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Las ideas de Julio Anguita a través de diez reflexiones: "Levántate y piensa"

'Público' recopila, cuatro años después de su muerte, una selección, que no es exhaustiva, de algunas de las ideas de un verdadero referente político y ético.

Julio Anguita, en una imagen de 1998. Archivo.
Julio Anguita, en una imagen de 1998. Archivo. Europa Press

Este jueves se cumple el cuarto aniversario de la muerte de Julio Anguita, el 16 de mayo de 2020, un verdadero referente ético e intelectual, exalcalde de Córdoba y líder del PCE y de IU. Certero crítico ante la deriva del sistema capitalista, de fuerte anclaje marxista, buen conocedor también de los textos cristianos, fue un hombre de reflexión y de acción, también, que dejó su pensamiento no en oscuros y densos textos, sino en clarividentes y lúcidos discursos –ante su partido y hacia fuera–, en sus intervenciones públicas y en sus artículos y entrevistas, siempre didácticas y con voluntad pedagógica.

Ahí dejaba en cada ocasión las pistas necesarias para la transformación, para que el ciudadano, la ciudadana a quien interpelaran sus palabras pudiera –al modo de Neo en la película Matrix– despertar, seguir el rastro hacia un pensamiento emancipado, más allá de los valores dominantes, que fuera propio y que fuera crítico. Su objetivo declarado era agitar, perturbar, movilizar, en definitiva, a la gente: "Existimos en la medida en que movilicemos el pensamiento", afirmó.

Anguita siempre reivindicó la palabra y la razón, aún cara a cara frente al dolor y la tragedia personal, cuando en abril de 2003, su hijo, el periodista Julio Anguita Parrado, murió en Irak, alcanzado por un misil. Para la historia quedan sus palabras pronunciadas después en Getafe: "Malditas sean las guerras y los canallas que las apoyan".

Frente a la resignación predominante ante el avance del modo capitalista y la complicidad con su capacidad de dominación recetó Anguita, pues, rebeldía. "La característica fundamental de los grandes revolucionarios es que hicieron pensar", dijo.

"Levántate y piensa es lo más revolucionario que he visto en mi vida", proclamó, en un discurso de 1999 en Extremadura, junto al escritor, también fallecido, el premio Nobel José Saramago. Para Anguita la rebeldía no debía ser flor de un día, una rebeldía que se diluyera en una violencia, unida exclusivamente al sentimiento, sino que la pretendía apegada a la razón, próxima, tal vez, al verso de Miguel de Unamuno: pensar el sentimiento, sentir el pensamiento. "La rebeldía empieza en la cabeza", dijo.

Así la definió en ese discurso junto a Saramago: "La rebeldía no es un gesto altisonante, no es un insulto, no es una pedrada, no es una mala contestación. Es algo más profundo, es un grito de la inteligencia, de la voluntad que dice, y lo voy a decir en román paladino: no me da la gana de decir que sí a esta situación, ¿Por qué? Porque no quiero. Porque entiendo que puede haber otra situación y por tanto no participo de esta podredumbre. Y no participo de ella y lucho contra ella. Y esta actitud es una actitud intelectual. Y no quiero hablar de universitarios, sino de la mente de cualquier ser humano. Es un posicionamiento que nace de la mente y del corazón, del fuego de querer cambiar. Esta es la rebeldía fundamental. Lo otro son voces, chillidos, graznidos, dale caña al circo romano".

Esa rebeldía, Anguita no la concebía como una salida personal, sino colectiva. "La revolución la hicieron las gentes, las masas, los colectivos, pero el valor de ellos es el pensamiento que pusieron en marcha, es el concepto de la movilización, en torno a lo concreto y con las alianzas de todo el pueblo. Por eso hacemos llamamientos, queremos unidad, pero no para repartirse sillones, sino para hacer programas de transformación. ¿Qué hacemos en el pueblo, qué hacemos en la Comunidad Autónoma, qué hacemos en España, qué hacemos en Europa? Alianzas. Alianzas entre gentes que coinciden básicamente, parece ser, por lo menos teóricamente, en que quieren cambiar el mundo. Pongámonos de acuerdo en que podemos cambiarlo ahora", manifestó entonces.

Lo que sigue es una selección, que no es exhaustiva y que deja fuera algunos de sus grandes clásicos –programa, programa, programa; la teoría de las dos orillas...–, elaborada por Público de algunas de sus ideas –rastreadas a través de la red, y también del volumen Julio Anguita, Combates de este tiempo (El Páramo), que recopila artículos y discursos señeros, desde su etapa en la alcaldía de Córdoba hasta el año 2011–: un esbozo, una pista de avance en ese camino hacia ese pensamiento libre, propio, crítico, una propuesta de avance por el camino de la rebeldía.

1. El valor del ejemplo

A la memoria del sindicalista Marcelino Camacho escribió en El Mundo: "Los sueños, las ideas y los valores viven, se perpetúan, convencen y seducen [porque] hay seres humanos capaces de encarnarlas no solo en los grandes momentos sino también, y preferentemente en la cotidianeidad más cercana, en la inmediatez de lo próximo, en el magisterio del ejemplo".

2. La Unión Europea

En 1999, siete años después de Maastricht, en Madrid, en el Foro de la izquierda europea, dice. "La nueva etapa en la historia de la UE, que ya se venía gestando desde el Tratado de Maastricht (1992), es la de la identificación de las principales fuerzas sociales y políticas de los países europeos de la UE con la supremacía del modelo neoliberal despojador de las conquistas sociales logradas tras más de dos siglos de lucha obrera y de izquierdas en aras del mito de la competitividad".

3. Sobre el PSOE de Felipe González

La entrada en wikipedia sobre Anguita recoge estas palabras, extraídas del volumen de Anguita y Juan Andrade Blanco, Atraco a la memoria. Un recorrido histórico por la vida política de Julio Anguita: "Aquí se llamó modernización ni más ni menos que a volver a unas situaciones de capitalismo moderno de explotación diríamos que más encubierta, pero, por supuesto, igual de intensa. La modernización en España consistió en desvertebrar la agricultura, desmantelar el tejido productivo por imperativo de Europa, primar el negocio, primar la especulación. La modernización fueron aquellas palabras de Carlos Solchaga animando a enriquecerse rápidamente y la modernización fueron aquellas palabras de Eguiagaray, ministro de Industria, diciendo que la mejor política industrial es la que no existe".

"Entonces la modernidad consistió ni más ni menos que en supeditarse a lo que pedía el capital extranjero. Todo esto vestido con un lenguaje moderno, con tablas de resultados en contraste con "el fracaso de la Unión Soviética". Esa modernidad naturalmente produjo ciertos ingresos y facilitó la entrada de capital extranjero, inversiones y la realización de negocios donde todo parecía que iba viento en popa. Pero eso después produjo lo que hemos visto: incapacidad productiva, un modelo ligado al ladrillo, a los salarios bajos y al turismo, que es la Santísima Trinidad del desarrollo español. Pero la modernidad vendió. Y la gente la compró y los medios de comunicación ayudaron a venderla".

4. Sobre la violencia machista

En noviembre de 2004, Anguita escribió en La Clave: "Cuando los sojuzgados empiezan a demostrar su capacidad para emanciparse y la ejercen , la respuesta es siempre la violencia. No creo que numéricamente haya más casos de agresión contra la mujer que antes. Lo que ocurre es que ahora ellas dejan de callar, demostrando a sí mismas y a los demás la ficción ideológica y cultural que justificaba su marginalidad. Por eso la dureza represiva ha aumentado. El opresor, lleno de miedo a su vaciedad evidenciada, mata creyendo conjurar el fin de su cómodo y habitual status. Paradójicamente cada muerte es la confesión de su decadencia". 

5. Sobre el capitalismo en crisis

En Rebelión, en junio de 2010, tras la caída de Lehman, escribió: "Saben perfectamente que los recortes en salarios, pensiones, inversiones y gasto público, añadidos a la facilidad y baratura del despido y a la precariedad subsiguiente, no crean empleo ni tampoco relanzan la economía; es más, lo reconocen paladinamente. Utilizan la coartada de la racionalidad económica como el velo ideológico que encubre –so capa de cientificismo– sus intereses de clase dominante".

"Son conscientes de que no pueden dejar ni un resquicio libre por el que los dominados –si se organizan– puedan obligarles a rendir y a pagar las cuentas de los robos, manipulaciones, errores, trampas y demás delitos que han conducido a esta situación de crisis. Quieren dejar claro que no hay alternativa a su poder, a sus intereses, a sus métodos y a sus montajes ideológicos. Conocen mejor que nadie que no hay nada más político que la economía. Se trata de que los otros no caigan en la cuenta. Reconocen de facto que existe la lucha de clases y se aplican a ganarla en todo momento". 

"Esto ha sido posible porque el mundo social, ideológico, sindical, político y ético que dice representar a los dominados, ha tiempo que se alineó con los valores y prácticas del llamado pensamiento débil; es decir, la aceptación de la lógica de los otros, aunque con esporádicas, débiles e inútiles protestas de vez en cuando. Piensen los lectores en el apoyo incondicional y crítico de determinadas organizaciones y creadores de opinión al proceso de montaje de este bodrio llamado UE. La lógica dominante carece –hoy por hoy– de oponente estructurado y organizado con entidad suficientes para ejercer de réplica y contrapropuesta eficaz".

"Porque una lógica solo se combate con otra distinta, confrontada, alternativa y organizada. Una lógica que sitúe a la ciencia económica como un instrumento al servicio de las necesidades humanas y no como la realización absoluta de un logos externo e independiente a las decisiones y voluntades de la ciudadanía".

"Esa otra lógica, ligada a la humanidad cercana y concreta, niega consecuentemente todas y cada una de las tres divinidades del dios capitalismo. El mercado, la competitividad y el crecimiento sostenido no solo se han mostrado a lo largo de esta crisis como mecanismos inútiles para resolverla sino que han sido la causa de ésta y las anteriores. Pero es que además, la simple formulación de algunos de ellos, como es el caso de la competitividad predicada para todas y cada una de las naciones del planeta es una insalvable contradicción in termini".

6. Sobre el fascismo

En una entrevista en Cordópolis en el año 2012, dejó estas reflexiones: "El fascismo es una dialéctica política para perros mentales, que necesitan que le den las cosas hechas. Eso da una fuerza que se juegan la vida, cuidado. Y unos análisis en los que todo es tan elemental, tan sencillo, que arrastra a la gente. En estos momentos estamos a expensas de que se pueda presentar. Lo que ocurre es que al capital no le interesa, porque ya domina perfectamente. No le interesa que eso progrese. Si no, en el momento en que ellos vean que pudiera haber una reacción del pueblo aparecerán los fascismos. Porque son hijos suyos. El fascismo es el hijo del sistema capitalista cuando entra en crisis. Lo va produciendo por sus propias lógicas". 

7. Sobre el Banco de España

En junio de 2019, en una entrevista en La Sexta Noche, dijo: "Es que hay una equivocación en el letrero. No había que poner Banco de España, sino Banco de la oligarquía financiera española. el Banco de España es el instrumento de unos pocos que manejan el dinero de los presupuestos generales del Estado. Un Banco de España que le da dinero a la banca y que no le pide que lo devuelva, es un banco que no es de los españoles en absoluto. Que todas sus políticas sean siempre contra los mismos… es un banco de la oligarquía española. Yo no le doy el nombre de Banco de España. No se lo merece. Es el banco de unos cuantos". 

8. Sobre las guerras y la tragedia personal

En Getafe, tras la muerte de Julio Anguita Parrado: "Mi hijo mayor, de 32 años, acaba de morir, cumpliendo sus obligaciones de corresponsal de guerra. Hace 20 días estuvo conmigo y me dijo que quería ir a la primera línea. Los que han leído sus crónicas saben que era un hombre muy abierto y buen periodista. Ha cumplido con su deber y yo por tanto voy a dirigir la palabra para cumplir con el mío ... Ha sido un misil iraquí, pero es igual, lo único que puedo decir es que vendré en otra ocasión y seguiré combatiendo por la tercera república. Malditas sean las guerras y los canallas que las apoyan".

9. Un clásico: la política como arte agrario

"La política es un arte agrario, necesita el arado, la siembra, el riego, las esperas del sol y de la lluvia, las lunas. El campesino tiene tiempo para pensar, para rebinar, que es la palabra que se utiliza. En el momento en el que la política se convierte en un trantrán, en una foto o una pose, ya no hablamos de políticos sino de marionetas". Así recoge la cita El Confidencial

10. Un poco de arqueología. Anguita alcalde

En 1981, en Córdoba, ciudad de la que era alcalde, ante el poeta Mario Benedetti, Anguita dio un discurso en defensa de los Derechos Humanos. Entonces, manifestó: "El desterrar el sufrimiento y la barbarie no son, casi nunca, consecuencia de actos como éste de hoy, sino que deben fundamentarse en la práctica cotidiana de cada uno. Debemos ser consecuentes, lo que significa declarar la guerra, incluso de agresión a la intolerancia, el abuso de poder, al crimen organizado, y en suma a todo cuanto significa violación de los Derechos Humanos".

"Pero la defensa de los Derechos Humanos es también la necesidad de un giro en lo cultural; de un cambio profundo en una sociedad aburguesada por el consumismo, que se aburre y que, a lo más, hace quejas plañideras y no pasa a la acción porque contempla la violación de los Derechos Humanos como algo que ocurre fuera de su zona de influencia y que no le afecta […]".

"Un acto como éste debe hacer realidad la poesía que figura en las canciones que se corean, de tal manera que arrastremos al bando de la vida a los que por seguir la inercia de las costumbres, de los silencios culpables, de los encogimientos de hombros están, sin saberlo, con el bando de muerte. Y esto sin estridencias, sin gritos, sin muecas y sin falsas alegrías".

Epílogo. Discurso fúnebre

Ante el cadáver de La Pasionaria, en Madrid en noviembre de 1989, Anguita manifestó: "Dicen, Dolores, que has muerto. Qué tontería. Pervives en cada uno de los que te quieren y… ¡son tantos! En cada imagen de humana nobleza, en cada gesto de llaneza austera, en cada palabra de afirmación en la justicia; en cada voz de rotundidad sonora. Tu imagen, tus gestos, tu palabra, tu voz… esa voz de árbol vasco fuerte y acariciante; suave para todo el pueblo trabajador de España y dura para sus enemigos [….] Tú has hecho desde tu patio algo extraordinario: trascenderlo, superarlo. Tú, comunista ejemplar, eres de todos: de los que has levantado el puño y de los que se han santiguado".

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