Imágenes dantescas que en principio hacían temer lo peor y traían inexorablemente a la memoria el horror de la tragedia de Once: heridos atendidos sobre las vías mientras otros eran rescatados, nerviosismo y angustia entre los heridos preguntando por sus familiares que también iban a bordo.

Despliegue de 60 ambulancias y dos helicópteros del SAME, varias dotaciones de bomberos sacando pasajeros atrapados y todos los hospitales de la Ciudad de Buenos Aires en alerta roja.

Impacto profundo. Así quedaron las locomotoras tras el choque de frente sobre el puente de Figueroa Alcorta. El tren con pasajeros venía despacio.

Así se vivió ayer un nuevo choque de trenes cuando una formación de la línea San Martín con siete vagones colisionó con una locomotora y un coche furgón vacío que estaban parados sobre las vías, a las 10.31, en el kilómetro 4.900 sobre el viaducto Palermo a la altura de la avenida Figueroa Alcorta. Ambas formaciones quedaron atrapadas sobre el puente y el servicio quedó interrumpido hasta que retiren los vagones y terminen las pericias para determinar las causas del accidente.

Los equipos de rescate trabajaron intensamente par atender y evacuar a los heridos, la mayoría con traumatismos de cráneo y traumatismos de tórax pero sin riesgo de vida.

“En menos de 40 minutos hemos logrado evacuar todo. De los cuatro maquinistas sólo uno fue trasladado, y un personal policial fue trasladado también. El operativo de evacuación funcionó muy bien”, dijo desde el lugar el jefe de Gobierno porteño, Jorge Macri, quien al ser consultado sobre cómo fue que ocurrió el choque, sostuvo: “De la mecánica del accidente no hay información”.

En tanto, el titular del SAME, Alberto Crescenti, confirmó: “No tenemos víctimas fatales. Los perros han peinado el vagón más complicado. Hemos asistido a un total de 90 pasajeros (después detallaron que fueron 100), 30 de los cuales con código rojo ya están en los distintos hospitales de la Ciudad, dos de ellos con traumatismo de cráneo que fueron evacuados en helicóptero del SAME al Hospital Santojanni, y el resto, los otros 60, han sido evaluados y no fueron trasladados”.

Crescenti confirmó además que ya no quedaba más nadie en la formación ya que los perros peinaron los vagones y que nada podía decir del choque porque “hay que esperar la pericia”.

Los Bomberos realizaron un triage primario y algunos pasajeros evacuaron la zona por sus propios medios, en tanto que quienes aducían algún dolor quedaron a resguardo.

La investigación técnica quedó a cargo de la Junta de Seguridad en el Transporte. La fuentes consultadas prefirieron aguardar los resultados de los informes para arriesgar una hipótesis sobre lo sucedido.

Franco Mogetta, secretario de Transporte de la Nación, llegó hasta el lugar del choque y dijo que “se analizan múltiples hipótesis” y no descartó que el robo de cables pueda ser uno de los motivos que afectaron a las señales. La investigación quedó a cargo del fiscal Carlos Rívolo y la causa quedó en manos de Julián Ercolini.

Entre las pericias dispuestas por la Policía Federal se incluye la investigación para dar con los responsables del sistema de señalamiento y establecer si hubo una falla mecánica o eléctrica que haya causado la colisión.

Por su parte, el titular del gremio La Fraternidad, que nuclea a los maquinistas, Omar Maturano, dijo: “Se viene trabajando hace diez días sin señalamiento, debido a la degradación del ferrocarril y a la falta de seguridad, porque se roban los cables”. La misma versión sostuvieron otras fuentes vinculadas a los ferrocarriles.

Una de las especulaciones apunta a que, como es una zona en curva, el maquinista del tren que iba a Pilar pudo no haber advertido a la unidad detenida. También se especula con que ese tren no debía estar en esa vía y que el conductor de la formación que embistió a la otra avanzó porque recibió la autorización de hacerlo. Luego se divulgó un audio en el que se escucha al conductor alertar sobre el impacto. “Chocamos, había un tren”, dice.