Estamos en un momento delicado para la promoción y el ejercicio de los derechos humanos en la República Dominicana, en el Caribe y en gran parte del mundo.

Los grupos de ultraderecha toman fuerza, ocupan el espacio público y se cuelan incluso en colectivos pro derechos. Estos extremistas, que están en contra de los migrantes, los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres, las poblaciones afrodescendientes y la comunidad LGBT, se alían a nivel nacional y transnacional.

El riesgo de retroceder en los derechos conquistados es real, valga la reiteración. Así que el voto por quienes nos representarán en el Congreso debe ser sopesado.

No hablo de la Presidencia porque, seamos realistas, nos tocará sí o sí un presidente conservador o ultraconservador en el peor de los escenarios. Ninguno de los candidatos presidenciales de los partidos mayoritarios ha mostrado una intención clara de promover los derechos de las mujeres, ni de otros grupos, en su ejercicio. Hay, quizás, cierto margen para el equilibrio en el Congreso.

De todos modos, votemos desde la conciencia y la construcción de ciudadanía y no solo por quienes pensamos que pueden ganar. Ejerzamos este derecho con responsabilidad histórica. Un congreso ultraconservador nos pondrá en riesgo a casi todas y todos.

Si eres mujer, negro de piel oscura, de clase trabajadora, gay, lesbiana, trans o no binario estás en riesgo no solo de no avanzar, también de perder derechos a nivel formal y en la práctica.

En este contexto, hay que escoger aquellos candidatos que expresen abiertamente, sin medias tintas, su compromiso con los derechos humanos, o aquellos que al menos no representen un peligro de retroceso en la materia. Es difícil, lo sé.

La mayoría de los discursos de las candidaturas de los partidos mayoritarios dejan mucho que desear, y hay partidos minoritarios que son abierta  y ferozmente antiderechos.  Para colmo, miembros de las cúpulas más conservadoras de las iglesias han pedido al electorado que vote por quienes están dispuestos a permitir que una mujer muera por un embarazo que ponga en riesgo su vida, antes que permitir que los médicos la desembaracen. Así que los antiderechos tienen la bendición de ciertos templos, pero hay cristianas y cristianos con una visión más humana y compasiva.

Incluso en los partidos que se declaran progresistas hay que hacer un ejercicio cuidadoso de evaluación de las candidaturas, porque aparece uno que otro candidato que está en contra de las tres causales o de los derechos de las disidencias sexuales.

Ante este escenario, creo que lo más responsable es votar tomando en cuenta al menos estos tres factores:

-Escoger candidatos o candidatas que en sus discursos y en su práctica hayan fijado una posición clara a favor de los derechos humanos. No votar por quien no diga claramente que, como mínimo, está a favor de las tres causales, rechaza el racismo y la xenofobia, y apoya a la clase trabajadora.

-Escoger candidatos y candidatas con propuestas claras sobre problemas urgentes de sus demarcaciones. Como residente en Santo Domingo Este, no voto por quienes no hablen de proyectos de ley o fiscalización de las políticas de seguridad ciudadana, violencia contra las mujeres, empleo, ordenamiento territorial, y  tránsito y transporte. Abordar estos temas es urgentes para mejorar la calidad de vida en este municipio.

-Si, con mucha suerte, hay tanto candidatos como candidatas con estas condiciones en una circunscripción, es justo elegir a las mujeres. Tenemos un gran déficit de representación femenina en el Congreso y en los municipios. En las pasadas elecciones municipales hubo un retroceso importante, y ahora las mujeres van en desventaja para las posiciones políticas de más poder.

Con respecto a las diputaciones, el panorama para las mujeres es, en apariencia, mejor (aunque hay muchas trampas, que deben ser objeto de análisis). De las 1564 candidaturas a diputaciones (incluyendo las de ultramar, nacionales y al Parlacén, con sus suplentes), 699 (el 44.6 %) son encabezadas por mujeres.

Si no conocen a las candidatas de sus demarcaciones, les recomiendo visitar la plataforma Conoce tu candidata.  Las mujeres suelen tener menos recursos de sus partidos y de sectores externos para hacer campaña, sobre todo aquellas de clase trabajadora y de comunidades marginazalizadas. Debemos hacer un esfuerzo extra por conocerlas y votar por ellas si se alinean con nuestras ideas y aspiraciones (obviamente si son antiderechos no vamos a elegirlas). Incluso si ya votas por determinado partido, es posible que no conozcas bien a las candidatas de tu organización.

El momento de votar en contra de los retrocesos en temas de derechos humanos es ahora.

*Canoa Púrpura, es la columna del proyecto periodístico de Colectiva Púrpura y de su podcast Libertarias, que se transmite por La República Radio.