5 años de la muerte de Jeffrey Epstein, las claves del caso que hizo temblar a la monarquía británica
El magnate se quitó la vida en la cárcel el 10 de agosto de 2019. Con él morían algunos secretos, pero otros tantos salieron a la luz
La noticia dio la vuelta al mundo y sigue despertando curiosidad. Han pasado cinco años de la muerte de Jeffrey Epstein y es posible que nunca se sepa toda la verdad. Lo que sí es seguro es que el caso hizo temblar a la monarquía británica, principalmente por la implicación del príncipe Andrés, convirtiéndose en el gran repudiado de los Windsor.
Jeffrey Epstein nació en enero de 1953, con unos padres trabajadores que vivían de alquiler en un apartamento en Maple Avenue, en Coney Island, Nueva York. Ni siquiera acabó sus estudios. Pero con 40 años la situación había cambiado mucho. Seguía viviendo en Nueva York, pero en una de las mejores residencias privadas de Manhattan, en concreto, en una mansión de piedra de siete pisos en el Upper East Side.
Y si quería, se podía marchar a cualquiera de las dos islas privadas que poseía en las Islas Vírgenes, o a su rancho en Nuevo México, o a una espectacular mansión que tenía en Palm Beach. Y podía hacerlo en su jet privado, bautizado por él mismo como el 'Lolita Express'.
Epstein llegó hasta ese nivel de vida entrando a la banca de inversión. Gestionó fortunas con valor de más de 15.000 millones de dólares y amasó más de 500 millones. Pero el magnate financiero ha pasado a la historia por las acusaciones de explotación y abuso sexual de docenas de niñas menores de edad en sus propiedades, según dicen los documentos judiciales. Jeffrey utilizaba pagos en efectivo para reclutar una “vasta red de víctimas menores de edad”, algunas de ellas solo con 14 años.
El magnate estuvo muchos años perseguido por la justicia en EE.UU. En marzo de 2005, llegó una llamada telefónica al Departamento de Policía de Palm Beach. La madrastra de una chica de 14 años llamó para afirmar que Epstein había agredido sexualmente a la joven.
La mujer lo descubrió después de una conversación con la madre de una de las amigas de la niña en la que le contó que había escuchado a su hija hablar de cómo se había reunido con un hombre mayor, habían mantenido relaciones sexuales y le habían pagado por ello, según un informe policial.
Tres años después, Jeffrey Epstein se enfrentó a una acusación federal de 53 páginas por delitos sexuales. El documento fue redactado por el FBI y tenía contenido como para que el magnate hubiera estado en prisión el resto de su vida. Pero solo cumplió 13 meses de los 18 que tenía su condena. Salió de la cárcel del condado después de llegar a un acuerdo de culpabilidad que fue muy polémico.
Epstein recurrió a su gran equipo de abogados e investigadores y llegó a ese acuerdo para que el FBI dejase de indagar en su caso y no descubrieran si había más víctimas u otras personas poderosas implicadas en los delitos. 11 años después no pudo seguir evitando la justicia. El 3 de julio de 2019, un tribunal de apelación ordenó la publicación de los documentos del caso que habían sido sellados tras una demanda de difamación. Provienen de una demanda de 2015, presentada por Virginia Giuffre, una supuesta víctima de Epstein, contra la compañera y presunta reclutadora del magnate, la socialité británica Ghislaine Maxwell.
Un día después, la policía hizo una redada sorpresa en su mansión del Upper East Side e incautó fotos de desnudos de supuestas chicas menores de edad, y un pasaporte austriaco caducado con el nombre de otra persona, pero con la imagen de Epstein. El 7 de julio detienen al magnate y una semana después se enfrenta cara a cara con dos de sus acusadoras en un juicio.
Epstein entra de nuevo en la cárcel, y el 25 de julio le ponen vigilancia para evitar un posible suicidio, después de que le encontraran inconsciente y con heridas en el cuello en la cárcel federal de Nueva York en la que estaba recluido. El 10 de agosto de 2019 se produce el suicidio, una noticia que dio la vuelta al mundo por la importancia del caso de abusos sexuales.
Otros acusados
Por su parte, la cómplice de Jeffrey Epstein, Ghislaine Maxwell, fue sentenciada en diciembre de 2021 a 20 años de cárcel por acercar a menores de edad al magnate con fines sexuales, aunque la Fiscalía había solicitado entre 30 y 55. Maxwell se defendió en el juicio alegando que ella era otra víctima de Epstein. Los fiscales alegaron que la condenada elegía a mujeres “menores, bonitas y vulnerables”, en situación de precariedad, y las seducía con su estilo sofisticado hasta llevarlas junto a Epstein.
El caso ha levantado muchas teorías y muchos bulos, el más grande es una lista con nombres de famosos relacionados con los delitos y que en realidad no existe entre los documentos desclasificados. Sin embargo, otra persona protagonista de este caso ha sido el príncipe Andrés de Inglaterra. Virginia Giuffre también lo acusó de abuso sexual cuando ella era menor de edad. Finalmente fue imputado en Estados Unidos por esta misma causa.
El proceso hizo temblar los cimientos de la monarquía británica, pero no solo una vez que el magnate entró en la cárcel y fue encontrado muerto. Ya se había puesto en entredicho en numerosas ocasiones lo adecuado de la amistad del hijo de la reina Isabel con una persona con antecedentes y esos negocios, cuando menos, cuestionables.
Pero todo se precipitó en otoño de ese mismo año, cuando el príncipe Andrés concedió una entrevista a la BBC para defenderse y limpiar su nombre. La intención era buena, pero salió todo al revés y las críticas fueron aún más feroces. Las situación se tornó tan insostenible que el duque de York se vio obligado a renunciar a su papel institucional, dejando de ser miembro de la Corona.
Eso sí, nunca perdió el favor de la reina Isabel, que incluso se hizo cargo de pagar la millonaria cantidad que Andrés acordó pagar a Virginia Roberts, la chica que lo acusó de abuso sexual, para no llegar a juicio y tener que sentarse en el banquillo.
Aunque del apoyo del resto de la familia no se puede decir lo mismo. Con su ex, Sarah Ferguson, y sus dos hijas, las princesas Beatriz y Eugenia, como sus incondicionales, podemos considerar al príncipe Andrés como el 'gran repudiado' para la familia real. Con la reina Isabel viva, su presencia se ceñía únicamente a actos familiares. Ahora, con Carlos III en el trono, parece directamente desaparecido.
La noticia dio la vuelta al mundo y sigue despertando curiosidad. Han pasado cinco años de la muerte de Jeffrey Epstein y es posible que nunca se sepa toda la verdad. Lo que sí es seguro es que el caso hizo temblar a la monarquía británica, principalmente por la implicación del príncipe Andrés, convirtiéndose en el gran repudiado de los Windsor.