenar) para brindar por esta ciudad eterna.