Hoy en día

y cuando faltan aún unas cuantas semanas para San Fermín, la plaza presenta todavía la tranquilidad de los meses de invierno, aunque los temas sanfermineros comienzan ya a ganar protagonismo en las conversaciones diarias de los pamploneses. Por cierto que, según hemos podido saber, el lanzador del Txupinazo en 1961 fue el que fuera alcalde de la ciudad, Juan Miguel Arrieta, que de hecho lo lanzó cuatro años seguidos, entre 1960 y 1963.

Luego no mejoró mucho la cosa, puesto que al año siguiente se lo cedió al que fuera ministro franquista, Manuel Fraga Iribarne. Y ello nos recuerda que este domingo, 19 de mayo, termina el plazo para que las cerca de 260 entidades y asociaciones presentes en la Mesa de San Fermín propongan los candidatos a lanzar el cohete 2024. Y que posteriormente será la propia ciudadanía, con su voto, quien elegirá a la persona encargada de lanzarlo. Mejor la ciudadanía que el dedazo del alcalde, o que un ministro franquista...

En 1961

las fiestas de San Fermín guardaban aún algo de aquel aire local, casi de fiestas de pueblo, y en cualquier caso estaban muy lejos de alcanzar la trascendencia que posteriormente han conseguido a nivel local, estatal e incluso interestelar. El Txupinazo, por ejemplo, era un acto mucho menos tumultuoso que hoy. Alcanzamos a ver que la mayoría de los asistentes son niños y niñas con falditas y pantalones cortos, y vemos incluso que alguien se ha atrevido a aparcar un bus en el centro de la plaza.

El txupinazo de San Fermín en 1961.

Aumentando la imagen, en su cristal pueden leerse las palabras “Servicio Oficial”. Ni siquiera se ha liberado la plaza entera para el cohete, y distinguimos a dos policías municipales, de los de gorra de plato y correaje blanco, que por sí solos mantienen a raya al público.

En otro orden de cosas, en la plaza distinguimos antiguos comercios como Casa Casla, con sus chorizos colgando, Almacenes Inda, Nagore, Casa Ciga... todos ellos desaparecidos.