Miguel Faus: “Los niños pijos viven con la sensación de impunidad” | La Gran Ilusión | Blog de los Cines Renoir
Martes, 14 Mayo 2024
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Miguel Faus: “Los niños pijos viven con la sensación de impunidad”

Calladita es un retrato de las diferencias de clase reveladas a través de la relación de una mujer, empleada doméstica en una casa de la alta burguesía, con los miembros de esa familia rica. Nacida de un cortometraje, la película escrita y dirigida por Miguel Faus, abre una forma nueva de financiación en el cine a través de la venta de NFTs (non-fungible tokens).

Protagonizada por Paula Grimaldo, la película cuenta la historia de Ana, una mujer colombiana, empleada doméstica en una mansión de la Costa Brava. No tiene contrato, es casi una esclava, la familia la engaña prometiéndola cosas que no cumplirá a cambio de que sea “discreta y calladita”. Ariadna Gil, Luis Bermejo y Pol Hermoso completan el reparto.

La financiación de Caladita se basa en una campaña de NFTs (non-fungible tokens), creada por el propio Miguel Faus a través de la venta de fotogramas del cortometraje original. Con ella se recaudaron más de 750.000 euros para financiar la película y convertirla en el primer largometraje europeo que se financia de este modo.

LA GRAN ILUSIÓN: La película nace de un cortometraje anterior.

MIGUEL FAUS: Sí, el corto son quince minutos y la historia es un día en la vida de Ana

LGI: En la película, el personaje sobre todo interactúa con los hijos de esa familia, ¿hay intención de contar algo sobre la trasmisión?

MF: Bueno, puede ser, creo que seguramente es porque todo empezó con la idea de hacer un retrato satírico sobre los jóvenes de la alta burguesía catalana y sobre sobre la hipocresía. El personaje de la empleada doméstica interna me parece un personaje perfecto para cambiar el punto de vista y también me gusta la idea de que ella y los hijos tengan edades parecidas. Eso genera un contraste muy fuerte entre sus vidas, ellos disfrutando del verano y ella teniendo que limpiarles los váteres. Ni estos chavales se han ganado lo que tienen, ni ella, tampoco. Todo se basa en la posición en que has nacido.

LGI: En la película retrata un sistema esclavista moderno. ¿Estas cosas ocurren así en la realidad?

MF: Por lo que he podido aprender mis investigaciones, pasa así y mucho peor. He intentado, al contrario, no querer pasarme, pero lo cierto es que la realidad supera a la ficción, pero yo no quería que pareciera inverosímil. Pero, sí, por ejemplo, durante la pandemia hubo situaciones muy difíciles, mucho más cercanas a la esclavitud que a otra cosa. Eso lleva a preguntarnos ¿qué significa un trabajador esencial? ¿qué valoramos en la sociedad? Son cuidados que todos necesitamos en muchos ámbitos, desde las enfermeras a las personas que limpian y cuidan a nuestros hijos.

LGI: ¿Estas relaciones reflejan más que otras esta sociedad racista, clasista, machista…?

MF: Sí, sí, yo creo que sí, por ejemplo, en España hay unas 600.000 trabajadoras y un 97% de ellas son mujeres y un 70% de ellas son extranjeras. Entonces, claro, es imposible hablar de este tema sin tener una perspectiva de género y una perspectiva de origen y de raza.

LGI: ¿La película nace de una intención de denunciar todo esto o el punto de partida solo era hacer el retrato?

MF: Soy un poco cauto con este tipo de discurso, porque al final si quisiéramos denunciar, pues nos volveríamos políticos. Creo que la palabra denuncia es una palabra de la política. Pero sí creo que el cine y el arte sirven para iluminar la realidad y poner el foco en ciertas cosas. También creo que es el espectador es el que tiene que tomar sus decisiones.

LGI: ¿Qué necesitaba de la actriz para el personaje de Ana?

MF: Fue un proceso muy instintivo y descubrí en Paula Grimaldo una fuerza arrolladora. Eso fue lo que me llevó a escogerla. Ana es un personaje al que define mucho su fuerza y su coraje y su perspicacia también. Y creo que eso lo lleva la actriz en la mirada y en toda esa aura que tiene. El hecho de haber estado tantos años trabajando con ella también ha hecho que ella haya influenciado mucho el guion, no de forma muy directa, pero hemos hablado mucho. Ella me ha dado mucha información. Es curioso, porque al escogerla a ella, que transmite tanta fuerza, había que controlar justamente esa fuerza, porque necesitábamos que hubiera una progresión, un viaje.

LGI: El retrato que hace de los ricos del planeta es durísimo… y la impunidad de que disponen.

MF: Sí, el tema de la impunidad me interesaba mucho, sobre todo en los jóvenes que son aún más inconscientes. Los niños pijos viven con esa sensación de impunidad de que si se meten en un lío, después su papi los saca y las normas, las leyes, incluso los códigos no son para ellos.


LGI: ¿Cómo planteó la narrativa visual de la película, muy luminosa, pero al mismo tiempo con mucha noche?

MF: Para mí hay dos cosas que eran muy importantes, que la historia pasara en verano, porque descubrí que para estas mujeres el verano es una diferencia, una experiencia más dura de convivencia, mucho más intensa, en la cual, además, el contraste entre la dureza de su trabajo y las vidas de sus empleadores es más fuerte. Ellos no están trabajando, están disfrutando del verano, y el trabajo suyo es más duro, porque hay más horas. Y a partir de ahí, pues salen también cosas de sensualidad que se podían explorar. Las feromonas están en el ambiente. Eso hacía que para nosotros fueran importantes los colores muy vivos, muy cálidos. Y luego estaba esta sobresaturación que buscamos que la relacionábamos con la artificialidad de este mundo burgués, con la hipocresía, un mundo de filtro de Instagram y de mentiras.

LGI: ¿Y para remarcar la sátira que buscaba?

MF: Claro, visualmente yo creo que intentamos traducir mi sensación de que son dos películas en una. Por un lado, es un intento de hacer una sátira de la alta burguesía, que es algo que tiene una tradición muy larga en el cine mundial y europeo, y para lo que necesitas un cierto distanciamiento crítico en el aspecto visual, para poder mostrar el absurdo. Y entonces hay muchos reencuadres, mucho plano general, mucha cámara estática, incluso como planos muy balanceados, mucha estabilidad con el 35 mm, etcétera. La otra cara de la moneda es el estudio de personaje de ella y que es más de la tradición del cine social, más ligado a la cámara en mano, la inmediatez, la naturalidad.

LGI: Es inevitable hablar de la forma de financiación de esta película; ¿una especie de crowdfunding digital?

MF:  Sí, es muy parecido en realidad. Es una cosa única en el mundo. Por ahora es la única película terminada que existe que se ha financiado así. Lo que destacaría es que es una película hecha de forma radicalmente independiente, sin apoyo de ningún tipo, de ninguna institución, ni pública ni privada, pero a pesar de eso, hecha con un presupuesto decente dentro del cine independiente español, de alrededor de 850.000 euros. Y esto ha sido posible gracias a la venta de NFT y a unos 600 mecenas de más de 50 países, la inmensa mayoría de ellos desconocidos para mí, muchos de ellos anónimos, que han descubierto el proyecto en Internet, en Twitter, les ha gustado y han querido apoyar la peli, sobre todo porque han querido apoyar esta idea innovadora de que se pueden financiar películas así.

LGI: Con el crowdfunding se mandaba un poster, una taza… ¿ahora?

MF: Ahora les mando un objeto digital. Una fotografía retocada, un fotograma… He contratado un desarrollador web para que cree la web donde los vendemos y todo el marketing. Pero sobre todo lo que yo destaco que lo diferencia del crowdfunding típico es que, en vez de enviarles una camiseta, un póster o una o una taza, les envío un archivo digital, que no tiene gastos de envío y que es un activo digital que se puede revender eintercambiar en un mercado abierto sin costes de transacción.

LGI: ¿Esto quiere decir hay gente interesada en el cine independiente y que apoya la cultura?

MF: Totalmente.  

 

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