En una de las primeras escenas de ‘Volveréis’ –la película con la que Jonás Trueba debuta en la Quincena de los Cineastas de Cannes–, una pareja de mediana edad, Ale y Alex, sopesa la posibilidad de celebrar su ruptura, tras 14 años de relación, organizando una fiesta para sus allegados. La improbable idea –que, en realidad, es una vieja ocurrencia del padre de ella– va tomando fuerza gracias al empeño de la pareja por demostrar que, pese al final de su amor, los dos se encuentran “muy bien”. Sin embargo, en una de las múltiples conversaciones que van tejiendo el relato, Ale ve la luz y expresa lo evidente: “Esto podría funcionar para una película, pero para la vida real…”. A la postre, esta afirmación revela el mecanismo esencial de ‘Volveréis’, una obra que se propone hermanar el fluir de la vida y los mecanismos del cine, y que por el camino deja una estela de momentos joviales o dolorosos, siempre emocionantes, surgidos del encuentro entre la realidad y la representación.

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Elástica Films

Del lado del cine, ‘Volveréis’ hace gala de una confianza ciega en los resortes de la ficción, lo que permite a Trueba y sus coguionistas –que son justamente sus actores, Itsaso Arana y Vito Sanz– subvertir los códigos del relato romántico, orquestando una historia de separación como si se tratara de la preparación de un festejo matrimonial (incluidas las discusiones sobre la lista de invitados, el lugar idóneo para la celebración o incluso el acompañamiento musical). Además, el juego con los engranajes de la representación se acrecienta cuando ‘Volveréis’ echa mano del discurso metafílmico y va dejando ver que algunas de las escenas del film forman parte de una película dentro de la película, que protagoniza Alex y que ha dirigido y está montando Ale.

Mediante este ejercicio de cine dentro del cine, Trueba confecciona un singular laberinto narrativo que desdibuja la temporalidad del relato. En ocasiones, volvemos a ver escenas que ya hemos visto; otras veces, aparece un flashback que los protagonistas comentan desde el presente, en voz en off; y hay momentos en los que un personaje le cuenta a otro una escena que el espectador acaba de presenciar. Esta deliciosa espiral de espejismos y cacofonías remite tanto a la autorreflexividad del cine del argentino Mariano Llinás (autor de obras esenciales del cine contemporáneo como ‘Historias extraordinarias’ o ‘La flor’) como a los malabarismos estructurales del surcoreano Hong Sang-soo (en particular, los de la genial ‘Tale of Cinema’). A la postre, todo este juego con el artificio fílmico desemboca en una exploración sistemática de la idea de la repetición, algo que retorna del pasado y se manifiesta de nuevo (¿quizá el amor?), un motivo que ya afloraba con fuerza en anteriores obras de Trueba, como en ‘Todas las canciones hablan de mí’ –sobre un chico atrapado en el recuerdo de una antigua relación sentimental– o en ‘La reconquista’ –donde una antigua pareja se reencontraba años después de su ruptura–.

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Prendada del espíritu de la cinefilia, ‘Volveréis’ no olvida la lustrosa tradición de las “comedias de rematrimonio” –sobre parejas divorciadas que lo volvían a intentar– que afloraron en la era dorada del Hollywood clásico, desde ‘La pícara puritana’ a ‘Historias de Filadelfia’. De hecho, en la película se cita el libro ‘La búsqueda de la felicidad’, en el que el filósofo Stanley Cavell describió estas películas como incisivas radiografías del mundo de la pareja. Esta herencia americana eclosiona de un modo fulgurante cuando ‘Volveréis’ toma el camino de la velocidad, de la mano de un montaje frenético que remite a la espástica aceleración de las comedias amargas de Noah Baumbach.

Pero no todo es velocidad en lo nuevo de Trueba, que sabe detener el tempo de su película cuando llega la hora de mirar de frente, y con pausa, más allá de la ficción. En este sentido, en ‘Volveréis’, el principal avatar de la calma lo encarna nada menos que el cineasta Fernando Trueba, padre de Jonás, que protagoniza los momentos más memorables de una película que cita a François Truffaut, pero que se acaba situando más cerca de Philippe Garrel en su sentida oda a los legados familiares. Queda para el recuerdo un plano larguísimo, puntuado por una serie de zooms, en el que Trueba-padre se explaya acerca de la filosofía de Kierkegaard y su interés por dejar a un lado las abstracciones elevadas en favor de un estudio metódico, a ras de suelo, de la vida. En sintonía con esta idea de un pensamiento apegado a la realidad, Trueba-hijo prosigue su labor como un autor de obras que encuentran su razón de ser en el espacio de curiosidad y goce que se intuye en el interior y más allá de las imágenes.

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Ficha técnica

Dirección: Jonás Trueba Reparto: Itsano Arana, Vito Sanz y Fernando Trueba País: España Año: 2024 Estreno: 30/08/2024 Género: Comedia romántica Guion: Jonás Trueba, Itsaso Arana, Vito Sanz Duración: 114 min.

Sinopsis: Una pareja decide separarse tras veinte años juntos. Como es de mutuo acuerdo y se llevan bien, ambos deciden celebrar su ruptura haciendo una fiesta a la que invitar a su familia y amigos. Pero cuando les comunican su decisión nadie les cree.

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Javier Díaz-Salado

Se perdió una mañana de instituto para ver el final de ‘Perdidos’ y, aunque la leyenda cuenta que está en FOTOGRAMAS por sus tortillas de patata, la realidad es que lleva en la revista desde 2016 como “el chico de los vídeos”. Graduado en Periodismo y Comunicación Audiovisual por la Universidad Carlos III de Madrid, un día se cansó de vivir entre muggles y, antes de que ‘Cinema Paradiso’ y ‘El espíritu de la colmena’ despertaran su fascinación por el séptimo arte, decidió (no) crecer imaginando su infancia entre hobbits y jedis. Vive enamorado de Emma Watson y Michael Scott, y está convencido de que su cima en la vida ha sido, es y será decirle a Viggo Mortensen en un ascensor que todavía guarda una figura de acción de Aragorn.