VLADIMIR PUTIN AUTOCRACIA

VLADIMIR PUTIN SUME A RUSIA EN OTRA AUTOCRACIA

“Una influencia dominante en toda la esfera pública y política”.

Claudia Luna Palencia
Internacional
VLADÍMIR PUTIN AUTOCRACIA

Es el nuevo zar de Rusia. Los medios occidentales no ahorran calificativos para referirse al poder omnímodo que Vladimir Putin, “el nuevo dictador” o el “autócrata de mano dura”, ha construido en sus cinco quinquenios que lleva gobernando a los rusos, unas veces como presidente y otras como primer ministro.

El 6 de mayo Putin celebró el inicio de su quinto mandato inaugurando una etapa de mandatos sexenales. Luego de varias reformas en la Constitución rusa, se ha pasado de gobiernos de cuatro a seis años; también se han quitado las trabas para gobernar en periodos consecutivos.

Lo anterior significa que su nuevo periodo terminaría en 2030, pero la propia Constitución le permite otro periodo hasta 2036: podría llegar a los 85 años controlando el destino de Rusia.

Control

Hace dos meses, después de unos comicios generales completamente controlados desde el Kremlin y sin oposición, Putin celebró en marzo pasado esa victoria rodeado de varios jóvenes rusos de la llamada Generación Z.

Le rodeaban impávidos, con sus rostros sin pestañear: ni el más mínimo atisbo de gesticular de manera improvisada.

Eran jóvenes como Borya V. que nacieron cuando Putin ascendió a primer ministro en agosto de 1999, luego de que el entonces presidente Boris Yeltsin lo nombró en el cargo. Solo pasaron cuatro meses y Putin ya estaba ocupando la Presidencia rusa de forma interina, tras la renuncia inesperada de Yeltsin.

Pero Borya, recién graduado de Ingeniería en una universidad española, no está en Rusia: emigró con sus padres hace seis años cuando desde el Kremlin instrumentaron una campaña para limitar y controlar la libertad de expresión y fueron impuestas penas de cárcel más severas tan solo por acudir a una manifestación popular.

“Nací cuando Putin ya estaba en el poder. Mi generación no conoce otra forma de gobierno y cada vez hay más persecución, más control de todo; la gente tiene miedo de hablar y de expresarse por temor a ser denunciada y luego encarcelada. Hay muchos desaparecidos y gente torturada en las cárceles solo por protestar. Los medios de comunicación están controlados y al que diga lo contrario lo matan o desaparecen. Te puedo decir que hay miedo. A mi generación, Putin le ha quitado libertad y derechos”, afirma.

Poder

El estalinismo duró de 1924 a 1953, hasta que la muerte desapegó a Iósif Stalin del poder tras 29 años de dictadura. El actual inquilino del Kremlin tendrá este año su aniversario de plata y, si llega vivo a 2030, habrá gobernado más tiempo que Stalin, y ya no se diga respecto del zar Nicolás II, quien duró 23 años como emperador.

Al jurar por este nuevo cargo sexenal Putin dijo a los presentes: “Somos un pueblo unido y grande; juntos superaremos todos los obstáculos, realizaremos todos nuestros planes; juntos venceremos”.

Jim Heintz, corresponsal de The Associated Press en Tallinn, Estonia, habla del enorme poder extraordinario acumulado por Putin: “Desde que se convirtió en presidente interino el último día de 1999 ha convertido a Rusia en un monolito, aplastando a la oposición política, expulsando del país a periodistas de mentalidad independiente y promoviendo una creciente devoción por los valores tradicionales mojigatos que empujan a muchos en la sociedad a los márgenes”.

Heintz describe una influencia “dominante” en toda la esfera pública y política, con poca resistencia a la invasión a Ucrania y también social a pesar de los cientos de soldados rusos muertos en una guerra que no buscaban. “Con ese nivel de poder lo que Putin hará con su próximo mandato abre una pregunta desalentadora en el país y en el extranjero”.

Durante la ceremonia el mandatario ruso calificó a los soldados que pelean en Ucrania como héroes que luchan por la patria y reiteró una y otra vez que la victoria estaba muy cerca.

Justo ese día, a 859 kilómetros de distancia, en Kiev, los servicios de seguridad de Ucrania (SBU) frustraron otro intento de asesinato contra el presidente Volodímir Zelenski.

A lo largo de más de dos años de invasión (comenzó el 24 de febrero de 2022) se han sucedido más de una docena de planes para matar al presidente ucraniano, que siempre han sido abortados gracias a la pertinente información de los cuerpos de inteligencia norteamericanos y británicos.

Esta vez lo intentaron el día de la jura del nuevo mandato de Putin. El SBU arrestó a dos coroneles de la Guardia Estatal de Ucrania que habrían sido sobornados por agentes del servicio de seguridad rusos.

De acuerdo con The Guardian, a decir de Vasyl Malyuk, jefe del SBU, el asesinato era un “regalo” del servicio de inteligencia ruso para Putin, que incluía un ataque con drones contra varios miembros del equipo de gobierno de Zelenski.

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Enemistad con Occidente

A Europa le inquieta la impredecibilidad de Putin y él contribuye a alentar el nerviosismo y el temor utilizando constantemente una retórica ambigua: en su discurso de posesión, el autócrata dijo que no descartaba el diálogo con los países occidentales, aunque insistió en que debe llevarse a cabo en igualdad de condiciones, respetando los intereses de cada uno.

“La elección es suya: ¿tienen la intención de seguir tratando de contener a Rusia, continuar con la política de agresión, la presión continua sobre nuestro país durante años, o buscar un camino hacia la cooperación y la paz?”, declaró ante medio centenar de invitados.

No hay un camino certero para el diálogo, menos cuando Putin ordena un día antes de sus palabras que Rusia realice una serie de simulacros con armas nucleares tácticas para responder a lo que dice son amenazas constantes por parte de Occidente.

En un comunicado de prensa el Ministerio de Defensa de Rusia difundió que los ejercicios se llevarán a cabo con un conjunto de medidas para practicar uso de armas nucleares no estratégicas, o “tácticas”, que se pueden usar en situaciones de campo de batalla con menos poder que las armas nucleares estratégicas, que tienen el potencial de arrasar ciudades enteras.

En las últimas semanas el mandatario francés, Emmanuel Macron, ha venido reiterando que Francia no descarta enviar tropas a Ucrania y de hecho en varias ocasiones ha propuesto a sus aliados de Europa y de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) el envío de tropas occidentales a Ucrania para ayudarles a repeler a los soldados rusos.

“No descarto nada, porque estamos ante alguien que no descarta nada”, dijo Macron a la revista The Economist. “Tengo un objetivo estratégico claro: Rusia no puede ganar en Ucrania. Si Rusia gana en Ucrania no habrá seguridad en Europa. ¿Quién puede pretender que Rusia se detendrá allí?”

La nueva Rusia

En un artículo escrito por Gideon Rachman para The Guardian el comentarista principal en asuntos exteriores del Financial Times señala que los líderes de Occidente nunca se tomaron muy en serio la amenazante personalidad de Putin, hasta que empezó a anexionarse territorios.

“A pesar de la violencia de su gobierno ruso, como se demostró en Chechenia y Georgia, los formadores de opinión occidentales todavía se inclinaban a tratarlo como un villano de pantomima”, de acuerdo con Rachman.

El analista señala que los servicios de inteligencia occidentales habían advertido durante meses que Rusia estaba a punto de atacar, pero se negaban a creerlo. “Era despiadado y violento, sin duda, pero también se creía que era racional, calculador y comprometido con la integración de Rusia en la economía mundial. Pocos creían que fuera capaz de una apuesta tan temeraria”.

Para entender el pensamiento de Putin, insiste Rachman, hay que buscar en la sensibilidad de cierto ruso ultranacionalista que se ha visto humillado por la pérdida de influencia internacional y por la forma como fue desintegrándose la etapa soviética.

“Sus discursos son para nacionalistas y populistas de todo el mundo, porque intenta desafiar con éxito a quienes él llama liberales estadunidenses santurrones como Hillary Clinton y Barack Obama”, según Rachman.

El también escritor habla del club de fans de Putin alrededor del mundo, en el que se encuentra al expresidente Donald Trump, quien reiteradamente profesa su admiración por él.

Lo mismo sucede con Nigel Farage, exlíder de UKIP, el partido del Brexit; o con Matteo Salvini, del partido populista de derecha Liga Norte en Italia; y con el primer ministro de Hungría, Víktor Orbán.

Le admiran porque Putin es capaz de hacer sin escrúpulos lo que a ellos les pasa por la mente, pero no son capaces de llevar a cabo.

Hasta en Filipinas, el mandatario Rodrigo Duterte dijo alguna vez que su “héroe favorito es Putin”.

¿En qué se está convirtiendo Rusia? El diario estadunidense The Washington Post destaca que el líder ruso dirige una transformación igualmente trascendental en su país: “Rediseñar su nación para convertirla en una sociedad regresiva y militarizada que ve a Occidente como su enemigo mortal”.

En Rusia remasterizada el diario documenta la escalada histórica de los cambios que Putin lleva a cabo y que aceleró con una velocidad impresionante durante dos años de guerra, incluso cuando decenas de miles de rusos han huido al extranjero. “Es una cruzada que le da a Putin una causa común con el presidente chino, Xi Jinping, así como con algunos partidarios del expresidente Trump. Y plantea la posibilidad de un conflicto entre civilizaciones duradero para subvertir la democracia occidental”.

Putin enarbola además una bandera de valores completamente distintos de los que defienden las democracias liberales. Rusia tiene en la actualidad una sociedad más ultraconservadora y puritana de lo que era en 1999.

Precisamente The Washington Post habla de un régimen con base en valores ortodoxos tradicionales que se contraponen con las libertades liberales y que es especialmente hostil hacia las personas homosexuales y transgénero. En la era de Putin se habla de una nueva patria; de una doctrina que se enseña en los libros de texto ordenada a dedo por el Kremlin.

A partir de septiembre habrá lecciones militares obligatorias impartidas por soldados bajo el parámetro de “Fundamentos de seguridad y protección de la patria”, que incluirán capacitación en el manejo de rifles de asalto, granadas y drones Kalashnikov.

El ámbito de la cultura está completamente contaminado por las nuevas ideas del zar ruso, mientras se persigue y castiga a los creadores que no siguen las normas del Kremlin.

Se busca “reescribir la historia para celebrar a Stalin, el dictador soviético que envió a millones de personas al gulag, a través de al menos 95 de los 110 monumentos en Rusia erigidos durante el tiempo de Putin como líder. Mientras tanto, Memorial, un grupo de derechos humanos que expuso los crímenes de Stalin y compartió el Premio Nobel de la Paz 2022, fue cerrado y su copresidente pacifista, Oleg Orlov, de 71 años, encarcelado”, de acuerdo con dicho editorial.

Para los europeos es una pesadilla en tiempos marciales en los que ya nadie esconde, ni disimula, que hay una guerra a las puertas, con países como Alemania dispuestos a reinstaurar el servicio militar obligatorio.

¿Cómo ven los europeos que Putin siga más años en el poder? En opinión de Pedro González, fundador de Euronews, los tiempos por venir serán todavía más complicados que los actuales.

“Seis años más de Putin en el Kremlin desde luego no es una buena noticia para los europeos; supone para Ucrania un paso atrás porque Putin está muy reforzado para conducir la guerra de la manera que quiera en Ucrania y eso significa que quizá tenga que hacer una movilización masiva”, puntualiza.

González ve inevitable un conflicto porque Putin nunca ha aceptado la salida de órbita de la URSS de buena parte de países de Europa del Este que ahora son independientes, soberanos y encima miembros de la UE y de la OTAN.

“Él sabe que cuenta con el apoyo de China, de Corea del Norte y de Irán. Tengo la impresión de que Putin siente una enorme animadversión por Occidente, está muy resentido”, indica.

Hay en Europa la impresión entre los analistas de que tras estas elecciones amañadas Putin es más peligroso que nunca y eso desata un gran nerviosismo, provocando una carrera a contrarreloj por comprar más armas, más munición; por aumentar los patrullajes aéreos y navales para cuidar a los países bálticos; mientras Polonia ha convenido con Alemania una protección mutua.

Citas históricas

Durante los cinco quinquenios que lleva Putin en el poder han acontecido dos citas históricas cubiertas por Vértigo en el terreno, ambas con dos presidentes estadunidenses: en Helsinki, en 2018, con el republicano Donald Trump; y en Ginebra, en 2021, con el demócrata Joe Biden.

En la de Helsinki la atención estaba puesta en los múltiples rumores en torno de la injerencia rusa maniobrando a favor de Trump en las elecciones norteamericanas.

Sin embargo, este primer encuentro no fue una reunión sencilla, ni comenzó en un ambiente cordial; todo lo contrario, se cortaba la tirantez en el aire, no había sintonía alguna entre Trump y Putin.

A la cita con Trump el mandatario ruso llegó casi una hora tarde y para cuando ya estaba confirmado que estaba por llegar al Palacio Presidencial de Helsinki, esta vez fue Trump el que salió para hacerlo esperar 20 minutos.

Después, en 2021, en Ginebra, Putin se vio con Biden y hablaron de las rispideces diplomáticas entre ambos países, que venían en constante auge.

Biden le dijo a Putin que el Pentágono estaba dispuesto a responder con todas sus capacidades a los ciberataques que intentan vulnerar los oleoductos y hasta los sistemas de sanitización del agua de las ciudades norteamericanas.

Precisamente en mayo de dicho año quedó secuestrado informáticamente el oleoducto de la empresa Colonial, dejando sin combustible a 17 estados de la Unión Americana; y dos meses antes otro ataque cibernético, en una planta de tratamiento de agua en Oldsmar, Florida, detectó que se estaban manipulando los niveles químicos de hidróxido de sodio para envenenar el agua de la ciudad.

Para Biden la ciberseguridad y frenar estos ataques son su prioridad y así se lo hizo saber a Putin en dicho encuentro: “Yo te pregunto, ¿a ti te gustaría que te estuvieran atacando estos ciberdelincuentes, por ejemplo, a tus refinerías? ¿Te gustaría?”.