Hubo un tiempo, en los 90, en los que Beth Gibbons, al frente del trío Portishead, iluminaba el camino de la música pop alternativa junto a féminas como Björk y PJ Harvey. Este dúo, cada una en su nicho artístico y comercial, no ha perdido influencia en el siglo XXI, al contrario que Gibbons debido a la intermitencia de su carrera. Su nuevo disco, Lives Outgrown (Domino. Music As Usual), restituye su estatus de lideresa indie dos décadas después con un repertorio acústico, dramático y mágico centrado en el paso del tiempo, la madurez, el dolor, las ausencias y, al final, también cierta esperanza.

22 años después de Out of Season, su disco junto a Rusty Man tras la disolución de los líderes del trip-hop, Portishead, en competencia con Tricky y Massive Attack, su vocalista regresa con su primer paso en solitario, si dejamos de lado su aventura neoclásica junto a Krzysztof Penderecki sobre la Sinfonía n.º 3 de Górecki. Y, para muchos, es una de las noticias musicales de mayo, ya que su autora ha tardado 10 años en grabar Lives Outgrown, cuyo contenido ha ido mutando al mismo tiempo que la vida de Gibbons avanzaba.

El estatus de estrella de la británica se mantiene en 2024, ya que tras colaborar con Kendrick Lamar ha sido capaz de contar para la producción con una celebridad del pasado, Lee Harris, el batería de los minusvalorados Talk Talk, y una de las luminarias más brillantes de la actualidad, James Ford, el último chico mimado de los estudios de grabación, cuyo nombre aparece subrayado en rojo en las agendas de Arctic Monkeys, Depeche Mode, Peaches, Florence + The Machine o Gorillaz.

Sus 10 canciones plantean un abierto desafío al oyente al requerir una escucha íntegra para entenderlo y disfrutarlo como su autora lo concibió. Con Ford a cargo de múltiples instrumentos, incluidas flautas y vibráfonos, y las lunáticas percusiones de Harris, el timbre sobrio, directo y distintivo de la voz de Gibbons conduce, en un estriptis emocional, un repertorio sobre el paso del tiempo y sus efectos en la autora, en sus diversos yos.

Despedidas

Pandemia mediante, el disco es el resultado de una reflexión sobre “las despedidas”, un eufemismo para aludir a la muerte de amigos, familiares e, incluso, de su “yo anterior”. Canciones de una mujer que se encamina a su 60º cumpleaños y que reflexiona sobre ansiedad, maternidad y mortalidad, y la necesaria esperanza para combatirlas.

“Me di cuenta de cómo era la vida sin esperanza. Y fue una tristeza que nunca había sentido. Antes tenía la capacidad de cambiar mi futuro”, según la cantante. “La gente empezó a morir. Cuando eres joven, nunca conoces los finales, no sabes cómo va a acabar todo. Piensas: vamos a superarlo, va a mejorar, pero algunos finales son difíciles de digerir”, indica antes de mostrar un espíritu renovado. “Ahora que he salido del otro extremo, pienso que hay que ser valiente”, apostilla.

Repertorio

‘Tell Me Who You Are Today’.

Sobriedad acústica y pausada, que crece en dramatismo con unos arreglos de cuerda a lo Thom Yorke y una letra sobre los cambios que experimenta el cuerpo y la necesidad de sanación.

‘Floating On A Moment’.

Sostenida sobre un embriagador y repetitivo riff de bajo, sus coros infantiles y la melodía de su crescendo final la convierten en una joya. Habla de incertidumbre, de carpe diem y muerte.

‘Burden Of Life’.

La densidad de las percusiones iniciales nos introducen en la carga y los vaivenes de la vida. Versos pesimistas y un tono angustioso entre aires de viento orientales, Nick Cave y Leonard Cohen.

‘Lost Changes’.

Aires acústicos y lóbregos ante la constatación del signo de la vida. “Siempre se termina, envejecerás… el amor cambia, las cosas cambian, la vida cambia”. Líricos arreglos de cuerda, un silbido y “perdidos y engañados”, no queda otra que “aceptar la ternura, la dulce caricia”.

‘Rewind’.

Guitarra con un arranque aflamencado en un tema casi étnico con una textura oriental, percusiones marcianas, un bajo pesadísimo y cuerdas excelsas.

‘Reaching Out’.

Rítmica y bailable por contraposición a la precedentes, nos habla de la sensación de caer y de las contradicciones, del estado de “no necesitar a nadie” a unos versos donde repite “te necesito siempre”.

‘Oceans’.

Acústica y folkie, pastoral, triste y dolorosa con unas emocionantes cuerdas en su desenlace que atacan tus lagrimales. Parece centrarse en la menopausia cuando canta, con “el corazón desgarrado”, al “bebé que no está en mí”.

‘For Sale’.

Tema cálido con guitarra acústica y coros y cuerdas étnicas que nos trasladan a Oriente Medio, en lucha musical fraticida.

‘Beyond The Sun’.

Nos propone un viaje más allá del sol con un folk de percusión poderosa y raigambre medieval.