En su tercer álbum de estudio, la artista inglesa prueba nuevas fórmulas con algún que otro tropezón

Hace unos días, la diva máxima del pop Dua Lipa liberó su esperado tercer álbum de estudio, Radical Optimism. Cuando tienes a todo el planeta expectante de lo que haces nunca es fácil mantenerte al gusto de todos, y es que este disco ha sido sin duda el que más ha dividido al público de la cantante hasta la fecha. De esta manera, muchos han halagado y apreciado el cambio de rumbo que ha tomado la autora de ‘Physical’, mientras que otros se han sentido decepcionado o incluso engañados.

A favor de Dua Lipa está que ella ya avisó desde el principio indicando que este disco no sería similar a su predecesor en sonido, y que además buscaba un trabajo más maduro en el que cayese un mayor peso de importancia en lo lírico. En su contra, sin embargo, ocurre que Radical Optimism queda lejos de mostrar a la artista como una maestra de la lírica, siendo además cierto que se descafeína un poco lo sonoro en comparación con los discos anteriores. Y es que por muy bien que pintaran los dos primeros sencillos, que fueron todo un acierto y apuntaban a un proyecto con una forma y personalidad definidas, el conglomerado que forma Radical Optimism desconcierta demasiado. 

Por un lado está el hecho de que Dua Lipa referenció a grupos como Primal Scream, Oasis, Massive Attack o Gorillaz cuando este álbum no es nada de eso. Por otro está esa ilusión que nos creó a muchos al anticiparnos con los adelantos ‘Houdini’ y ‘Training Season’, los cuales te hacían pensar que sería un disco en el que se mantiene el funk de una manera diferente a como lo llevaba haciendo, acercándose más a elementos orgánicos en lugar de a tantos sintetizadores y a influencias disco, pero tampoco es así. 

Por último, Radical Optimism no resulta un proyecto demasiado cohesionado como lo fue Future Nostalgia por ejemplo. Sí que se aprecian todas las influencias que Dua Lipa pone sobre la mesa, pues como reiteramos no se centra en en el funk, el groove setentero o a dar toques de psicodelia que aporta Kevin Parker, uno de los dos principales productores del disco junto a Danny L Harle. Un héroe personal con el que la británica siempre quiso trabajar que se ha unido a uno de los mejores productores de pop y electrónica del momento que juntos consiguen un trabajo con el sonido muy pulido. Las piezas individuales tienen potencial de brillar en su mayoría, pero que no terminan de encajar unas con otras.

Canciones como ’French Exit’ y ‘End Of An Era’ nos acercan a Ibiza y la ligereza balear fusionadas con unjazz elegante mientras que ‘María’ y sus guitarras nos coloca en nuestra península de una manera similar a cómo lo hacía Caroline Polachek con su ‘Sunset’. ‘Watcha Doing’ vuelve a apoyarse en la línea de bajos con detalles sintéticos para hacernos bailar, ‘Falling Forever’ es tal vez el tema que más aspira a ser un himno pop comercial con un ritmo trepidante y vocales dramáticos, mientras que ‘Happy For You’ se arropa en guitarras eléctricas y una importante orquestación como si fuera pop-rock de los 2000-2010’s para lanzar un mensaje final agridulce.

Y es que Dua Lipa es muchas veces en este Radical Optimism, valga la redundancia, optimista de una manera forzada, y esto sí parece ser un nexo de unión más evidente. En el recién mencionado cierre del álbum, por ejemplo, la artista desea que a su ex-pareja que tiene un nuevo amor le vaya todo genial con el pesar que eso conlleva. En ‘These Walls’ o ‘Watch Doing’ se agarra a clavos ardiendo para mantener una relación en la que la balanza los problemas ganen por goleada, mientras que en ‘Maria’ o ‘Falling Forever’ huye de sus inseguridades y celos pensando en lo positivo.

Puedes escuchar Radical Optimism al completo, a continuación: