Celebración
El único día del año que se abría la frontera en Dantxarinea
El barrio de Urdax reedita el Lunes de Pentecostés con la nostalgia de la fiesta que unía a familias de ambos lados del límite fronterizo tras la Segunda Guerra Mundial
Publicado el 20/05/2024 a las 19:30
Lo que en décadas atrás, tras la Segunda Guerra Mundial, fue una fiesta sin la restricción de paso en el límite fronterizo, se ciñó este lunes a un reducido formato de celebración con aire nostálgico. A instancias de la Asociación de Comerciantes de Dantxarinea volvió a festejarse el Lunes de Pentecostés con un variado programa de entretenimiento y un recorrido por las ventas con el agraciado de un vale de 1.500 euros canjeable en los propios establecimientos en los próximos meses.
La reedición de la fiesta no alcanzó el ambiente populoso pero sí el sentido de coincidencia en la frontera de la época en que las autoridades de ambos lados hacían la vista gorda y las familias separadas por los límites geográficos se fundían en un abrazo. El frontón de Dantxarinea simbolizaba el reencuentro.
Ese día, los abrazos aliviaban el drama de la separación que había provocado el exilio de la posguerra. Hasta Dantxarinea llegaban autobuses de puntos alejados con familias divididas que se veían de año en año.
A la vez, a escasos kilómetros, dentro de los límites de la localidad francesa de Ainhoa, tenía lugar como aún sigue oficiándose una eucaristía en la ermita de ladera del monte Atsulai, a 400 metros de altitud. El lugar de romería, como la celebrada este 20 de mayo, obedece al sobrenombre de la Kapera.
Como recordaba en este mismo medio José A. Perales, la romería como la fiesta del Lunes de Pentecostés quedaron inmortalizadas en una filmación del cineasta nortamericano Orson Welles. Las escenas se integraron en el documental titulado La pelote basque. Fue un encargo para la BBC, grabado en 1955 dentro de un proyecto más ambicioso, presentado bajo el títutlo Around the World with Orson Welles. El detalle permanece en la memoria de quienes no olvidan la fiesta popular en torno al día siguiente de Pentecostés, en un tiempo en que el muro de la frontera cedía al anhelo del reencuentro. La historia fue recordada en una jornada festiva donde hoy hay libertad de paso.