Puigdemont vuelve a Bélgica para cerrar Waterloo blindado por el núcleo duro de Junts
Puigdemont vuelve a Bélgica para cerrar Waterloo blindado por el núcleo duro de Junts
Fin de campaña en el sur de Francia

Puigdemont vuelve a Bélgica para cerrar Waterloo blindado por el núcleo duro de Junts

El expresident regresa a su cuartel general, tras su paso por el sur de Francia en la campaña electoral, para poner fin a una etapa y presionar a ERC como siguiente estrategia

Foto: El candidato de Junts a la presidencia de la Generalitat, Carles Puigdemont, en uno de sus últimos actos en el sur de Francia. (EFE/David Borrat)
El candidato de Junts a la presidencia de la Generalitat, Carles Puigdemont, en uno de sus últimos actos en el sur de Francia. (EFE/David Borrat)
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Carles Puigdemont vuelve a Bélgica y deja el sur de Francia tras la campaña electoral de las catalanas, según han confirmado fuentes de su entorno próximo. Este miércoles se dedicará a cerrar la casa en Vallespir y regresará, entre otras cosas, para clausurar la mansión en Waterloo, que ha sido hasta ahora el centro operativo de su actividad en Europa. La denominada Casa de la República llega a su fin y también toda la etapa denominada por el independentismo como “el exilio”, marcada por algunos éxitos judiciales y derrotas electorales en elecciones españolas, aunque no así las últimas europeas.

Puigdemont sigue así vinculando su actividad política a sus movimientos vitales. Si arrancó la campaña instalándose en el sur de Francia ahora hace el camino contrario. Parada final: el regreso a Cataluña gracias a la amnistía, que él y su entorno quieren vender como la victoria definitiva, aunque el partido haya perdido las elecciones.

Retorna a Bruselas para cerrar una etapa y presionar a ERC a través de su núcleo duro en el partido: el secretario general, Jordi Turull; el portavoz, Josep Rius; el hombre fuerte en el Parlament, Albert Batet; y la portavoz en el Congreso Míriam Nogueras. Todos ellos avalan la estrategia de bloqueo que abandera Puigdemont para intentar forzar una repetición electoral, con la excusa de exigir que el PSC se abstenga para que él se convierta en 'president', algo altamente improbable.

El propio Carles Puigdemont publicó un tuit en la red social X en el que no solo se comparaba con Pedro Sánchez, sino que intentaba justificar su sorprendente propuesta: “En 2006, Artur Mas ganó las elecciones con 6 diputados más de lo que ahora tiene el PSC, pero no gobernó. El año pasado, Collboni perdió las elecciones en el Ayuntamiento de Barcelona y fue alcalde gracias a un pacto con el PP, y tiene un gobierno en minoría. Pedro Sánchez perdió las elecciones españolas, pese a venir de presidir cuatro años al Gobierno español, y hoy sigue en el cargo gobernante en minoría”. Puigdemont obvia en su reflexión que el ahora presidente del Gobierno armó una mayoría absoluta en el Congreso para el PSOE, algo que en este momento no resulta factible para JxCAT por la fuerte subida de la derecha en el Parlament.

“Discutir la legitimidad de que ahora en Cataluña se pueda hacer lo mismo me parece muy incoherente y extraño, puestos a dar calificativos. Todo el mundo tiene derecho a intentar formar gobierno, si cree que puede reunir un apoyo parlamentario que se lo permita. Descalificarlo de entrada, sobre todo por parte de quienes se han beneficiado siempre de este juego y consideran que criticarlo es no reconocer la legitimidad del gobierno resultante, es un error” insistió Puigdemont.

Alcance y aritmética

Pero no se trata de una cuestión de legitimidad, sino de aritmética. La jugada de Pedro Sánchez tras el 23 de julio no está al alcance de Puigdemont en el Parlament y así lo ve una parte de Junts y de la ejecutiva que recela del camino tomado para ganar tiempo. Pero Carles Puigdemont insiste en su última pirueta que cuadros del partido consideran que debilita a la formación y a su propia persona. A muchos les recuerda lo que en el 'procés' se denominaban “jugadas maestras” y que en 2017 acabó abocando a todo el movimiento a la declaración de independencia del 27 de octubre que acabó con la destitución de la Generalitat por el 155.

La investidura de Puigdemont es la excusa, pero el objetivo real es bloquear a Illa

Puigdemont es consciente de que no podrá capitalizar ahora una unidad independentista que le catapulte a la presidencia. Salvador Illa le ha sacado más de 198.000 votos y un total de siete escaños de ventaja. Puigdemont también perdió contra Aragonès en 2021, pero allí sí que había un resultado más ajustado. Ahora resulta imposible justificarlo.

Pero su investidura solo es la excusa. El verdadero plan de JxCAT pasa por bloquear la investidura de Illa y forzar una repetición electoral en octubre. Algo que solo puede lograr si ERC se presta al juego por activa o por pasiva. La carta de Oriol Junqueras aspirando a liderar el partido republicano no apuntaría en esa dirección.

Duración esperada

El seno de JxCAT prevé que la apuesta de Puigdemont dure dos o tres meses, hasta que las piezas vayan cayendo. Primero, un mal resultado en las europeas del 9 de junio, en el que la lista de Toni Comín podría quedar por debajo de ERC. Luego, la constitución de la Mesa del Parlament, con siete miembros en la que entrará el PP y saldrá la CUP. Más tarde, la investidura de Salvador Illa, que tal vez sea tortuosa, pero parece el final más probable.

Y eso sin contar los problemas añadidos que pueda acarrear la implementación de la amnistía. Una ley, por cierto, de la que JxCAT casi no ha hablado en campaña, al contrario que ERC, que la reivindicó junto con los indultos. El resultado electoral de cada una de las estrategias está a la vista.

Carles Puigdemont vuelve a Bélgica y deja el sur de Francia tras la campaña electoral de las catalanas, según han confirmado fuentes de su entorno próximo. Este miércoles se dedicará a cerrar la casa en Vallespir y regresará, entre otras cosas, para clausurar la mansión en Waterloo, que ha sido hasta ahora el centro operativo de su actividad en Europa. La denominada Casa de la República llega a su fin y también toda la etapa denominada por el independentismo como “el exilio”, marcada por algunos éxitos judiciales y derrotas electorales en elecciones españolas, aunque no así las últimas europeas.

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