
¿Qué fueron las guerras napoleónicas?
Las guerras napoleónicas fueron un conjunto de enfrentamientos bélicos que ocurrieron bajo el mando de Napoleón Bonaparte. A esta serie de guerras se les suele considerar una consecuencia de la gestación de los ideales filosóficos y sociales concebidos durante la Revolución francesa.
Las hazañas bélicas realizadas por Napoleón y sus soldados durante este período son muy apreciadas por la disciplina militar, pues se trata de una excelente estrategia que permitió la extensión bonapartista a lo largo de Europa occidental.
En la actualidad, las guerras napoleónicas son también conocidas como guerras de la Coalición pues, según los registros, fueron varios los aliados de Gran Bretaña que a lo largo de los conflictos formaron un bloque contra los franceses.
Para algunos historiadores, comenzaron en el contexto de las diferentes guerras de la Revolución francesa y finalizaron con la derrota de Napoleón en la conocida batalla de Waterloo. Otros autores consideran que las guerras napoleónicas se iniciaron cuando Bonaparte asumió el poder en Francia en 1799.
Las guerras napoleónicas estuvieron fundamentadas en el enfrentamiento entre dos potencias principales, que contaron con un buen número de aliados cada una: por un lado se encontraba Francia, cuyo bando estuvo formado por Holanda, España y Serbia. Y por el otro estaba Gran Bretaña, cuya coalición agrupaba al Imperio ruso, Portugal y Austria.
Asimismo, estos enfrentamientos bélicos se caracterizaron por desarrollarse principalmente en tierra firme, pero algunas batallas sucedieron en alta mar, como la famosa batalla de Trafalgar. Las guerras napoleónicas duraron quince años, aunque hubo períodos prolongados de paz, a consecuencia de algunos tratados y acuerdos.
Antecedentes
La Revolución francesa
Varios historiadores coinciden en que el germen napoleónico se gestó durante la Revolución francesa (1789).
Hasta el siglo XVIII los franceses fueron gobernados bajo una monarquía autoritaria y absoluta. La última monarquía, la de Luis XVI, fue especialmente indiferente a los problemas del pueblo, pues las condiciones económicas y políticas del país no eran las mejores, el pueblo pasaba hambre y no gozaba de muchos derechos.
Como respuesta a la notable asfixia política, surgió una corriente filosófica alimentada por el pensamiento ilustrado, que se caracterizó por predicar principios de igualdad y de libertad. La burguesía tomó estos valores para convencer al pueblo francés de la necesidad de un cambio de gobierno.
Todo este conflicto político y económico trajo como consecuencia la Revolución francesa, cuyos enfrentamientos se mantuvieron durante diez años. Este período terminó con la figura de Napoleón Bonaparte, quien decidió dar un golpe de estado en 1799.
Bonaparte se alzó en armas mientras defendía los ideales ilustrados del derecho y libertad, por lo que obtuvo rápidamente el apoyo del pueblo. También obtuvo el respaldo de las clases sociales más favorecidas.
A partir de este momento, Bonaparte fue nombrado primer cónsul francés. Con este título, el joven militar decidió extender el territorio francés con la excusa de liberar a las demás tierras de la tiranía monárquica. Esta idea también la nutrió con los valores nacionalistas y patriotas, en boga durante los siglos XVIII y XIX.
El surgimiento de Napoleón Bonaparte
Sobre Napoleón Bonaparte se han dicho y escrito incontables cosas, muchas de ellas más ficción que realidad. Este personaje fue tan importante que incluso marcó un hito en la historia del arte, pues simbolizó la introducción del período neoclásico.
Según algunos historiadores, desde temprana edad Bonaparte mostró una notable cualidad para dirigir y organizar a los demás.
Se educó en el seno de una familia de clase media, por lo que sus orígenes son principalmente provincianos y humildes. El futuro emperador francés tuvo una educación básica y asistió a una academia militar de rango mediocre, pero esto no le impidió realizar grandes hazañas.
Con la aparición de los primeros movimientos revolucionarios, Napoleón vislumbró una oportunidad para cambiar su destino y modificar el rumbo no solo de su vida modesta y sencilla, sino también la de su país. Gracias a sus conocimientos matemáticos y a sus buenas estrategias, Bonaparte logró introducirse en el ámbito político y bélico.
Causas de las guerras napoleónicas
Conflictos entre naciones: la Revolución francesa como amenaza
En 1789 se enfrentaron un conjunto de fuerzas en el Viejo Continente. Antes de la Revolución francesa existía un equilibro tolerable entre las diferentes potencias europeas.
Con la llegada de la revolución, Francia tuvo que sobrellevar una serie de coaliciones de carácter inestable, que implicaban una ruptura de ese modesto equilibro entre los países.
Por esta razón, las monarquías europeas querían derrotar a la Francia revolucionaria. A ninguna de ellas les convenía la idea ilustrada de la soberanía del pueblo, pues implicaba derribar la imagen de los reyes como enviados de Dios para gobernar. Debido a esta situación, solo había dos posibilidades factibles para los gobernantes: conquistar o morir.
Por su parte, los franceses contaban con la ventaja de que eran bien recibidos por los habitantes de los otros territorios, pues eran vistos como héroes y libertadores enviados para acabar con la monarquía.
En aquel momento, el mayor enemigo de la Revolución se encontraba en Inglaterra, cuyos representantes detestaban la idea de aceptar los nuevos principios democráticos.
Ambición del Imperio francés
Los ideales de la Revolución francesa permitieron la entrada de la ambición al territorio francés. Por esta razón, Francia decidió extender sus dominios y sus territorios, pues así podría crecer como potencia.
Una de las primeras decisiones que tomaron fue realizar un bloqueo continental sobre el Imperio de Gran Bretaña, mientras desarrollaban otras batallas por todo el continente.
Entonces, Gran Bretaña decidió responder a estos ataques y a estas amenazas francesas, por lo que organizó diferentes coaliciones con ayuda de otros imperios europeos, que también se sentían vulnerables frente a la ambición expansionista de los franceses.
Las otras potencias europeas también se sentían preocupadas por las ideas ilustradas que querían cambiar por completo la percepción que se tenía sobre las monarquías. Fue entonces cuando se dio inicio a las conocidas batallas o guerras napoleónicas.
Desarrollo de las guerras napoleónicas
Se puede establecer que las guerras napoleónicas se llevaron a cabo mediante una serie de coaliciones en las que estuvo involucrada Gran Bretaña junto con sus aliados.
El Imperio británico se encargó de financiar a una serie de países con la finalidad de que le pusieran fin a las ambiciones francesas; con esto lograrían mantener el control sobre sus gobiernos y monarquías. En total fueron 7 guerras, siendo la última la invasión francesa a Rusia, que terminó con la batalla de Waterloo, en la que finalmente Francia perdió la guerra.
Primera Coalición
El primer enfrentamiento bélico entre las potencias europeas ocurrió en 1792 y se extendió hasta 1797. En esta guerra participaron Reino Unido, el Piamonte (Italia), Prusia, Austria y España.
Esta primera coalición logró ganarla Francia mediante diferentes estrategias militares, pero también gracias a la realización de varios tratados de paz.
Segunda Coalición
El segundo enfrentamiento ocurrió entre 1798 y 1801, en donde participaron Reino Unido, el Imperio ruso, el Imperio otomano, y los reinos de Austria, Nápoles y Portugal, además de los Estados Papales.
Durante este período Francia atravesaba una crisis financiera y económica, por lo que tuvo una disminución en las líneas militares. No obstante, la capacidad de la estrategia napoleónica logró sobreponerse a las adversidades y venció a la Segunda Coalición.
Tercera Coalición
La Tercera Coalición se desarrolló en 1805 y su duración fue breve. En esta coalición volvieron a participar Reino Unido y Rusia, y se unió Suecia.
En el transcurso de este enfrentamiento Napoleón Bonaparte intentó invadir Gran Bretaña, pero no alcanzó su objetivo pues debió dedicarse a la guerra continental que se estaba gestando en sus alrededores. La flota francesa fue vencida en la batalla naval de Trafalgar.
Cuarta Coalición
Este enfrentamiento se desarrolló entre 1806 y 1807, y sus participantes fueron los reinos de Prusia, Sajonia y Rusia contra Francia.
Gracias a las estrategias militares francesas, cuyos ejecutores eran expertos en las líneas de defensa, Napoleón volvió a salir victorioso de esta guerra.
Quinta Coalición
Esta guerra se llevó a cabo en 1809. Participaron Austria y el Reino Unido, mientras España libraba su propia guerra de independencia contra Francia. Nuevamente Napoleón logró salir victorioso de este conflicto, lo que permitió que Francia tuviese el mayor control de territorio en todo el Viejo Continente.
Sexta Coalición
Se formón entre 1812 y 1814. En esta coalición participaron Austria, Prusia, Rusia, Reino Unido, España y Suecia, y algunos estados alemanes.
Bonaparte logró invadir el territorio ruso mediante una asombrosa hazaña militar. No obstante, tuvo que abandonarlo porque no podía mantener a las tropas. El precio resultaba muy elevado y el terreno era inmanejable.
A pesar de esto, Bonaparte consiguió varias victorias frente al conjunto prusiano. Aunque consiguió algunos triunfos, también perdió muchos soldados, por lo que tuvo que retroceder. Esto trajo como consecuencia que el emperador francés perdiera el territorio español.
Durante este período los aliados de Reino Unido lograron entrar en la capital parisina, lo que desembocó en el exilio de Napoleón a la isla de Elba, donde el líder francés se dedicó a idear una próxima estrategia para recuperar todo lo perdido.
Séptima y última Coalición
La Séptima Coalición juntó a Rusia, Prusia, Países Bajos, Reino Unido, Suecia, Austria y varias agrupaciones alemanas, en 1815.
Napoleón logró retomar París tras idear su estrategia en la Isla de Elba. Sin embargo, apenas consiguió esto los aliados se prepararon para la siguiente guerra.
Antes de su derrota final, Bonaparte consiguió varios éxitos. Pero la batalla de Waterloo terminó con todo lo que había conseguido. En consecuencia, Bonaparte tuvo que exiliarse a la isla Santa Helena.
A pesar de que Francia resultó el país vencedor en la mayoría de las coaliciones y extendió su dominio por Europa durante varios años, no pudo salvarse en la batalla de Waterloo.
Esta derrota desembocó en la pérdida de toda la hegemonía que se había logrado durante los últimos años y Bonaparte perdió su título de emperador.
Consecuencias de las guerras napoleónicas
Alto costo de vidas
Las guerras napoleónicas tuvieron como primera consecuencia una notable pérdida de vidas humanas, así como de bienes económicos. Esto se debió a que los enfrentamientos habían durado un largo período y requirieron de un exagerado esfuerzo para conseguir la victoria.
Estas guerras también implicaron un gran número de heridos y el desarrollo de terribles enfermedades.
Pérdida de la hegemonía francesa
Con la batalla de Waterloo, Francia tuvo que retroceder en todos los territorios que había conquistado, lo que implicó un cambio radical en las divisiones territoriales de aquel momento.
Luego de esta batalla varias comunidades buscaron declarar su independencia, lo que implicó una separación definitiva entre los países conquistados y las fuerzas bélicas francesas.
España como territorio vulnerable
Uno de los países que sufrió más ataques por parte de Francia fue España, cuya invasión propició el comienzo de las guerras de independencia en las colonias americanas.
Además, gracias a todas estas coaliciones con los demás países europeos, Gran Bretaña pudo convertirse en la nueva gran potencia del mundo, quitándole el puesto a Francia, la cual no pudo nunca más recuperar la gloria que adquirió con Napoleón.
El código napoleónico
Durante el mandato y las conquistas de Napoleón Bonaparte, el líder francés estableció una serie de leyes que buscaban organizar los diferentes territorios bajo un mismo reglamento. Estas leyes eran mucho menos autoritarias que las de las monarquías absolutistas, y hoy en día muchos países aún reflejan los ideales napoleónicos, como la democracia, abolición de priviliegios, etc.
Surgimiento de un nuevo nacionalismo
Luego de la derrota de Napoleón, surgió en Europa un movimiento nacionalista muy fuerte, que impulsó el nacimiento de diversas naciones europeas, como Italia. Después de Napoleón, el mapa de Europa se dibujó basándose en la cultura, los orígenes y la ideología de los distintos habitantes, y no en los reinos aristocráticos.
Referencias
- El siglo XIX: Guerras napoleónicas e Independencia americana. Recuperado de cisde.es.
- Ascenso y caída de Napoleón Bonaparte. Recuperado de fundacionfedericoengels.org.