El 14 de mayo de 2004 Copenhague se paralizó para celebrar la boda de su príncipe heredero: Federico de Dinamarca se casaba con Mary Donaldson, una publicista australiana a la que había conocido cuatro años antes en un pub de Sidney durante los Juegos Olímpicos. El cuento de hadas del joven príncipe que se enamora de una plebeya culminó con una boda de ensueño que también sirvió para que la reina Letizia debutara ante la realeza europea.

Dos décadas después, la pareja ocupa el lugar dejado por Margarita II en el trono danés y celebra este vigésimo aniversario de boda en Noruega, donde están de viaje oficial tras su llegada al trono. Pero la pareja no ha querido perder la ocasión de festejar públicamente este aniversario en su cuenta oficial de Instagram.

"En unas horas, la pareja real llegará a Oslo e iniciará una visita de Estado a Noruega, después de que Sus Majestades zarparan ayer de Dinamarca con el Barco Real Dannebrog 🇩🇰🌊🇳🇴 La llegada a la capital noruega se produce además en un día muy especial. Es el 20 aniversario de bodas de los Reyes ♥️", reza el comunicado que han compartido junto a una imagen en la que se ve a Mary y Federico en la cubierta del yate real. Una imagen llena de significado.

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Ambos aparecen abrazados, demostrando la solidez de un amor que comenzó hace 24 años y que en los últimos meses se ha visto empeñado por los rumores de infidelidad de Federico de Dinamarca con Genoveva Casanova. Además, la pareja ha querido demostrar la máxima sintonía con sus looks a juego. Ambos han lucido sendos chalecos plumíferos ligeros en color azul marino. Mary de Dinamarca lo ha lucido sobre un jersey de rayas marineras mientras que el rey Federico ha vestido una camisa de color blanco y ambos han optado por completar el look con unos vaqueros.

Luciendo la mejor de sus sonrisas, Mary y Federico han querido transmitir con esta estudiada imagen que, en su nueva etapa como reyes, forman el tándem perfecto. Ambos están trabajando codo con codo en sus primeros compromisos oficiales y la reina Mary ha dejado claro en estos primeros meses que su agenda propia es de relevancia y en ningún caso su papel está supeditado al del rey. Toda una declaración de intenciones por parte de los nuevos monarcas.