Monkey Man: El despertar de la bestia - Crítica de la película | Cine PREMIERE
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Monkey Man: El despertar de la bestia – Crítica de la película

20-05-2024, 11:00:55 AM Por:
Monkey Man: El despertar de la bestia – Crítica de la película

Detrás de su innegable brutalidad, Monkey Man: el despertar de la bestia es la rara película de acción que se siente genuina. Cada golpe, cada patada tiene algo importante que decir. Todo viene del corazón.

Cine PREMIERE: 4.5
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El debate aún no acaba, y hay una pregunta que será eterna mientras en el mundo se sigan creando historias filmadas para la pantalla. Lo que muchas personas quieren saber es si se pueden hacer cintas realmente originales. La película Monkey Man: el despertar de la bestia, en la que Dev Patel, además de estelarizar, debuta como director, reaviva este cuestionamiento, en específico para un género que aparece en la cartelera casi todas las semanas: el de la acción.

La razón por la que el filme resulta especialmente importante en medio del aluvión de ofertas con peleas y coreografías enredadas es porque, de hecho, se siente ajeno a todo lo que se ha hecho antes en este sentido. Destaca la forma en la que juega con uno de los tropos más conocidos y replicados en este tipo de obras, al grado de que ya se ha convertido en un subgénero: la venganza.

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Conocemos a Kid (Patel), un hombre que, de niño, pierde a su madre durante una masacre en el pequeño pueblo de India del cual es originario. Durante la matanza, cometida por el corrupto jefe de la policía, Rana Singh (Sikandar Kher), obedeciendo órdenes del líder político Baba Shakti (Makarand Deshpande), también mueren gran parte de los pobladores y amigos del joven protagonista.

Por eso, años después, en el “presente” en el que se desarrolla gran parte de la acción, el hombre jura vengarse de Singh y de todos aquellos que lo hicieron sufrir. Para lograr que funcione su plan de hacer justicia por su propia mano, el personaje de Patel trabaja como peleador en un centro clandestino de Mumbai. Además, consigue infiltrarse en el lugar más frecuentado por el malévolo policía, o sea, el club nocturno de Queenie Kapoor (Ashwini Kalsekar). Pero esto sólo es el comienzo de una violenta y sangrienta travesía.

Cuando, algunos párrafos más arriba, se dijo que el largometraje se siente ajeno a ofertas del pasado, la afirmación no se hizo a la ligera. Por poner un ejemplo cercano, digamos que la venganza de John Wick —quien, por cierto, es mencionado en un diálogo al principio de esta cinta en el afán de deshacerse inmediatamente de cualquier comparación— se quedará en la memoria colectiva por su innovación visual y la precisión de su ejecución. No obstante, se inclina más hacia lo artificial y fantástico. Por más cuchillazos y golpes que reciba el héroe interpretado por Keanu Reeves, sabemos que él seguiría dando batalla. Este no es el caso de Kid.

Crítica de la película Monkey Man: el despertar de la bestia

Con él, nunca sabes lo que va a suceder. Esa incertidumbre que cubre el proyecto es clave para establecer el tono de lo que se muestra. A pesar de pelear, el estelar no es alguien que desde el primer minuto sepa cómo utilizar su cuerpo de manera óptima. Tendrá que aprender a tomar el control de su persona. Es un underdog con todas las de la ley. Alguien de bajo perfil. Pero lo más importante es que comienza siendo inexperto. Se tropieza. Los golpes le duelen. Es fácil empatizar con él. No obstante, es bueno que sea así. Con esto, un aspecto de la escritura (hecha por Patel junto a Paul Angunawela y John Collee) cobra mayor credibilidad. Aquí, el protagonista es alguien que conecta en un nivel muy personal con la gente que lo rodea.

Y es que Kid no reparte golpes a diestra y siniestra sólo para cumplir con su búsqueda de justicia. En un movimiento muy inteligente, se nos hace ver que, en el camino, se convierte en aliado de todas aquellas personas que han sido oprimidas por las promesas de un gobierno fallido. Se muestra con especial atención la relación de Kid con una comunidad hijra —o transgénero— en India. Aunque lo cierto es que es la falta de apoyo a otras minorías lo que también motiva la cacería iracunda y desatada del héroe.

Esta carga sociopolítica ha incomodado a la distribuidora del filme en India, que no se atreve a darle salida de ese lado del planeta. Sin embargo, es uno de los mejores atributos del conjunto. Es, sin lugar a dudas, la gasolina para que todo lo demás funcione.

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En lo técnico, todo es espectacular. Desde la fotografía naturalista y psicodélica, infusionada de adrenalina (gran trabajo de Sharone Meir), que a ratos coquetea con el estilo de las filmografías de Paul Greengrass y Wilson Yip, hasta las coreografías de pelea. Estas son imperfectas y torpes por momentos, porque la ficción lo demanda, claro, aunque no por eso menos cautivadoras. Sorprende una hacia el final, que es una especie de plano secuencia que abarca una cocina, una sala de citas y varios elevadores. Por si fuera poco, culmina en una lluvia neón cuyo momento cumbre es una grandilocuente toma a contraluz.  

Así, cuando la locura explota en la película Monkey Man: el despertar de la bestia, el asombro no se puede contener. Sobre todo porque es un asombro provocado por algo genuino. Algo que viene de alguien que no teme ir a su propio ritmo, que no teme asestar golpes brutales al ritmo de los tambores. Al ritmo de cada latido de un corazón en llamas.

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autor Me fascina escribir, escuchar, leer y comentar todo lo relacionado con el cine. Me encanta la música y soy fan de The Beatles, Fleetwood Mac y Paramore. Mis películas favoritas son Rocky y Back to the Future y obvio algún día subiré los "Philly Steps" y conduciré un DeLorean. Fiel creyente de que el cine es la mejor máquina teletransportadora, y también de que en la pantalla grande todos nos podemos ver representados.
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