La belleza de la semana: Fook, la isla imaginaria creada por Walter Battiss - Infobae

La belleza de la semana: Fook, la isla imaginaria creada por Walter Battiss

El artista sudafricano la definió como “la isla que existe dentro de nosotros”. Creó para ella sus paisajes, su idioma, estampillas y otra documentación “oficial”. Amigo de Picasso, el artista realizó numerosas pinturas inspiradas en el arte rupestre

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Diseño para una estampilla de Fook Island, de Walter Battiss
Diseño para una estampilla de Fook Island, de Walter Battiss

“Buscarás en vano en los mapas la ubicación de la isla, ya que elude la cartografía convencional. No es un lugar al que llegas, o estás allí o no estás”. Esto decía Walter Battiss (Sudáfrica, 1906-1982) de la isla Fook, un mundo de ensueño para el que creó un mapa además de personas, plantas y animales imaginarios. En palabras del artista, “es la isla que está dentro de todos nosotros. Quise convertirla en algo real, ponerle un nombre”.

Después de viajar por Europa en los años 60, Battiss visitó Grecia y luego varias islas más, entre ellas Zanzíbar, las Seychelles, Madagascar, Fiji, Hawaii, Samoa y las Comoras, que inspiraron su utópica y ficticia isla, para la que produjo también documentos “oficiales” como estampillas, una moneda, pasaportes, un idioma único y permisos de conducir. Aunque logró engañar a varias personas con su detallada y compleja tierra de fantasía, se dice que nunca creyó realmente que fuera real.

Describió a Fook como una “isla que existe dentro de todos”, concepto que fue ampliamente aceptado en la comunidad artística y varios otros artistas continuaron explorándolo a su manera. Mientras Battiss estuvo en Estados Unidos, se aceptó su licencia de conducir fookiana, y su pasaporte de Fook mostraba sellos oficiales de Australia, Gran Bretaña y Alemania. En una ocasión, en el aeropuerto de Roma, logró incluso cambiar alguna moneda fookiana por diez dólares.

Uno de los mapas de Fook Island ideado por Battis y el artista sudafricano Norman Catherine
Uno de los mapas de Fook Island ideado por Battis y el artista sudafricano Norman Catherine

Fook fue el resultado de su fértil imaginación, así como de su oposición al movimiento de arte conceptualista de los años 1960 y 1970. Battiss creía que todo arte existe en el ahora y lo representó con Fook Island, que siempre estuvo en el ahora y siempre fue una parte esencial de la realidad.

La “isla de la imaginación” era una filosofía que los poetas, artistas y escritores que se reunían a su alrededor en su casa de Menlo Park, Pretoria, debían tomarla en serio. Creía que las ideas abstractas no sólo existen en la mente de sus creadores, sino que también podrían perdurar hasta convertirse en una parte esencial de la realidad. En Fook, Battiss era el adorable “Rey Ferd III” y la bandera fookiana ondeaba en el jardín cuando él, Rex Insular Fookis, estaba en la residencia.

Primeros diseños para una moneda de Fook realizados por Walter Battiss (izquierda) y una escultura de 3 centímetros de diámetro que representa una de las monedas acuñadas
Primeros diseños para una moneda de Fook realizados por Walter Battiss (izquierda) y una escultura de 3 centímetros de diámetro que representa una de las monedas acuñadas

Desde 1976 hasta su muerte, de su prolífico pincel surgieron imágenes alegres de símbolos abstractos y paisajes más representativos. Los temas varían mucho en su trabajo, al igual que, a veces, la calidad, pero todos encontraron unidad en su expresión de alegría de vivir.

Trayectoria artística de Walter Battiss

En el documental que pueden ver los visitantes del Museo de Arte Walter Battiss, ubicado en Somerset East (Sudáfrica), Battiss cuenta que tenía tres años y que su madre le dio el alfabeto para que lo copiara a la luz de las velas. Escribió A, B, y luego se “hartó” y dibujó una hermosa vela pequeña. Después de esto dibujó sin cesar, llenó cuadernos de bocetos. Y este fue su camino por el resto de su vida.

Walter Battiss (worldartfoundations.com)
Walter Battiss (worldartfoundations.com)

Walter Battiss nació en Somerset East el 6 de enero de 1906. El apellido era bien conocido, porque su bisabuelo paterno, un ingeniero real que había llegado a Sudáfrica con los colonos de 1820, construyó fuertes para Lord Charles Somerset. John Battiss, su abuelo, que era el segundo de 16 hermanos, también había dejado su huella en la ciudad: fue el constructor del Ayuntamiento y de su Iglesia Reformada Holandesa.

Battiss amaba Somerset East y sus alrededores y, a medida que crecía, nadaba en los arroyos y escalaba barrancos y kloofs. Su amor por la naturaleza comenzó allí. Entre 1914 y 1917, sus padres alquilaron un edificio de dos pisos en Paulet Street y lo administraron como un hotel. Este edificio se convertiría más tarde, en 1981, en el Museo de Arte Walter Battiss.

"Pájaro, árbol, hombre", de Walter Battiss
"Pájaro, árbol, hombre", de Walter Battiss

Debido a la recesión que siguió a la Primera Guerra Mundial, la familia Battiss abandonó Somerset East en 1917 para trasladarse a Koffiefontein. Allí, un ingeniero de una mina local estimuló el interés por la arqueología en el joven Walter, que descubrió petroglifos y pinturas rupestres. La pasión que le despertaron estos hallazgos perduró durante toda su vida, por lo cual emprendió varias expediciones en busca de arte antiguo.

Battiss viajó mucho por el sur de África y registró el arte que encontró en las cuevas. Incluso cazó con los san en Namibia, y fue autor de varios libros sobre el tema. Las elegantes imágenes talladas en las rocas habían calado en la mente del joven artista, ya que iban a componer una parte importante de su propio repertorio iconográfico.

"African Night Market" (1965), de Walter Battiss
"African Night Market" (1965), de Walter Battiss

Posteriormente, la familia se instaló en Fauresmith, donde completó su educación. Battiss trabajó como asistente legal en Rustenburg, antes de mudarse a Johannesburgo, en busca de su diploma de profesor y su título de arte. Su primera exposición individual tuvo lugar en Rustenburgo en 1927, cuando tenía 21 años. En 1932, obtuvo un diploma de profesor de arte en 1932 y una licenciatura en Bellas Artes en 1940 de la UNISA. Comenzó a enseñar en 1933, en Park School, Turffontein, y en 1936, comenzó su período de treinta años como profesor de arte en Pretoria High School for Boys.

En 1938 realizó la primera de varias visitas a Europa, donde conoció a varios poetas y pintores de éxito. Durante este tiempo forjó una amistad duradera con Pablo Piccasso. De regreso a Sudáfrica, Battiss recurrió al arte rupestre para encontrar el “alma” de sus pinturas. Para rendir homenaje a la fuente de su inspiración, publicó The Amazing Bushmen –su primer libro– en 1939.

Fue un maestro de la pintura al óleo y todavía se lo considera el mejor acuarelista que jamás haya tenido Sudáfrica. Además, fue pionero en la serigrafía en el país y un maestro del dibujo.

"A Youngster in the Forest", de Walter Battiss
"A Youngster in the Forest", de Walter Battiss

Su fascinación por el arte rupestre, en particular por las pinturas rupestres bosquimanas, influyó en gran parte de su trabajo. Un excelente ejemplo de esto es una pintura al óleo: Padre e hijo en las rocas, fechada en 1949. Los colores y la falta de perspectiva reflejan lo que vio en las paredes de la cueva.

El cuadro fue enviado a la Bienal de Venecia en 1950 y provocó un escándalo. Después de la reacción del público, se discutió en el Parlamento, porque la gente no creía que debiera enviarse al extranjero para representar el arte sudafricano.

"Padre e hijo en las rocas" (1949), de Walter Battiss
"Padre e hijo en las rocas" (1949), de Walter Battiss

Walter Battiss estuvo constantemente explorando, probando nuevas ideas durante toda su vida. Al final del documental que se exhibe en el Museo Walter Battiss, realizado poco antes de su muerte, le preguntan al artista: “¿Qué es lo que quieres hacer?”. “Sólo quiero pintar, pintar y pintar; para eso estoy viviendo”, respondió.