“Good Vibrations”: el clásico de The Beach Boys que Brian Wilson atribuyó al LSD

Desde principios de los 60, The Beach Boys irrumpieron en la escena musical como el mayor representante del surf rock. Con canciones animadas acerca de jugar entre las olas y disfrutar la playa, el grupo cosechó un éxito tras otro con sus características armonías vocales.

Sin embargo, cuando la década empezó a girar hacia la contracultura, Brian Wilson empezó a prestar especial atención al tipo de música que venía de la Invasión Británica. Aunque al principio se sintió intimidado por grupos como The Beatles y The Rolling Stones, Wilson creyó que podía crear algo lo bastante bueno como para poner en su sitio a sus homólogos ingleses.

Con el álbum “Pet Sounds” (1966), creó piezas musicales complejas que desafiaban los estándares convencionales de la época. Pero fue con “Good Vibrations” donde Wilson alcanzó nuevas alturas, fusionando elementos pop con sonidos experimentales.

Una miniópera psicodélica

La canción, que incorpora una variedad de instrumentos y capas de sonido, fue concebida en parte gracias a la influencia del LSD. El artista admitió que durante la grabación de “Good Vibrations”, estaba bajo los efectos de la droga psicodélica. Aunque la educación musical de Wilson le ayudó a componer los arreglos, admitió que la mayor parte de la canción no habría sido posible sin la ayuda del ácido. La icónica línea de theremin que caracteriza la canción, por ejemplo, fue el resultado de su mente abierta durante ese proceso creativo.

En Classic Rock Stories, Wilson recordó hasta qué punto las sustancias influyeron en el éxito de “Good Vibrations”: “La había escrito cinco meses antes y me imaginé la gran producción a lo Spector mientras estaba en un viaje de LSD que había descrito con tanto entusiasmo para Al [Jardine]. Instintivamente, supe que era la canción adecuada en el momento adecuado”.

Aunque los efectos de las sustancias darían lugar a uno de los singles más extravagantes de la historia del pop, más tarde le costaría caro. Su uso frecuente de drogas condujo a Wilson al borde de un colapso mental cuando preparaba el siguiente álbum del grupo, “Smile”.