Ningún drama ni manifestación de hostilidad política interrumpió el desfile de banderas, tradicional apertura del concurso de la canción europea. Con rostros radiantes, los 25 candidatos a Eurovisión 2024 desfilaron con orgullo el sábado por la noche como si nada hubiera pasado. El espectador que pasó la semana en una cueva sólo vio fuego. No pudo comprender el alcance de las crisis y psicodramas que rodearon esta semana de ensayos. A menos que hayas pasado el día en BFMTV, es imposible estar al tanto de las manifestaciones pro palestinas que duraron parte del día en el centro de Malmö, la ciudad sueca que acoge la competición este año.
Los espectadores sentados en la sala vieron cómo la policía local desalojaba firmemente a los manifestantes que se encontraban frente al estadio, entre ellos la activista medioambiental Greta Thunberg. Pero para aquellos que pagaron varios cientos de euros para estar allí, nada pudo detener el espectáculo.
Detrás de escena, el psicodrama holandés
Las canciones se sucedieron. Primero lo menos esperado. A partir de las 21:20 horas, momento emotivo en el que los ucranianos Alyona Alyona y Jerry Heil cantan la conmovedora “Teresa & Maria”. Pocas posibilidades de ganar pasando a la segunda posición, también llamado el “lugar de la muerte”.
Después del luxemburgués Tali que canta en francés, pasamos sin decir nada de la actuación número 4 a la 6ª. El holandés Joost Klein y su divertida “Europa” fueron excluidos esa misma mañana por un mal gesto con un camarógrafo. Ni una mención al aire.
En cambio, en la sala se escuchan numerosos silbidos cuando Eden Golan, la candidata israelí de 20 años, toma su lugar. En un contexto geopolítico de extrema tensión, su canción que evoca los atentados terroristas del 7 de octubre hace rechinar los dientes a los participantes de este concurso que se enorgullece de ser apolítico desde hace meses.
Muchos candidatos han pedido un alto el fuego en Gaza. Pero, una vez más, los espectadores no sabían nada al respecto. No hubo banderas palestinas, como intentaron lucir los candidatos de otros países durante los ensayos. Y los silbidos se han atenuado para los espectadores gracias al “botón mágico” del director, que puede añadir aplausos en la sala de control. “Cortado durante el montaje”, pero en vivo.
España y su doble demente de Donatella Versace, la Irlanda gótica (que ocultó la inscripción “alto el fuego” en su rostro en el antiguo alfabeto local), la Grecia pop, la Gran Bretaña queer, la pegadiza Italia y la loca Finlandia hicieron que el medidor de aplausos entrara en pánico. Todo se aceleró a las 22:45 con el artista suizo Nemo, un payaso descarado interpretando “The Code”, uno de los favoritos, seguido rápidamente por su gran rival de la velada, Baby Lasagna, que incendió la Arena con “Rim”. Tim Tagi Dim”, un éxito sobre el exilio rural de su país, Croacia.
Escalofríos en la habitación
En Francia, los franceses contuvieron la respiración poco después de las 23:00 horas, cuando Slimane, vestido todo de blanco, empezó a tocar las primeras notas de “Mon Amour” tirado en el suelo. A diferencia del ensayo del día anterior, su voz no cruje al final y el público se estremece de emoción en su perfecto final a capella, lejos del micrófono, durante el cual mira fijamente a la cámara.
Los espectadores franceses esperaron una hora antes de descubrir los primeros votos del jurado, emitidos país por país, durante casi cuarenta minutos antes de que, al final de la noche, se añadieran los votos de los espectadores, lo que podría cambiarlo todo. Slimane acumula puntos con mucha regularidad y se coloca en el podio, en segundo lugar con 218 puntos, lejos de Suiza que se va, se va, se va con 365 puntos… Israel es totalmente rechazado por el jurado pero ha regresado gracias a la público… lo que finalmente permitió ganar a Nemo, el pequeño suizo. Una novedad para la confederación desde 1988. Esta vez, los espectadores que tuvieron el coraje de mirar lo han visto todo.
