DEPORTES, INICIO, LOCAL

ENTREVISTA/ Manuel Huebra «Nali», jugador del Ciudad Rodrigo CF en 1953: «Lo que hicimos nosotros es para que ellos lo puedan continuar mejor»

En esta serie de entrevistas con motivo del partido por el ascenso hablamos con uno de los futbolistas que tuvo el club en su primer año de existencia

Junto con la gran marcha del equipo, otro de los motivos de celebración en el seno del Ciudad Rodrigo CF esta temporada 2023/24 ha sido su 70 cumpleaños como club. Lejos queda ya esa primera campaña en el año 1953, una temporada de la que quedan muy pocas personas que la vivieran sobre el verde y con la camiseta blanquinegra puesta.

Una de esas pocas personas es también uno de sus jugadores más destacados en esos años 50: Manuel Huebra de la Nava, futbolísticamente conocido como «Nali»; quién, a sus 92 años de edad, guarda en su cabeza la «caja fuerte» de lo que fue la primera hornada de futbolistas que dio Ciudad Rodrigo al club blanquinegro. Por ello, a falta de 2 días para el partido por el ascenso, hablamos con el «Gento de Ciudad Rodrigo» para que nos cuente como fueron esos orígenes del club. Unos orígenes que él mismo vivió vestido de corto.

¿Cuáles son tus orígenes futbolísticos?

Nosotros hacíamos unos balones de trapo y jugábamos en la calle del cemento (C/ General Pando), la única que estaba cementada en Ciudad Rodrigo en esa época, y allí hacíamos nuestros «pinitos», porque las otras calles estaban muy mal y ahí jugábamos. Pero, como te digo, con balones que hacíamos nosotros con trapos y con cosas, así empezamos con 5 o 6 años. Luego vino la guerra y la actividad deportiva se paró.

Luego Ciudad Rodrigo a partir de los años 50, con el Mundial de Brasil, experimenta un «boom» en la afición por el fútbol

Si, fue cuando cogió auge realmente el deporte del balompié, que llamábamos antes, y, hombre, yo no, porque nací ya con un balón bajo el brazo, yo ya jugaba de antes porque me gustaba.

En esa época nace la liga local de la que luego nacería el Ciudad Rodrigo CF¿Cómo se organizaba?

Yo empecé a jugar en el Amanecer, que luego fue el Mirobrigense, con 15-16 años, fíjate como sería la cosa que yo con los señores que jugaba les hablaba de «usted», porque todos tenían 5-6 años más que yo. Primero empezamos jugando entre parroquias y luego ya entre barrios, después ya, entre unos chicos y otros se formaron los primeros equipos. Estuvimos así un año, año y medio, jugando entre nosotros con el Amanecer, Atómico, León y San Andrés, creo que eran, luego nosotros éramos los que siempre ganábamos.

A nosotros nos llamaban el «equipo de los pijos», porque todos eran de familia bien y el único que estaba ahí un poco diferente era yo, ya que entré en el equipo porque un día me vio jugar Nacho Domínguez en los fosos, le gustó y me dijo «oye, quiero hablar contigo», «quiero que vengas a jugar con nosotros, con el Amanecer» y a mí me sorprendió porque en el Amanecer todos eran ya casados y eran mucho más mayor, donde el más pequeño de ellos me sacaba 5 o 6 años; en esa época 5 o 6 años eran para hablarles de «usted», luego me llamaban «el chaval» o «el niño».

¿Cuándo te enteras que vas a formar parte del Ciudad Rodrigo CF?

Primero hay una fusión, y el entrenador (Oliveira), precisamente, ya dijo «no, tenemos que hacer un equipo, con miras a la Tercera División», para ser más fuertes, y así, sencillamente, se hizo la fusión. Luego tuvimos algunas reuniones, entrevistas, entrenamientos, tests… y ya empezamos.

«yo tenía tanto amor al fútbol que todos los sacrificios me parecían pocos»

¿Cómo eran los entrenamientos de esa época?

Trabajaba en hostelería y yo no podía ir a los entrenamientos con el resto, por lo que me bajaba a las 7 de la mañana a la Santa Clara (Francisco Mateos) a entrenar yo solo. Tenía un amigo que tenía las llaves del campo al que llamábamos «calcetines», iba a su casa, me dejaba las llaves, abría y entrenaba yo solo; porque claro, los otros tenían su puesto de trabajo con sus 8 horas, podían entrenar los domingos, yo no.

Cuando ya jugué en Tercera, yo descansaba 1 día cada 8 días, concretamente los jueves, por lo que, cuando tocaba jugar fuera, para compensar, me lo contaban como ese día de descanso, es decir, que si teníamos que jugar a un sitio fuera esa semana ya no podía tener día de descanso. Mi vida deportiva ha sido una locura, porque yo tenía tanto amor al fútbol que todos los sacrificios me parecían pocos.

Todo esto por jugar al fútbol…

Yo trabajaba en la Plaza Mayor, donde están ahora los Arcos, que entonces era una confitería, que era la de Manolo el Dulcero. Entonces teníamos un horario distinto de los bares, por ejemplo, íbamos a comer de 14:00 a 16:00 h, y yo esas horas, en vez de ir a comer, cuando el turismo no estaba como estaba ahora, yo me iba a un teso a darle al balón, era pasión pura.

El Ciudad Rodrigo CF puede ganar un campeonato este domingo, pero tú ganaste el primer título de la historia del club en 1954, la fase provincial del Campeonato de España de Aficionados

Ganamos a la Unión Deportiva Salamanca en la final a doble partido. Luego nos tocó desplazarnos a León contra el Júpiter y nos metieron a todos los de la Cultural Leonesa a jugar, por lo que en la fase regional no pudimos hacer nada.

Viendo la plantilla de aquella época ¿Qué recuerdos te trae?

Me trae unos recuerdos estupendos, porque todos éramos de Ciudad Rodrigo, aunque el portero, que fue Sanz, era de Barcelona y había venido aquí porque tenía familia, ese fue un portero extraordinario, pero jugó dos o tres partidos nada más.

¿Quién era el mejor jugador de ese equipo para tí?

Nacho Domínguez, era el cerebro del equipo. Luego ya estábamos dos o tres que eran el cerebro del equipo: Anaya, Toñete y yo, a mí me ponían muy bien en los partidos y marqué bastantes goles, aún con mi pequeña estatura.

El fútbol es muy diferente a como era entonces. Ahora es más fuerza física, antes éramos más libres de hacer lo que queríamos en el campo ¿Qué yo era muy rápido? Pues tenía que correr e ir a la portería fuera como fuera, yo no me andaba con esas cosas de pase atrás, yo si podía, cogía el balón y a centrar para que mis compañeros pudieran rematar. Ahora hay «mandangas» en el fútbol que yo no comparto; se juega mucho mejor, pero también es mucho menos emocionante. Antes era todo «a por ellos», aunque luego te metieran goles.

Esos primeros años en Tercera División darían para muchas anécdotas…

Sí, por ponerte un ejemplo; yo cuando jugaba los partidos aquí al acabar me iba a trabajar y claro, éramos un equipo muy bisoño, nos pegaban unas calendas de la leche y no veas ahí que nos venía la gente «joer, que malos sois», encima aguantar el haber perdido, el aguantar a los clientes dando la paliza sobre como habíamos jugado. (risas)

¿Cuál es tu momento más especial como futbolista de Ciudad Rodrigo?

El haber podido dejar al Ciudad Rodrigo CF en Tercera División, ya que yo metí el gol de la victoria para lograr la permanencia. En ese partido o ganábamos o nos volvíamos a Regional otra vez, y yo tuve la suerte de, yendo 0-0, en los últimos minutos, yo le dije al portero «Mira Arroyo, tú tira el balón muy largo que yo me voy al centro, a ver si encuentro algo», y efectivamente, encontré que el defensa quiso dársela al portero y se le quedó corta, la cacé y metí el gol.

Para mí fue una alegría muy grande el haber quedado al equipo en Tercera División, la cosa amarga es que tuvieran una fiesta y a mí no me dijeron de ir, porque entonces era un poco más… y si tenías que trabajar, amiguito, ya tenía que pedir permiso al jefe. Encima hicieron baile, yo que era bastante bailón. (risas)

Al menos ese día los clientes no te echaron la bronca

Ese día iban los clientes y me decían en el trabajo «enhorabuena, Nali, hombre, que hemos ganado», por lo menos fue una satisfacción dejar al Ciudad Rodrigo CF en Tercera División. Para mí fue el momento más alegre, no solo por mí, si no también por el conjunto.

Un inciso que te voy a hacer es que yo no cobré ni un céntimo, cuando íbamos fuera a veces nos daban un bocadillo y teníamos desplazamientos de 7,8 o 9 horas, a Hullera, por ejemplo, o a León, en coches de línea de aquella época. Luego ya empezó a cambiar la idea y empezaron a meter gente de fuera, que en el primer tramo de la Tercera División jugábamos todos de Ciudad Rodrigo, quitando a Toñete, que era de Fuentes de Oñoro; luego ya de Salamanca vinieron 3 o 4 y hubo ciertas «preferencias»; ya les pusieron por partido ganado o partido empatado primas y yo, en mi caso, nunca vi una perra, nunca.

¿Cual es el ADN del Ciudad Rodrigo CF?

El ADN del Ciudad Rodrigo tiene que ser tener mucho, mucho amor por Ciudad Rodrigo y luego mucho por el club. Tener un amor de decir «yo soy de este club y me mato aquí o hago lo que sea» y soy de Ciudad Rodrigo y eso es decirlo todo. Yo era «por y para Ciudad Rodrigo», a mí me sigue encantando Ciudad Rodrigo, porque es mi pueblo.

¿Cual es el consejo que les das a los jugadores de cara al partido de este domingo?

Que le pongan todo el ardor y todo el interés por quedar el pabellón del Ciudad Rodrigo alto, alto, alto, muy alto; todo lo alto posible, que suban y que suban y que tengan la certeza de que lo que hicimos nosotros es para que ellos lo puedan continuar mejor; mejor que lo que hicimos nosotros.