El proceso independentista no ha muerto

Sin Perdón

El proceso independentista no ha muerto

«Puigdemont ha demostrado que es un hombre paciente y tiene al inquilino de La Moncloa en sus manos»

No entiendo que alguien pueda creer que el proceso independentista está muerto. Se ha abierto un paréntesis a la espera de una nueva oportunidad. Es cierto que el resultado de las elecciones catalanas ha sido un contratiempo, pero ni Puigdemont ni Junqueras se han vuelto constitucionalistas. Otra cuestión distinta es que la desunión les ha perjudicado. Hay un odio profundo en el mundo soberanista que resulta muy beneficioso y que nada tiene que ver con la hagiografía sobre Sánchez presentándolo como un infalible pacificador que consigue lo que nadie ha logrado en las últimas décadas. La derrota del independentismo fue gracias a la aplicación del artículo 155 de la Constitución y la labor de una Justicia independiente que no se sometió a los cambios de opinión de Sánchez, que es el rey del cortoplacismo. Es cierto que los catalanes no queremos regresar al estado de confrontación que provocó el gobierno liderado por Puigdemont y Junqueras, pero esto no significa que los constitucionalistas acepten, como pretende el sanchismo político y mediático, el escándalo de una ley de amnistía elaborada al gusto de unos delincuentes políticos.

Puigdemont sabe perfectamente que Sánchez apoya ahora esta medida de gracia con el mismo fervor con que antaño decía que era inconstitucional y se comprometía a entregarle a la Justicia para que acabara en la cárcel. La propaganda gubernamental no puede esconder que quiso destruirle políticamente y casi lo consigue. El líder de Junts se siente fuerte porque no tiene nada que perder y ha conseguido una parte de sus objetivos. Ha demostrado que es un hombre paciente y tiene al inquilino de La Moncloa en sus manos. No tardaremos en comprobarlo. El Senado ha rechazado la proposición de ley de amnistía y la devuelve al Congreso con su veto, aunque saldrá adelante sin ningún problema en el Congreso. Es un bodrio jurídico, un escándalo político y una indignidad moral, pero nada nos puede sorprender en estos tiempos en que se pone en peligro la separación de poderes y se ataca al Estado de Derecho. Los independentistas no solo no se arrepienten, sino que regresarán con renovados bríos ya que han ganado la batalla del relato. Es cuestión de tener paciencia, que es algo que han demostrado que les sobra. Sánchez será recordado, precisamente, por la indigna ley de amnistía.

Francisco Marhuendaes catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE).