La vida de Robin Douglas-Home, el tío abuelo de la princesa Diana que casi llega al trono (dos veces)

Su profesión de pianista de jazz y su relación con la alta sociedad le acercaron al amor de la princesa Margarita de Suecia y de la condesa de Snowdon. Tras ello, tuvo un trágico final.
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La ascendencia aristócrata de Diana de Gales se remonta al siglo XVI cuando su antepasado Robert Spencer fue nombrado barón de Wormleighton por el rey Jacobo I de Inglaterra. Esta relación no estaba exenta de intereses pues Spencer era un influencer avant la letre. Esta fama se la debía al negocio del ganado que lo consagró como millonario y hombre visionario de la época. El rey decidió nombrarlo noble con la idea de que su apoyo le sirviera para asegurarse el amor del pueblo en su camino hacia el trono.

Al tatarabuelo Diana, le sucedieron una larga lista de nobles de gran reputación. Socialités, dandis, cortesanos, almirantes e incluso apoderados amantes del juego dieron forma al apellido Spencer durante siglos. Todos tenían en común su cercanía y devoción a la corona, cuestión que se ha mantenido hasta llegar a la princesa del pueblo.

De todos los Spencer de la historia fue el tío segundo de Diana, Robin Douglas-Home el que estuvo más cerca del trono. De hecho, en dos ocasiones. Primero, gracias a una relación furtiva con la princesa Margarita de Suecia y después con un tórrido affaire con la princesa Margarita de Reino Unido, hermana de la actual reina de Inglaterra, Isabel II.

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Douglas-Home fue hijo del honorable empresario Henry Douglas-Home y la artista Lady Margaret Spencer. La tía abuela de Diana, Lady Margaret, era ahijada y dama de honor de la reina Alexandra. Pasó su juventud en Althorp House, la casa de la familia desde 1508 donde también creció Diana y hoy yace enterrada. Lady Margaret estudió francés y música en París y Viena y se convirtió en una prestigiosa violinista.

Tambien dirigió un negocio de antigüedades en Burnham Market y en este mismo lugar, organizó un festival de conciertos, poesía y producciones teatrales que ha pasado a la historia por ser una propuesta adelantada a su tiempo. Sobre todo viniendo de una mujer.

Lady Margaret, que bien merece un tema a parte, dejó en herencia a su hijo Robin la sensibilidad por el arte y su pasión por la monarquía. Douglas ganó fama en los años 50 y 60 por su maestría al piano. La sociedad británica lo aclamó como uno de los mejores pianistas de jazz de la época. Fue en los círculos de la farándula donde conoció a la princesa Margarita, hermana menor del actual rey de Suecia, a finales del 1950. La primera princesa Margarita de su vida, a la que denominaban los medios de la época como ‘la princesa del Mambo’, le robó el corazón.

La princesa Margarita de Suecia con la reina Luisa en los Premios Nobel en 1963.

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La revista Time recoge en el año 1957 cómo sucedió este encuentro. “Margarita y algunos amigos llegaron al Casanova Club. Allí, tocando jazz en vivo, estaba Robin Douglas-Home, de 25 años. Alto, rubio y delgado.” La princesa de 21 años acababa de llegar a Londres para perfeccionar su inglés. El del clan Spencer la invitó a cenar y luego a bailar. Su relación duró dos años.

A pesar de su noble linaje, la casa real sueca no aprobaba esta relación. Según explicó Robin Douglas-Home a sus amigos mediante cartas “la casa real no podía soportar la idea de que la sangre real se mezclara con la de un pianista de club nocturno colmado de cerveza”. Añadía que aunque era sobrino de Alec Douglas-Home, ex primer ministro inglés, y tener título nobiliario, "la familia sueca aún lo consideraba demasiado pobre".

En un comunicado enviado desde Estocolmo, el barón von Essen, Maestro de la Casa Real, anunció: “No podemos imaginarla viviendo en un pequeño apartamento en Londres y esperando en casa todas las noches mientras su marido sale a tocar el piano para ganarse la vida. Podría ser diferente si el Sr. Douglas-Home fuera un Schubert o un Beethoven".

La reina Sibila, madre de Margarita, dejó clara su postura prohibiendo el encuentro de los enamorados, poniendo en estricta vigilancia a la princesa y amenazando con quitarle los derechos dinásticos si seguía con la relación. El joven no se dio por vencido y mandó una carta al rey Gustav pidiendo la mano de su hija en matrimonio. La respuesta tardó 15 días en llegar pero fue breve y rotunda: “¡No!”.

La niñera y confidente de la princesa, Ingrid Björnberg, afirma en sus memorias que realmente los reyes no pusieron tantas pegas como el aristócrata cuenta. La niñera afirma que Margarita, al ver sus derechos reales y su cómodo destino en peligro, pidió a sus padres que se negasen por ella al enlace.

Sandra Paul para VOGUE USA en 1964.

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Aunque a Douglas-Home la decepción no le duró mucho. Pronto conoció a Sandra Paul, una de las modelos mejor pagadas de Gran Bretaña. La joven había comenzado a trabajar de maniquí siendo muy joven. Su belleza y carisma le llevaron a protagonizar múltiples portadas para la edición americana y británica de la revista Vogue. También había trabajado con otras compañeras de profesión de la talla de Twiggy y Jean Shrimpton. Gracias a su fama, se hizo buena amiga de personalidades como el presidente John F. Kennedy, el cantante Frank Sinatra y el también cantante Bob Dylan.

Paul conoció a Douglas-Home cuando aún era una adolescente. Él trabajaba en la agencia de publicidad que la había contratado como imagen de una nueva línea de jabones de la firma Dove. Tan pronto como sus miradas se cruzaron, surgió el amor. Se casaron en el año 1959, cuando ella tenía 18 años. Su boda, como se muestra en el siguiente vídeo, fue la comidilla de la época. Tres años después tuvieron un hijo al que llamaron Sholto, cuyo padrino fue un íntimo amigo de ella: el cantante Frank Sinatra. Según cuentan los diarios de entonces, el pequeño fue concebido en la casa de Palm Springs de "La Voz", cuando Douglas-Home escribía una biografía sobre la vida del cantante, titulada Sinatra (1962).

Robin Douglas-Home y Sandra Paul el día de su boda en Picadilly.

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Tras esta publicación, escribió otras cuatro obras de relativo éxito y algunos artículos para revistas femeninas. La pareja no tardó en divorciarse. ¿El motivo? La segunda princesa Margarita de su vida.

La condesa de Snowdon y hermana de la reina Isabel II, coincidió con Douglas-Home en un restaurante al que acudía distinguidos miembros de la sociedad, a finales de 1966, justo antes de Navidad. En aquel momento, la princesa tenía 36 años y llevaba casada con Antony Amstrong-Jones, primer conde de Snowdon, un lustro. Con un hijo de cinco años, David Amstrong-Jones, y una hija de dos, Sandra Chatto, su matrimonio hacía aguas. Se sabe que en 1960, al principio de su matrimonio, la princesa ya había tenido un romance con un amigo de su marido, Anthony Barton, pues “a su corto matrimonio le faltaba chispa”.

La princesa Margarita con Lord Snowdon en 1960, año de su matrimonio y primera aventura.

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Margarita y el aristócrata pasaron un idílico fin de semana en el que, según recogen las cartas que ella le mandó, “hablaron, tocaron el piano y pasaron muy buenos momentos”. La relación fue a más. Incluso llegaron a encontrarse en varias ocasiones en el palacio de Kensington para tocar el piano "y lo que surgiera". También tuvieron distintas citas en una casa que él poseía en Sussex. En marzo de 1967, poco más de un año después de su primer encuentro, la princesa sintió remordimientos por su matrimonio. También la presión de su madre, la reina Isabel, que no quería otro escándalo como el de su tío Eduado VIII empañara el buen nombre de la corona británica. Mediante otra carta, le explica al inglés su deseo de reflotar su matrimonio y de poner fin a esta aventura.

“Querido Robin. Nuestro apasionado amor tiene la esencia de los lirios y la hierba recién cortada. No muchas personas tienen la suerte de haber conocido un amor como éste. Me siento tan feliz de que me haya sucedido... ¿puedo hacerte a ti feliz desde la distancia? Creo que podríamos estar el uno para el otro de esta forma. Con amor, M.”

Robin Douglas-Home se suicidó en noviembre 1968 en su casa de campo de West Chiltington, a la edad de 36 años. Tras la negativa de la princesa, el noble cayó en una profunda depresión durante 18 meses que terminaron con su salud mental y con su vida. Posteriormente la princesa Margarita negaría el contenido de esas cartas y defendería ante los medios "que su relación con el pianista y escritor se trataba sólo de una amistad". Al entierro de Robin, no se presentaros ninguna de sus dos queridas Margaritas.