Ahora que Roberto va a entrar a la universidad y que Ramón pasa a segundo
de arquitectura, necesitamos más lana... y
Luisa ya va a cumplir sus quince años...
Antonio Domínguez Hidalgo
El se limitaba modestamente a sus glorias, y al regresar a la Casa del Labrador o al Real Palacio
de Aranjuez, decía sonriendo a María
Luisa: —Hoy han caído trescientos.
Vicente Blasco Ibáñez
Atracada junto a un montón de tablas y unos toneles de éter yacentes sobre el muelle, está la goleta Luisa, tan blanca y tan menuda, dejando ver todas sus intimidades.
Entretanto nos hacemos amigos de un hombre como de una goleta, porque los hemos encontrado en nuestro camino. Cada siete u ocho días la goleta Luisa llega de Santander, rasgando la fina piel del mar, y se adhiere al muelle del Sr.
Este, por causa de una lluvia torrencial, había pasado la noche en brazos de Luisa Crober, preciosa joven dominicana, á la que bien podía can- társele lo de: Morena del alma mía, morena, por tu querer pasaría yo la mar en barquito de papel.
Ahora bien: a fines de junio de 1816, como ya se dijo anteriormente, arribó a Colonia en su bergantín “Luisa” a objeto de efectuar su contrato con Gordon MacMurray, el otro pactante don Hugo Mattison.
Así se mezclaban las historias… Y lo decían con tanta seguridad que parecía constarles aquello: -Nosotros vivíamos al lado de aquella casa y quedamos aterrados cuando sucedió lo que les vamos a contar: Luisa era una guapísima doncella que un día llegó de España y se hospedó en aquel caserón vecino del nuestro.
Rébsamen, Gregorio Torres Quintero, Abraham Castellanos Quinto, Luis Hidalgo Monroy, Rafael Ramírez, Daniel Delgadillo, Benito Fentanes, María Luisa Ross, Valentín Zamora Orozco, Soledad Anaya Solórzano, Rosario María Gutiérrez Eskildsen y muchos más escribieron libros de texto y cada uno de ellos quiso aportar su didáctica en la conducción de su asignatura: lengua y literatura.
D.n José Artigas, para dar una cuenta exacta, de los motivos que hemos tenido Yo, el Sor Com.te D.n Juan Ant.o Lavalleja, en consorcio del Sor Ministro de Hac.da D.n Thomas Franc.o Guerra para proceder y aprehender a la Persona del Cap.n Inglés del Bergantín Luisa, pedimos a nombre de la patria, que cada uno de Ustedes, presten su firma en este que se les presenta, diciendo si es berdad o no lo que abajo se expone: 1º Se obserbaron u oyeron tirar un cañonazo con vala con dirección a la Baiya o Pueblo, de a bordo del Bergantín Inglés, q.e se halla fondeado en este Puerto, el día 6, Jueves a la tarde.
Menos tolerancia había con los cómicos, pues original existe en la Biblioteca de Lima la causa seguida en 1810 contra Luisa Valverdc (alias la Ytica) natural de Piura, y de veinte años de edad, moza de mucho trueno que desempeñaba papeles s,je- cundarios.
Copiamos de esa causa este auto:— «Póngase presa »en el cuarto de reclusión del teatro de comedias á Luisa Val- » verde, la cual sólo saldrá para desempeñar sus papeles en »la escena; y entregúese la llave de dicho cuarto á los asentis- »tas para que la confíen únicamente al portero encargado de » suministrarla la comida que la lleven de su casa.»— Rubrica este auto el marqués de San Juan Nepomuceno, regente d e la Real Audiencia.
Informado que el contratante Mattison, pretextando un incumplimiento de parte de Gordon MacMurray, se disponía de levar anclas en la “Luisa” todavía a medio cargar, Lavalleja sin demora – con la energía lindera a la audacia que lo caracterizaba – mandó aprehender al inglés en su propio barco y someter su caso a la decisión de nuestra justicia hasta allí despectivamente sobrepasada.