Raffaella Carrà y el revivir de 'Pedro' o cómo TikTok es la herramienta para 'resucitar' canciones casi olvidadas
Raffaella Carrà y el revivir de 'Pedro' o cómo TikTok es la herramienta para "resucitar" canciones casi olvidadas

Raffaella Carrà y el revivir de 'Pedro' o cómo TikTok es la herramienta para "resucitar" canciones casi olvidadas

La cantante italiana está recibiendo de forma póstuma, gracias al remix y el meme del mapache, un éxito en países donde no llegó hace 40 años.

Luis Miguel y Raffaella Carrà, dos de los artistas cuyas canciones han vuelto a la palestra por TikTok.Getty Images/El HuffPost

“Pedro, Pedro, Pedro, Pedro, Pe”.

Leer esas líneas es prácticamente imposible para muchos sin que aparezca por su mente la imagen de un mapache dando vueltas en círculo con los brazos levantados al ritmo del hit Pedro de Raffaella Carrà.

La canción de la cantante italiana, de 1980 y parte de su álbum Mi spendo tutto, vive su mejor momento gracias a un remix del DJ Jaxomy junto a Agatino Romero que se ha popularizado en TikTok y que el usuario Naofumi Iwatani se encargó de mezclar con la imagen del mapache mascota del usuario de la red social Fleksa30, quien suele compartir vídeos del animal.

Aparentemente este meme se podría quedar ahí sin más, pero ha llegado a todas las redes sociales y ha popularizado tanto la canción que le ha dado éxitos que no llegó a ver Carrà en vida, especialmente en países donde sus éxitos no acabaron de calar.

La historia de este guía seductor de la ciudad de Santa Fe en (Argentina) llamado Pedro ha logrado mantenerse durante semanas en el top 5 de Alemania y Bélgica en Spotify, entre las 10 más escuchadas de Países Bajos o Polonia y cosechando éxitos en otros países como México, Francia o Noruega. A nivel global, se encuentra en el top 30 de éxitos de la plataforma con más de 80 millones de reproducciones.

Paradójicamente, no se encuentra en los rankings en Italia y en España —pese a que la carta de Pedro Sánchez y las manifestaciones de Ferraz hayan ayudado a que la canción vuelva a sonar—, siendo los países donde la polifacética artista desarrolló su carrera.

Pero el caso de Carrà, aunque sea el más reciente no es único. TikTok, más allá de las disputas legales que está teniendo con los grandes majors de la música como Universal Music, que retiró su catálogo cerca de cuatro meses de la plataforma, está resucitando canciones de décadas atrás y popularizándolas especialmente entre jóvenes que, en cierta manera, las desconocían.

De desaparecer a redescubrirse y como fuente de cultura musical para los más jóvenes

Otro caso reciente es el de Running up that hill de Kate Bush, un tema de 1985 que se volvió viral en 2022 después de que fuera incluida en Stranger Things (Netflix) consiguió millones de streams en la red social, y la llevó a lograr el tercer puesto en la Billboard Hot 100, y más de 820 millones reproducciones de Spotify.

La presencia cinematográfica, en videojuegos o en series suele ser la que inicia estos trends en redes sociales. En 2024, la protagonista fue Sophie Ellis-Bextor y su tema de 2001 Murder on the dancefloor, un éxito pop dance que parecía casi olvidado y que volvió a la vida gracias a Saltburn y el baile final de la cinta que se convirtió en trend en TikTok y al que se sumaron tanto ella como otros famosos como Amaia. Su éxito la llevó a que su tema llegara directo al Billboard Hot 100 y fuese número 1 viral de Spotify durante semanas. Pero no solo se quedó en las cifras, la cantante volvió a estar de actualidad y volvió a subirse a un escenario en los premios BAFTA.

También destaca la canción de 1984 La chica del bikini azul de Luis Miguel que, gracias a una tiktoker que reivindicó que su madre era en quien se había inspirado el mexicano para el tema, lo volvió a traer a las listas de éxitos y lo convirtió en todo un hit viral en 2023 en la red social.

Para Arantxa Vizcaíno, doctora en Comunicación, profesora en UNIR y Key Regional Leader of the TikTok Cultures Research Network, TikTok "tiene esa vertiente pedagógica, pese a ese halo apocalíptico en el que se está encontrando encasillada". "Creo que en esa parte musical está haciendo ese bien pedagógico y musical tan potente ya no solo en canciones de antaño, sino en canciones de otros géneros que es una parte muy nutritiva por parte de la plataforma, el poder plantear tantísimo contenido y variedad musical", señala a El HuffPost. 

"En este caso Raffaella, mi madre me diría 'madre mía, pero si esta es la canción de Raffaella' y mi hermana con 30 años puede que no la conociera de nada", ejemplifica sobre el poder intergeneracional de la plataforma.

Según un estudio realizado por TikTok Marketing Sciences en colaboración con Insites Consulting y PRS IN VIVO, el 80% de los usuarios descubren música a partir de la red social e indican que es su “forma favorita” de hacerlo.

Sin embargo, Vizcaíno plantea que el funcionamiento del algoritmo puede restringir esta capacidad de descubrimiento. "En el momento en el que nosotros empezamos a consumir un tipo de música, entramos en determinado momento en bucle, en ese filtro burbuja en el que nos estamos realimentando solo de un tipo de género musical", indica.

"Podemos llegar a esa diversidad, pero al mismo tiempo estamos muy acotados por el sistema de recomendación y a nivel geográfico: no recibimos el mismo tipo de contenido en Europa o en España que puedan recibir en Finlandia o en Japón", añade. 

Un algoritmo que se retroalimenta de lo popular

Que el remix de Pedro Carrà haya llegado hasta Ferraz no es casualidad ni ha sido fruto de un día, sino de cómo el algoritmo de TikTok fomenta determinados contenidos populares. "Esta red social depende muchísimo de sus usuarios y, por supuesto, también combinado por el algoritmo que se genera a raíz de esa retroalimentación en la que son ellos los que están viralizando ese contenido, que hay un usuario que decide realizar ese meme, en este caso musical, y a razón de esto, se comienza a reproducir en muchos casos modificando el significado, combinando con un mapache, que después ha devenido en otros procesos", explica Vizcaíno. 

Esto forma parte, tal y como cuenta la especialista, de un fenómeno arraigado a la cultura transmedia, donde referencias a series, películas, música o contenido de humor se mezcla generando estos memes y contenidos incluso "se llega incluso a romantizar nostálgicamente". 

"Creo que este fenómeno es una cadena de retroalimentación, muchas veces también fomentada por ese sistema de recomendación algorítmica que está todo el rato proporcionando o considerando qué es lo que realmente te podría interesar como si fuera una especie de tragaperras", explica. 

Desde TikTok te recomiendan contenido afín a tus gustos e interacciones con muchas visualizaciones y una vez que lo ves varias veces, reconstruido en varias ocasiones, en varios contextos, acabas por generar el tuyo propio. 

Sí, nosotros también lo hicimos.

Sobre si una canción viral, además de salir como popular antes de crear un vídeo, al igual que en Instagram, puede servir para posicionarse mejor a la hora de viralizarse en la plataforma, Vizcaíno cree que es "como un mito que se ha generado entre estas generaciones que, igual que sucede con los audios, de que si lo utilizas posiblemente viralices tu contenido" debido a que hay un interés en la red social por "adquirir fama rápidamente". 

"Ha sucedido lo mismo con el uso de los hashtag en la propia plataforma, que hay unas combinaciones de letras que no tienen ningún sentido pero que ellos plantean que si las utilizas TikTok coloca tu contenido en el feed de 'para ti' para que aparezcas el primero o te visualice mucha gente", apunta. 

"Creo que es lo que provoca que si vemos mucha gente que utiliza esa canción, nos vamos a sumar y lleguemos a ese punto de retomar canciones de ataño o hacer famosas canciones que en su momento en el entramado de la industria musical no cobraron la misma relevancia", explica..

El sped up, los remixes y el conseguir la atención en dos segundos

Varias de estas canciones que se han popularizado de nuevo han vivido lo que se conoce como un sped up, una versión acelerada hasta en un 150%, que permite introducir un remix de canciones clásicas y crear los vídeos cortos de esta red social.

Sucedió también en 2022 con Bloody Mary, de Lady Gaga, que gracias al mix que los fans de Miércoles (Netflix) presentaron del baile de fin de curso en esta red social e hizo que este tema acumulara más de 100 millones de reproducciones en Spotify 11 años después de su lanzamiento. Por supuesto, la cantante se sumó a la iniciativa. Otros ejemplos son Say it right, de Nelly Furtado de 2006 o Sure Thing, del cantante estadounidense Miguel de 2010.

Según el informe de TikTok en 2023, las cuatro canciones más populares de la plataforma en EEUU fueron todas aceleradas. Detrás de estos sped up, en ocasiones están los equipos de marketing de grandes discográficas que financian a creadores anónimos. “En el pasado, usábamos remezclas de clubes para diversificar la visibilidad de un disco”, explicó en 2022 a Billboard Nima Nasseri, entonces jefa global de estrategia de A&R para el equipo de tácticas y estrategia musical de Universal Music Group. 

"Ahora la gente está descubriendo la versión principal a partir de la acelerada o ralentizada. En lugar de gastar 50.000 dólares en un remix de un DJ de renombre, estás gastando cantidades relativamente mínimas [en una interpretación acelerada] y obteniendo mucho más retorno y alcance”, señaló a la revista.

Más allá del éxito cosechado, para sacar esta canción adelante 44 años después, como cualquier otro remix o reinterpretación, los DJ tuvieron que contactar con los herederos de Carrà así como sus responsables editoriales, algo diferente al mix que hizo Bob Sinclair en 2011 de Far l’amore, que contó directamente con la participación de la italiana. Eso sí, probablemente con menor coste que el afamado DJ.

Esto se debe, tal y como cuenta Vizcaíno, a la herencia "efímera" de Snapchat, que se ha aplicado desde un primer momento a TikTok, que empezó con vídeos restringidos a un minuto.

"Ahora que ha ampliado hasta los 10 minutos el diseño de su contenido, son los usuarios los que vuelven a recomendar a los creadores de contenido que no utilicen vídeos muy extensos porque no generan el mismo impacto que un vídeo corto", explica la investigadora. 

De ahí que proliferen piezas cortas, aceleradas y remixes, para "generar el mayor impacto en el menor tiempo posible". Vizcaíno apunta a que esta tendencia se debe a que "los consumidores no aguantamos más de dos segundos viendo contenidos en la red". "En el momento en el que el vídeo se está activando ya hemos hecho. Este fenómeno se ha dado también por esa necesidad de llamar la atención en los tres primeros segundos para que vean el contenido completo e incluso acceder al perfil y acaben siguiéndonos", recuerda.

De esta forma, se acelera una dinámica que ya estaba presente en algunos sellos discográficos como la Motown en los años 60, tal y como contó el periodista musical Iñaki De la Torre en un reportaje de El HuffPost: "Era el sello de Michael Jackson o Stevie Wonder y en él tenían una orden de que el estribillo tenía que sonar antes de 40 o 45 segundos, nada introducciones ni de dos estrofas y estribillo. Muchas canciones, de hecho, empezaban con el estribillo”,

Espacio Eco
Un proyecto de Ecoembes

Esta capacidad de creación y de los temas de los artistas busca llegar a Spotify, que anunció el pasado mes de abril, integrará una nueva función que permitirá que el usuario remezcle y cree sus propios temas a raíz de las canciones ya existentes. La lucha entre la nostalgia y dar una segunda vida a las canciones, los derechos y la creación propia servida.

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Marina Prats es periodista de Life en El HuffPost, en Madrid. Escribe sobre cultura, música, cine, series, televisión y estilo de vida. También aborda temas sociales relacionados con el colectivo LGTBI y el feminismo. Antes de El HuffPost formó parte de UPHO Festival, un festival urbano de fotografía en el marco del proyecto europeo Urban Layers. Graduada en Periodismo en la Universidad de Málaga, en 2017 estudió el Máster en Periodismo Cultural de la Universidad CEU San Pablo y en 2018 fue Coordinadora de Proyecto en la Bienal de Arte Contemporáneo de Fundación ONCE. También ha colaborado en diversas webs musicales y culturales. Puedes contactarla en marina.prats@huffpost.es