Tripartito en la sombra: una fórmula para reconstruir ERC
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Un «tripartito en la sombra» sin juramento de fidelidad: así podría reconstruirse ERC

“ERC ha decidido ser elemento de desbloqueo y asumir nuestro lugar en la oposición”. Son las palabras del todavía presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, instantes después de anunciar que, “por responsabilidad con ERC y el país”, no tomará posesión de su acta de diputado en el Parlamento, que todo el mundo intenta descifrar en clave de pactos. ¿Ser elemento de desbloqueo y ser oposición se puede traducir en un sí a la investidura de Salvador Illa? ¿En una abstención en segunda vuelta, que requeriría en todo caso un sí del PP y de los Comuns, a modo de operación Collboni en Barcelona? ¿O quiere decir apartarse de las negociaciones con un no y dejarlo todo en manos de un pacto PSC-Junts? Y sobre el papel, ERC, ahora ya sin candidato, -como mínimo sin saber si la amnistía llegaría en otoño y podría presentarse Oriol Junqueras- parece que haya descartado forzar una repetición electoral.

Sea como fuere, el camino que elija ERC, hurgará en la división interna del partido y probablemente dejará heridas en el nuevo camino de reconstrucción que han anunciado los republicanos. A estas alturas, y con el paso al lado de Pere Aragonès, las riendas del partido las lleva Oriol Junqueras. Por lo tanto, se da por hecho que será el sector junquerista quien tendrá más fuerza para imponer una decisión sobre el rol de ERC en la investidura. Y si bien es a finales del 2024 que se tendría que convocar el Congreso Nacional de ERC para elegir a una nueva dirección, en las circunstancias en las que se encuentra el partido, y con el anuncio nítido de Pere Aragonès que seguirá trabajando desde la sala de máquinas del partido para reconstruirlo después de la derrota del 12-M, hay muchas posibilidades de que después de las elecciones europeas del 9 de junio los republicanos anuncien un Congreso Extraordinario.

El objetivo sería avanzar la retirada de Junqueras y no se puede descartar que sea el mismo Aragonès quien aspire a liderar esta hoja de ruta de la reconstrucción de ERC. Pero en este escenario también está garantizada la división. El mismo Oriol Junqueras ha enviado una «carta a la ciudadanía» en la que deja claro que no piensa irse a casa ni renunciar a seguir liderando el partido, y quién sabe, si una futura candidatura electoral cuando la amnistía sea una realidad: «Me veo capaz y fuerza para seguir trabajando para nuestro país. Y hacerlo, como siempre, desde el lugar que determine la militancia de ERC, a través de los máximos órganos soberanos del partido que correspondan».

Aragonés y Junqueras al acto final de campaña ACN
Aragonès y Junqueras en el acto final de campaña ACN

Un «tripartito en la sombra», pero sin ser esclavos

Volviendo a las negociaciones para investir a un presidente, y a la espera de los movimientos que haga ERC respecto al anuncio de Carles Puigdemont de presentarse a la investidura, el PSC ya ha dicho que espera entenderse con los republicanos. Tanto para la investidura como para la Mesa del Parlament. La suma más fácil para Salvador Illa es un sí de ERC y de los Comuns, 68 escaños en primera vuelta. Más complejo sería si ERC optara por una abstención, porque entonces el PSC necesitaría el sí de los Comuns y del PP, como en Barcelona con Jaume Collboni. Pero a estas alturas parece más difícil que ERC participe de esta operación con los populares. «Seguramente a ERC no le interesa que el PP tenga la paella por el mango, más aún sabiendo que el PP votaría a Illa sin ninguna manía y que una abstención de ERC podría ser leída en clave de cómplice de esta operación», apunta el profesor de Ciencia Política de la UB Jesús Palomar.

De hecho, este analista apunta a una fórmula que combinaría, a parecer suyo, el compromiso de ERC de ser «elemento de desbloqueo» y a la vez reconstruir el partido desde la oposición: «Un tripartito en la sombra, como el que ya había cuando ERC gobernaba en solitario después de la salida de Junts. Los Comuns y el PSC eran sus socios prioritarios en la cámara catalana, le aprobaron las cuentas y flanquearon al Gobierno, eso sí hasta que los Comuns dejaron caer el presupuesto de 2024″, dice Palomar, que cree que «este tripartito en la sombra sería la opción a elegir por ERC si considera que sus 20 diputados tienen más fuerza que los 15 del PP y, por lo tanto, que Illa los tiene que llamar primero». De hecho, añade el profesor de la UB, «ERC y el PSC intercambiarían los roles de la legislatura anterior, y ERC podría iniciar la reconstrucción desde la oposición, pero a la vez permitiendo la gobernabilidad del país». Una política de «apoyos puntuales» que ERC podría rentabilizar «recordando a Illa que le hicieron presidente y exhibiendo los frutos de la negociación constante en el Parlamento».

La candidata de los Comuns, Jéssica Albiach, en la comparecencia posterior al escrutinio | Gerard Artigas (ACN)

Los Comuns, el único socio seguro

El consultor en comunicación y profesor de comunicación política de la UB Pau Canaleta pone algún matiz a este “tripartito en la sombra”: “La opción posible ahora es que ERC desbloquee permitiendo que Illa tenga la presidencia, pero claramente los Comuns y ERC estarán en niveles bastante diferentes de este tripartito de investidura. Los Comuns, entren o no en el ejecutivo, no tendrán un rol de oposición, sino que más bien acabarán absorbidos por el PSC e irán siempre a la par. En cambio, ERC tendrá un rol de oposición, negociando cosa por cosa en el Parlamento, sin un compromiso estable que los vincule a las necesidades del Gobierno”. En este sentido, Canaleta ve a una ERC asumiendo el rol que ha tenido el PSC en esta legislatura, “un posible socio con quien hay que negociarlo todo porque no hay ningún compromiso de fidelidad, pero con quien se puede hablar y actúa con responsabilidad de país”. Además, este experto cree que ERC “será un socio más estable para el PSC en Madrid que no en el Parlamento”, porque los republicanos tendrán que iniciar su reconstrucción como partido después de la derrota del 12-M.

Para Jesús Palomar, este «tripartito en la sombra» podría traducirse también en un «acuerdo para facilitar la gobernabilidad a ERC en aquellos ayuntamientos donde haga falta, y pienso en municipios en los que hay inestabilidad por falta de mayorías, y naturalmente, tendría su traducción también en Barcelona, donde ERC se incorporaría al gobierno municipal del PSC». Sería, dice Palomar, un tipo «de acuerdo de estabilidad», en todo el país, que permitiría a los republicanos iniciar la reconstrucción de forma más tranquila. En este punto, el profesor Pau Canaleta discrepa: «Creo que no habrá vasos comunicantes entre el Parlamento y los ayuntamientos, más bien, ERC adoptará un rol como el del PSC de hasta ahora, negociar puntualmente.

Una imagen de la ejecutiva del PSC de esta mañana después de la victoria electoral del 12-M/David Zorrakimo/EP
El PSC confía en negociar con ERC la ivestidura de Salvador Illa /David Zorrakimo/EP

En cualquier caso, tanto Canaleta como Palomar descartan completamente que ERC se integre en un tripartito gubernamental, a pesar de que la retirada de Pere Aragonès allane el camino en este sentido para que el partido tome decisiones sin el condicionante de gestionar el hecho de tener un presidente de la Generalitat como diputado de la oposición: «Sería estrambótico», dice Canaleta. Apunta que aquello «políticamente razonable para un partido que ha sufrido este batacazo es ir a la oposición». Y de hecho, sobre el papel, Aragonès anunció el paso a la oposición, pero el politólogo avisa que «a estas alturas no sabemos cómo quedarán los liderazgos y las estrategias del partido». También Jesús Palomar cree que de las palabras de Pere Aragonès se entiende que ERC no volverá al Palau de la Generalitat, pero que asumirá «un rol de responsabilidad» como partido que viene de gobernar el país. «Seguramente, a ERC le toca dejar que gobierne quien ha ganado, que lo ha hecho con mucha diferencia, no como en 2021, y como partido de Gobierno que ha sido, no puede llevar al país al bloqueo y a la repetición electoral, entre otras cosas porque ERC todavía saldría más escamada», concluye.

A 48 h de conocer el resultado de las elecciones, ERC todavía no ha dado pistas claras sobre su rol en la investidura. Pero el PSC ha pedido dejarlos tranquilos unos días y empezar a hablar con los republicanos cuando se hayan aserenado los ánimos. Y mientras tanto, la puerta a negociar con el PP un sí a la investidura no está cerrada. Eso sí, con el permiso de una abstención de ERC, de Junts o de VOX.

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