Crítica de Los Bridgerton (temporada 3): el gran espectáculo de Nicola Coughlan 

Estreno en Netflix

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Nicola Coughlan (Penelope) en la nueva temporada de 'Los Bridgerton'

Nicola Coughlan (Penelope) en la nueva temporada de 'Los Bridgerton' / Netflix

Juan Manuel Freire

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'Los Bridgerton (temporada 3, parte 1)'

Creador: Chris Van Dusen

Dirección: Tricia Brock, Andrew Ahn

Reparto: Nicola Coughlan, Luke Newton, Jonathan Bailey, Ruth Gemmell

País: Estados Unidos 

Duración: 55 min. aprox. (4 episodios)

Año: 2024 

Género: Drama romántico

Estreno: 16 de mayo de 2024 (Netflix)

★★★

Esta tercera entrega de 'Los Bridgerton', cuarta si contamos el 'spinoff' 'La reina Carlota', es la primera sin Chris Van Dusen como 'showrunner', pero la sucesora Jess Brownell no altera un ápice una fórmula de probada eficacia: drama y comedia de época combinados en fluida e intensa mezcla, cierta pulsión erótica, grandes bailes con versiones de pop moderno para cuarteto de cuerda y, en contraste con las novelas originales de Julia Quinn, una visión del Londres de la Regencia con menos discriminación por raza. 

Fichada por conocer la serie como casi nadie (había sido en ella guionista y, después, también productora), Brownell sabe lo que queremos. Queremos, de entrada, cotilleos permanentes, sobre todo escritos por la pluma afilada de una Lady Whistledown cada vez más destinada a perder su anonimato. Es ella (en la voz, otra vez, de Julie Andrews) quien nos introduce en los entresijos de una nueva temporada de mercado matrimonial. Hay acaudaladas debutantes bastante llamativas, entre ellas la pianista Francesca Bridgerton (ahora Hannah Dodd en lugar de Ruby Stokes), pero ninguna parece entusiasmar a la reina Carlota (Golda Rosheuvel), que no se decide a proclamar a su favorita.

Para Penelope Featherington (Nicola Coughlan) ya es el tercer año de búsqueda de marido, y en lugar de rendirse, ha decidido ponerse firme, más que nada por poder dejar atrás a su dominante madre Lady Portia (Polly Walker) y a un par de irritantes hermanas mayores, Prudence (Bessie Carter) y Philippa (Harriet Cains), que de nuevo divierten con su aparente incapacidad para procesar el mundo. Penelope pone la vista en su amigo-amor platónico Colin Bridgerton (Luke Newton), pero, por desgracia, no es la única ni mucho menos: el chaval ha vuelto de su excursión parisina más fuerte y elegante, capaz de moverse en la alta sociedad con toda la soltura que, de momento, falta a Penelope. Colin se ofrece a ayudarle a buscar a su marido ideal, aunque en su mente ella ya lo haya encontrado. 

Brownell parece aspirar menos a Julia Quinn que a Jane Austen, una influencia ya muy presente en la segunda temporada (aquel Jonathan Bailey convertido en claro sosias de Mr. Darcy, sobre todo el de Colin Firth de 1995 en la BBC). En el primer episodio se cuela una referencia directa bastante reveladora. Eloise (Claudia Jessie), quinta hija de los Bridgerton, le dice a su hermano Colin que está disfrutando con 'Emma': "Lo que leía antes sobre mujeres que se abren camino fuera de la sociedad eran romances. Este libro tiene humor y verdad, y el dolor de la amistad. Es todo más probable". 

Al menos en la primera parte de la temporada, el humor y la verdad son cosa, sobre todo, de esa grandiosa actriz llamada Nicola Coughlan, que tras su revelación cómica con 'Derry Girls' (era ese manojo de nervios gay llamado Clare Devlin) no ha dejado de sorprender con la amplitud de su margen de acción y su insuperable expresividad. Aquí sabe tanto divertir como conmover con la ansiedad social de Penelope: "En el fondo, sé que puedo ser ingeniosa y divertida, pero mi personalidad se pierde entre mi corazón y mi boca", dice el personaje en un momento de particular emotividad. 

La apuesta por la diversidad significa en estos episodios no solo invitar a la acción a una nueva familia noble negra, los Mondrich, sino también, o sobre todo, recordar que ni la sensualidad ni la pasión son patrimonio exclusivo de los cuerpos normativos. Entre los cambios más significativos respecto a 'Seduciendo a Mr. Bridgerton', la novela aquí adaptada, está la eliminación de una trama en la que Penelope trataba de perder peso para lograr sus objetivos románticos. La belleza de Coughlan se subraya con el trabajo excelso de maquillaje, peluquería y vestuario reservado a todo personaje secundario de 'Los Bridgerton' que acaba ocupando el primer plano. 

Hemos hablado de humor y verdad, pero ¿qué hay del dolor de la amistad? ¿Comparte esto también 'Los Bridgerton' con 'Emma'? Absolutamente. Casi importa menos con qué galán se queda Penélope que si finalmente Eloise y ella retomarán su amistad tras aquel desencuentro en la anterior temporada. Su plan de ser solteronas juntas empieza a parecer bastante imposible, pero seguir siendo amigas podría ser factible, a pesar de la nueva cercanía de Eloise con la despreciativa Cressida (Jessica Madsen), especie de 'mean girl' del siglo XIX. Pen y Cressida se parecen, por otro lado, en su mezcla de atracción y repulsión por una sociedad que oprime, coarta y anula sus potenciales personales, pero que también engancha. Tanto como lo sigue haciendo 'Los Bridgerton'. 

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