Aquella segunda mitad del siglo XX se forjó en la fragua del trabajo duro y generoso de miles de personas que generaron, con su sudor y su entrega, gran parte del vigor de una Bizkaia que se convirtió en el gran territorio industrial que tanto pujó hasta la llegada de las tormentas de la reconversión. Fueron tiempos duros, lo saben quienes los vivieron, pero tiempos que han de recordarse porque ahí se formó el tododeroso músculo de Bizkaia, en aquella segunda industrialización de Bizkaia.

Cuentan las crónicas que Bizkaia llegó a tener hasta 19 grandes fábricas industriales, un caudal de tanto peso que es innegable que una o dos generaciones después en no pocas familias puede hablarse de La fábrica de mi padre, expresión que da título al documental presentado ayer en el Palacio Euskalduna (ahí estuvo una de ellas, casualidades de la vida...) con una nutrida afluencia de los viejos protagonistas. Mikel Toral y Txutxi Paredes, con el ímpetu del Departamento foral de Empleo, Cohesión social e Igualdad, donde gobierna la diputada foral, Teresa Laespada, han rodado un audiovisual que recopila el testimonio de 25 personas como un ejercicio de memoria y ejemplo para las generaciones actuales. Sus recuerdos se entremezclan con las imágenes de Etxebarria, astilleros Euskalduna, la Encartada (era uno de los reductos para las mujeres...), La Basconia, donde se construyó , por ejemplo, el puente de Deusto o el arco de San Mamés; Altos Hornos de Vizcaya, La Naval, Artiach, Explosivos Río Tinto, Petronor, Sefanitro o la Babcock Wilcox... La conexión de todas ellas forjaron el motor todopoderoso del territorio y medio siglo después, cuando apenas quedan unos rescoldos, conviene invocarlos para que no caigan en el pozo del olvido. Hermoso ejercicio de memoria, el que han hecho.

El Palacio Euskalduna proyecta ‘La fábrica de mi padre’, un documental que reconstruye el relato de la Bizkaia obrera e industrial

El Palacio Euskalduna proyecta ‘La fábrica de mi padre’, un documental que reconstruye el relato de la Bizkaia obrera e industrial DFB

A la presentación, más allá de las personas ya citadas, no faltaron la directora de Empleo, Susana Rodríguez Rómulo, Begoña Gil, el cineasta Ernesto del Río, quien este mismo año preentará su penúltimo trabajo; el músico de Oskorri, Natxo de Felipe, Jon Mancisidor, Begoña Prieto; el alcalde de Portugalete, Mikel Torres, los concejales Álvaro Pérez y Yolanda Díez, Kepa Bilbao, Imanol Zubero, Antonio Rivera y el historiador de la UPV/EHU José Antonio Pérez, Perico Ibarra, Vicente Reyes, subdelegado del Gobierno, Maite Lozano, Josu Ibarrola, de La Basconia, Idoia Ibarrola, June Ramos Urkiza, Mikel Aranburu Zabala; el presidente de Bilbao Ekintza, Javier Garcinuño, Patricia Campelo, José Ramón Urkiza y Lucía Posada entre otra mucha gente.

“No milagro, milagro, sino industria, industria”, replica el personaje de Basilio en el capítulo XXI de la segunda parte de Don Quijote de la Mancha, cuando se descubre su picardía para arrebatar a Quiteria de su compromiso con el rico Camacho, después de las bodas cervantinas de estos dos últimos. La industria, como ven, como fuerza al alcance de los milagros. Así se ha visto en Bizkaia durante décadas. Los autores del documental, sin embargo, lo explican de una manera más canónica. “Es el retrato de la arquitectura física, social y política del periodo histórico de la segunda industrialización de Bizkaia (1950-1990) a través de los testimonios de (...)”. En la proyección aparecen, entre otros, Eusebio Bermejo, Mari Carmen Plaza, Merche Martín, Amaia Apoitia, Luis Miguel Pariza, quien asegura que “uno era de Sestao, Las Arenas, Portugalete o Barakaldo peor también de la Babcock, La Naval o de Altos Hornos...”; Bobi Galdós y otra gente ayer presente como Santiago Burrutxaga, Karmele Izarzugaza, Txato Etxaniz, Toribio Beares, Rosa del Cano, María José Saiz, Loli Azua, Rafael Echevarría, Lupi Rodríguez, Pedro López de Murillo, Javier Martínez, Javier Puertas y un largo etcétera de hombres y mujeres que guardan memoria de lo vivido.