Ramón Fonticiella

Ramón Fonticiella

11.05.2024

Los monstruos de hoy, el diluvio y el mundial de clubes

 

Tiene razón lector: estos tres posibles sujetos de otras tantas oraciones, no tienen nada que ver entre sí...por lo menos mientras no le construyamos sus respectivos predicados.

 "Los monstruos  de hoy "es una película ítalo-francesa de los años sesenta, dirigida por Dino Risi, con dos grandes estrellas: Ugo Tognazzi y Vittorio Gassman. 

"El diluvio" que arrasa Río Grande do Sul hace peligrar a todo ese estado brasileño.

"El mundial de clubes" es un llamativo torneo de fútbol, inédito en el cual se dice que habrá premios millonarios.

El lector dirá (y con sobrada razón) que las expresiones del título siguen sin tener ninguna relación entre sí. Haga el honor de leer las líneas siguientes y  quizás les encuentre ilación; porque para quien esto escribe, tienen complementariedad en su significado.

La vieja película de Dino Risi trata de mostrar los "monstruos" en sentido figurado, que parecían comunes en ese momento del despertar económico italiano. El manager de boxeo (Tognazzi) que lleva al sacrificio a su enorme y tonto pupilo ( Gassman), hasta que este pierde la cordura y se transforma en un discapacitado mental. O el desposeído fanático del fútbol que hasta deja sin comer a sus hijos, para ir a gritar por la Roma al estadio. Monstruos en su forma de actuar, contra natura, contra la sociedad, con daño para ellos mismos. Hoy en el siglo XXI los hay, que generan guerras, hambrunas y genocidios; con tal de ganar dinero a paladas, están destruyendo el planeta.

La catástrofe ambiental, social y económica de Porto Alegre, es sólo una muestra del descalabro al que conducen el mundo, esos monstruos de hogaño. A los integrantes del pequeño porcentaje dueño del dinero del mundo, no les importa destruir la tierra con tal de hacer plata. Por décadas han ido recalentando la atmósfera y el suelo mismo, con quemazón tremenda de carbón y combustibles fósiles para producir energía y fabricar desde autos a cañones, de aviones a bombas; hoy día escarban miles de quilómetros cuadrados de tierra en busca de litio con el cual construir baterías para vehículos eléctricos; mientras, enormes máquinas consumen diariamente miles de litros de combustibles, para encontrar el material. Esos monstruos de hoy, son los causantes del desequilibrio del clima, responsables del deshielo de los polos, de la desaparición de osos polares (entre otras especies), hacedores de las grandes sequías y de los diluvios que, destruyen aceleradamente el único hogar de la especie humana, entre otras.

El campeonato mundial de fútbol interclubes, es un entretenimiento más que esos monstruos inventan para distraer a los humanos (aclaro que me gusta el deporte todo).  Mientras, los que hoy saquean la tierra, la inundan o la cuartean de seca, buscan entretenimientos para la menos lógica de las especies del mundo: los humanos. Con estar pendiente de ese campeonato que ni se sabe quién jugará, soñando con millones de dólares de un premio del cual no verán ni el olor, más de media población mundial se desentiende de las desgracias. No sólo ignoran las hambrunas de Gaza, del Sudán, la postración de los pueblos sometidos que sólo trabajan como esclavos para volver a laborar al otro día, sino que no ven su propia desgracia. Los monstruos dueños del dinero del mundo (1 o/o de la población, 80 millones) tiene la mitad de la riqueza y ¿por qué no? las grandes distracciones.  El otro 99 o/o  (7.920 millones de personas) debe arreglarse con la otra mitad. " Por cada dólar de nueva riqueza global que percibe una persona perteneciente al porcentaje más pobre de la humanidad, un milmillonario se embolsa 1,7 millones de dólares. La fortuna de los milmillonarios ha crecido a un ritmo de 2700 millones de dólares diarios. Esto se suma a una década de ganancias históricas en la que el número de milmillonarios  y su riqueza se han duplicado".(OXFAM Internacional).

 Vergonzosamente falto de equidad.

Ese promocionado torneo, es otra chocante muestra de que los monstruos inundan o secan la tierra en su provecho, mientras distraen a los pueblos con vanidades.

Los elementos del título se concatenan, pero no debe generarse desesperanza, todo lo contrario. Como dijera una persona por la que sentía mucho aprecio: hay que nadar contra la corriente; desde nuestras aguas domésticas, sintetizando la realidad, creando autodefensas sociales colectivas e individuales, podemos sembrar esperanza en el entorno cercano. No entregarse a la corriente fácil, que nos arrastrará irremediablemente como a tantos. Recuperando espacios perdidos, planeando la salvación de nuestro pedazo de mundo y de la salud social de nuestra gente, estaremos nadando contra la corriente: el barrio, la ciudad, el departamento pueden ser nuestros escenarios accesibles.

Seamos fieles a nosotros mismos: estamos en el mundo para vivir, nadando con decisión, no para dejarnos llevar por las aguas de la decadencia ética y política.

Ramón Fonticiella es Maestro, periodista, circunstancialmente y por decisión popular: edil, diputado, senador e intendente de Salto. Siempre militante


Columnistas
2024-05-11T06:54:00

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