La gran puesta de largo que preparan Alberto Cortina y Elena Cué para su hija Alejandra

Alejandra, la hija de Elena Cué y Alberto Cortina, cumplió 18 años el pasado 1 de marzo. Su mayoría de edad coincide con su visibilidad social. Una vez que finalice el curso, la joven quiere celebrar su puesta de largo por todo lo alto. A diferencia de sus primas Alcocer Hernández, que lo hicieron a través de una megafiesta en el Teatro Real de Madrid, la única hija del empresario y la experta en arte lo hará en Mallorca, donde ha pasado todos los veranos desde que nació.

La fecha del acontecimiento social está prevista para la tercera semana de junio, una vez concluida la etapa académica. Hasta la isla viajarán amigos y familiares para festejarla. Para muchos de ellos será el comienzo de las vacaciones de verano.

La finca o 'posesión', como se denomina en Mallorca a este tipo de propiedades, se encuentra en Fornalutx, en Moncaire, a los pies de Puig Major, en un valle de la sierra de Tramontana. La vivienda tiene mil quinientos metros cuadrados y está ubicada en una finca de trescientas hectáreas que el empresario adquirió en 2006 por algo más de veinte millones de euros, según la información publicada en aquellas fechas.

Este lugar, junto con la finca Las Cuevas en Navas de Estena (Ciudad Real), es uno de los dos lugares emblemáticos en los que Alberto Cortina ha celebrado bodas, bautizos y comuniones, tanto cuando estuvo casado con Alicia Koplowitz como después con Elena Cué.

Un lugar significativo

Precisamente en Las Cuevas conoció en 1997, al año y medio de divorciarse de Marta Chávarri, a la que hoy es su mujer. En su coto se organizaban cacerías y una de las invitadas era la madre de Alejandra, que está considerada una de las mujeres con mejor ránking en este tipo de deporte. También fue en este campo donde contrajo matrimonio en 2000 con el financiero. El cuarto de siglo que les separaba en edad no ha influido en la trayectoria afectiva de ambos.

Elena Cué ha desarrollado un perfil importante dentro del mundo del arte. Colabora en las páginas de cultura del diario ABC y forma parte del patronato del Museo del Prado. Es presidenta de la Fundación Alberto y Elena Cortina, inscrita el 11 de julio del 2011 con el objetivo de proporcionar ayuda a personas en riesgo de exclusión social, con especial énfasis en la infancia.

En el organigrama social se encuentra, junto a las hermanas Koplowitz, en un lugar principal pero es raro que acuda a las fiestas patrocinadas. Los que la conocen aseguran que prefiere ocupar su vida en otras actividades como navegar en verano, jugar al golf y relacionarse con intelectuales antes que con personajes del círculo de su marido.

Ha procurado mantener a su hija Alejandra alejada de las redes sociales y del mundo “hijos de..” que prefieren la publicidad mediática.

Ahora, con su mayoría de edad, será ella la que elija qué camino quiere seguir. Si el de las influencers tipo Victoria Federica o el de sus hermanos de padre, los Cortina Koplowitz, y sus primos Cortina Lapique, que han desarrollado una vida profesional al margen de sus apellidos.

Hay pocas imágenes de la joven Alejandra Cortina. Las últimas veces que se la ha visto ha sido acompañando a sus padres a las bodas de sus primos. Estudió en el colegio francés Saint Chaumod y parece que quiere seguir los pasos de su madre en el mundo del arte más que en el financiero. Igual que ella, que en su día fue campeona de España de tiro de pichón, la joven también ha destacado en este deporte.