Entrevista a Cristian Schleu

Cristian Schleu acaba de debutar con su novela Muerte en tres texturas, un thriller psicológico desarrollado en el mundo de la alta cocina, publicado a través del nuevo sello de Planeta, N de Novela, destinado a nuevos autores comerciales, con calidad literaria, que todavía no son conocidos por el gran público.

Como escribir novelas de calidad lleva tiempo, y el éxito sin esfuerzo no existe, en esta entrevista hablamos de la formación que recibió y del tiempo que tardó en escribir y publicar su novela.

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Entrevista a Cristian Schleu

En Muerte en tres texturas se mezclan dos de tus pasiones: la narrativa y la cocina. ¿Cómo fue el proceso de escritura de la novela? ¿Qué tiempo te llevó completarla, desde que tuviste la idea original hasta que terminaste la versión lista para mandar a editoriales? ¿Te ayudó en la escritura tu experiencia previa en publicidad y cocina?

Lo que es puramente el proceso de escritura, al inicio, fue muy intermitente. Fue al acabar mi segundo año en la escuela de escritura del Ateneu. Cada alumno tenía que empezar su propio proyecto y yo saqué una idea que tenía en el cajón desde hacía dos años. Y empecé a escribirla y empezaron las correcciones. El tercer año fue íntegro corrección, y después vino el confinamiento, una etapa de parón ya que en casa con hijos era prácticamente imposible ponerse. El posconfinamiento fue la época más fructífera y casi un año y medio después ya la tenía acabada. En total, desde que tuve la idea hasta el manuscrito que envié a la editorial, unos 5 años, pero sobre todo al principio, con muchas intermitencias.

Y sí, la publicidad me ha ayudado mucho a pensar, a tener ideas con fundamento y a escribir en formato corto; y por otra parte, mi experiencia en cocina ha sido otra de las bazas que me ha ayudado en el desarrollo de esta novela.

¿Cómo te documentaste para la novela?

Para la parte gastro me ayudó mi formación en cocina, ya que tengo una base que adquirí en la Escuela de Hostelería Hofmann, pero también tiré de libros, de internet y cómo no, de mis años de experiencia en el mundo de la restauración como cocinero cuando abrí dos restaurantes y también cuando trabajé en otro en Barcelona.

Para la parte más de investigación y criminalística, una psicóloga me envió tesis sobre asesinos en serie y también mantuve charlas con una criminóloga.

Estudiaste narrativa en el Ateneu Barcelonès. ¿Cómo te ayudó esa formación como novelista, y cuánto tiempo estuviste formándote?

Me ayudó mucho. La narrativa es la base de cualquier historia, y durante 3 años en el Ateneu, y después un año en el Aula de Escritores, aprendí muchas herramientas y recursos para conseguir determinados aspectos que quería reflejar en la novela. Sin esta base hubiese sido incapaz. La formación es básica para trazar un rumbo en la escritura. Detrás de un buen texto que conecta con el lector hay mucho más que mera inspiración. Hay horas y horas de trabajo.

Has impartido clases de narrativa aplicada a la publicidad. ¿Cómo ayudan las historias a vender más productos y fidelizar clientes?

Impartir clases me ha ayudado mucho. Primero para afianzar los conocimientos en narrativa. Y sobre todo para conocer a gente más joven que yo y tener idea de las pulsaciones que laten hoy en día en la calle, lo que les conmueve, lo que les importa y cómo piensan. Y todo pasa por una buena historia, por un buen storytelling que conecte con el lector, con el espectador, con el cliente o con el consumidor. Detrás de un buen producto debe haber una buena historia que lo sustente, que lo haga diferente a otros productos. Cuando estableces un vínculo emocional y una fidelización, es más difícil que se rompa que unas zapatillas, que se acabarán rompiendo por muy buenas que sean.

A muchos de mis alumnos les fascina la idea de escribir y publicar novelas, pero les aterroriza todo que tenga que ver con el marketing o la publicidad. ¿Qué estrategias pueden utilizar para llegar a su público objetivo y consolidar su marca personal sin arruinarse y sin morir de infarto?

A colación de la pregunta anterior, las estrategias serían tener claro cuál es tu nicho, y dirigirte a él de una manera honesta, respetuosa y auténtica. Establecer ese vínculo emocional. Has de saber en qué eres bueno y explotarlo. Pero ojo, decir “vínculo emocional” no significa hablar desde el desconocimiento. Como he dicho hay que ser honesto, porque cuando eres honesto se genera empatía. Por ejemplo, creo que tener el síndrome del impostor para mí ya es síntoma de ser honesto. Aunque por desgracia, sobre todo en redes, hay ultramotivados/as sin base que lo único que tienen con sus comunidades es un vínculo afectivo, pero que a la que rascas un poco, los seguidores se desvanecen.

Muerte en tres texturas inauguró un nuevo sello de Planeta, N de Novela, enfocado a dar a conocer al gran público autores comerciales todavía desconocidos. ¿Cómo lograrte publicar con Planeta?

Aquí añadiría a la pregunta, tal y como definió el sello en su momento, “dar a conocer autores comerciales con calidad literaria”. Respondiendo a tu pregunta, pues se dio de una manera muy orgánica. En época de confinamiento estaba hablando con una mujer sobre otro tema ajeno al libro y me preguntó qué estaba haciendo en esos momentos. Le dije que estaba acabando una novela. Me comentó que conocía a alguien de Planeta y me la presentó por mail. A partir de ahí, se desencadenaron los mensajes hasta que le envié el manuscrito, y al cabo de unos meses me escribieron para decirme “es posible que tu novela haya encontrado una casa”. Después me presentaron a mi editora, y al cabo de dos años acabé publicando.

¿Cuáles son tus siguientes proyectos?

Ahora mismo trabajo en una agencia de publicidad creando contenidos experienciales, aunque fantaseo con la posibilidad de escribir otra novela. También estoy moviendo la biblia de una serie y escribiendo un formato de un programa de televisión que lo veo bastante innovador ; )

¿Qué consejo le darías a alguien que quiere ser escritor y está empezando?

No soy muy de dar consejos, pero a mí lo que me ha servido es ser inquieto, aunque no mucho, porque eso a veces me hace perder foco. Una vez que establezco un objetivo, se trata de perseverar, perseverar y perseverar. Escribir sobre todo los días que no me apetecen. Esos son realmente los que marcan las diferencia. Escribir cuando apetece o cuando uno se siente inspirado está mamado, todos lo hacemos. Pero cuando no…, eso ya son otros cantares. Y tener un día de bajón y querer enviarlo todo a la mierda es normal, pero ese nubarrón tiene que pasar y al día siguiente hay que volver con más fuerzas que nunca. No creo en los atajos, creo que hay que hacer, equivocarse y volver a hacer para quizá volver a equivocarse (o ya no). Como dijo una famosa marca de desodorantes y geles de ducha hace años en un titular: 99 % transpiración, 1 % inspiración. La suerte es donde confluye oportunidad y conocimiento, y detrás del conocimiento generalmente suele haber trabajo. Mucho trabajo.

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