Wiktor Szulski vuelve a su Varsovia natal después de más de una década exiliado por orden de su padre en la que ha viajado por el mundo intentando controlar sus poderes de taumaturgo. En 1905, el imperio del zar Nicolás II somete a la población local con mano de hierro mientras los socialistas se organizan para mejorar las brutales condiciones del proletariado.

Tras establecer una alianza estratégica con un místico que le ayuda a someter a las criaturas del folclore eslavo que le permiten ejercer sus talentos, pacta con su hermana investigar las extrañas circunstancias que rodean el fallecimiento sobrevenido de su padre. Szulski, sin embargo, lo que realmente ansía es su grimorio, que ha desaparecido de la herencia por culpa de la Okhrana, la policía secreta imperial.

The Thaumaturge es un juego de rol de perspectiva isométrica cuyo principal mérito es haber escogido una ambientación repleta de posibilidades narrativas. La Varsovia de principios del siglo XX bullía con el descontento de la población local por la ocupación rusa, un clima de tensión que anticipaba el gran conflicto que se estaba fraguando en el escenario europeo, tanto entre estratos sociales como entre naciones.

La influencia de Disco Elysium (2019) es notable, si bien la obra de Fool’s Theory resulta mucho más comedida en su ambición mecánica. Szulski expande su arsenal reclutando a entidades del folclore eslavo, como el Upyr o el Bukavac, con los que manipula las emociones de sus contrincantes en fases de combate por turnos.

Es un sistema un tanto obtuso al principio, pero flexible a la hora de elaborar estratagemas. El resto de la acción se centra en recopilar pistas de los escenarios y en interrogar a diferentes personajes para llegar a conclusiones y así avanzar la trama. Las deducciones son automáticas, un proceso muy guiado que apuesta por dejar al jugador centrar su atención en una trama compleja que tan pronto sitúa a Wiktor en una tensa sesión de espiritismo para socialités como resistiendo el embate de cosacos descontrolados o siguiendo el rastro de una maldición judía.

Vista de un combate en 'The Thaumaturge'

La cuidadosa recreación de los distritos de Varsovia facilita una inmersión naturalista en un periodo fundamental en la construcción de la moderna identidad nacional polaca. Encrucijada entre París, Viena y San Petersburgo, la ciudad es una amalgama de ideas contrapuestas y diferentes nacionalidades que se debate entre las pulsiones de su pasado ancestral y los influjos de la modernidad y el progreso tecnológico.

El juego aprovecha la riqueza del periodo histórico que retrata para narrar un imperio en decadencia

Donde al juego se le notan las costuras es en los modelados de los personajes y, sobre todo, en las interpretaciones. El estudio ha optado por actores locales con unos acentos muy marcados que no terminan de resultar convincentes. Por suerte, el propio Szulski se salva de la quema, pero es innegable que un presupuesto más abultado y el acceso a un reservorio de talento internacional hubiera elevado el conjunto.

El juego recrea las calles de Varsovia en 1905 con una perspectiva isométrica

En cualquier caso, es un juego muy recomendable que aprovecha al máximo la riqueza del periodo histórico que retrata para narrar una historia de conflictos intergeneracionales, traumas sepultados y maniobras por el poder en un imperio en decadencia.