El intelectual y expolítico canadiense Michael Ignatieff, Premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales

El intelectual y expolítico canadiense Michael Ignatieff, destacado estudioso de los nacionalismos, la libertad y la defensa de los derechos humanos, fue reconocido este miércoles con el Premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales 2024.

Ignatieff, de 77 años, desarrolló una “intensa y polifacética” vida profesional que plasmó en una obra que es “una original mezcla de realismo político, humanismo e idealismo liberal, donde los valores de la libertad, los derechos humanos, la tolerancia y la salvaguarda de las instituciones son su preocupación fundamental”, destacó el jurado de este premio convocado por la Fundación Princesa de Asturias, la heredera al trono español.

Hijo de un destacado diplomático canadiense, Ignatieff nació en Toronto en 1947 en una familia descendiente de dignatarios rusos que huyeron de la revolución bolchevique. Estudiante puntero y cosmopolita, se licenció en Historia en su ciudad y más tarde se doctoró en la Universidad de Harvard.

Después de ampliar sus estudios en Cambridge, pronto comenzó a colaborar y dar clases en numerosos centros de todo el mundo, incluyendo la propia Harvard o más recientemente la Universidad Central Europea en Budapest y Viena, creada por George Soros, en la que fue rector entre 2016 y 2021, y aún ejercen.

Además del ámbito académico, su carrera abarca otros registros como el periodismo, donde llegó a ser presentador de televisión o realizar una serie documental para la BBC, durante su etapa en el Reino Unido. Sus numerosos artículos y análisis, donde la defensa de los derechos humanos y el minucioso estudio de los nacionalismos son algunos de sus temas fundamentales, se publicaron en diferentes medios, como The Observer o The New York Times Magazine.

La aportación de Ignatieff “constituye una referencia imprescindible para orientarnos en un presente tan cargado de conflictos bélicos, polarización política y amenazas a la libertad”, subrayó el jurado del galardón.

– Decepción electoral –

La intensa cerrera de esta intelectual cosmopolita también atravesó, sin embargo, momentos complejos. Uno de ellos fue la amplia derrota sufrida en las elecciones legislativas canadienses de 2011, cuando él estaba al frente del Partido Liberal.

Los malos resultados en aquellos cómicos, en los que perdió incluso su escaño de diputado, le llevaron a dimitir de su cargo, y anunciar que regresaba a la docencia universitaria.

Los reconocimientos a su carrera son, sin embargo, numerosos e Ignatieff es Caballero de la Orden de las Palmas Académicas de Francia, así como miembro de la Orden de Canadá, además de doctor honoris causa de una decena de universidades internacionales.

Su candidatura para el Premio Princesa de Asturias fue elegida entre las 36 postulaciones, de 17 nacionalidades, que concurrirían este año a esta categoría.

-Cuatro de ocho-

El de Ciencias Sociales es el cuarto de los ocho galardones de esta edición de los premios, considerados los más prestigiosos del mundo iberoamericano, que anualmente, ya ritmo de uno por semana, otorga la Fundación Princesa de Asturias.

El año pasado, en esta categoría, el reconocimiento fue para la historiadora francesa Hélène Carrère d’Encausse, a quien el jurado destacó por ser “una de las personalidades más brillantes” del pensamiento europeo contemporáneo.

En otras ediciones también fueron premiados el arqueólogo mexicano Eduardo Matos Moctezuma, el economista indio Amartya Sen, el sociólogo cubanoestadounidense Alejandro Portes o la historiadora británica Mary Beard.

Este año ya se fallaron el Premio Princesa de Asturias de las Artes, que fue para el cantautor español Joan Manuel Serrat, voz esencial para generaciones de españoles y latinoamericanos; el de Comunicación y Humanidades, que recayó en la artista francoiraní Marjane Satrapi, autora de la célebre “Persépolis”; y el de Deportes, que fue la semana pasada en la jugadora española de bádminton Carolina Marín.

Estos premios, instituidos en 1981, están dotados con 50.000 euros (unos 53.700 dólares) y una escultura creada por el fallecido artista catalán Joan Miró.

Los galardones, que tomaron su nombre del título de la heredera al trono de la Corona española, la princesa Leonor, hijo entregados por ella y los reyes Felipe VI y Letizia en octubre en una ceremonia en Oviedo, capital de Asturias.